Mons. Ramón Castro encabezará la V Caminata por la paz en Morelos Diócesis de Cuernavaca, nueva oportunidad para la paz

El Estado vive el peor momento de su historia en materia de seguridad

caminamos por la paz

Pasan los años y el clamor de la Iglesia de Cuernavaca no cesa. Antes, el descrédito de los funcionarios responsables conducían al Estado de Morelos hacia desfiladero; ahora, las circunstancias son demasiado violentas, no cesan a pesar del cambio de gobierno cuando aún impera la impunidad y reina el desconcierto. El recrudecimiento de los hechos ha obligado a la Iglesia que peregrina en Cuernavaca a no bajar la guardia y salir en señal de resistencia, caminar exigiendo lo mínimo elemental de lo que debe gozar un pueblo: vivir en paz, sin miedo, seguro.

La caminata por la paz convocada por Mons. Ramón Castro Castro cumplirá cinco ediciones desde aquélla en 2015 cuando, no obstante bloqueos e intentonas de sabotaje del gobierno morelense que dejó sin transportación a los fieles, miles llegaron desde distintos rincones del Estado. Mons. Castro reveló los hechos a través de las redes sociales denunciando que los transportistas habrían dejado de prestar los servicios “por órdenes superiores”. Aun así, ante miles de morelenses, se hizo denuncia colectiva de lo que parece no cesa ni cambia en la entidad. En ese 2015, Morelos, según datos del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, estaba en el segundo lugar nacional por la comisión de delitos de violación, secuestros, robo con violencia y entre los más altos en cuanto a la comisión de extorsiones.

seminaristas obispo

En la última edición, la caminata 2018 se realizó en la coyuntura político-electoral. Esa presión dejó entrever la esperanza por un cambio de rumbo en la situación del Estado ante el evidente fracaso del último gobierno perredista, el de Graco Ramírez, quien mantuvo un abierto enfrentamiento con el obispo de Cuernavaca. Era la caminata posterior al sismo de 2017 el cual aún tiene efectos devastadores; era la caminata del año electoral para renovar una gubernatura marcada por la ineficacia y salpicada de corrupción y fue demostración de miles quienes anhelan la paz consecuencia de años de descomposición política y económica del Estado de Morelos, la voracidad de políticos, el abandono de funcionarios y azotada por la cultura de la muerte.

En esa ocasión, el mensaje álgido de la caminata fue el reclamo ante la indiferencia imperante por la normalización de la violencia. Y el clamor del obispo era para todos quienes, de alguna forma u otra, había colaborado para llegar a ese execrable estado de cosas. Así decía quien, con toda justicia, se ha ganado el título de “Pastor Defensor de la Paz”: “Cuernavaca no quiere ser Caín”… “Nos duele profundamente la sangre que se ha derramado. La de los niños abortados, la de las mujeres asesinadas, la angustia de las víctimas de secuestros, asaltos y extorsiones, las pérdidas de quienes han caído en la confrontación entre las bandas que han muerto enfrentando el poder criminal de la delincuencia organizada o han sido ejecutados con crueldad y frialdad inhumana”.

No obstante, Morelos vive el peor momento en su historia. Esta aseveración vino del mismo obispo Castro quien el jueves santo 2019 lanzó un dramático y duro mensaje a la Iglesia diocesana. “Nos duele Morelos”, diría el pastor, cuando “los centenares de homicidios ya constituyen un problema de salud pública por lo que se requiere que los esfuerzos de sociedad y gobierno tengan una perspectiva multidimensional a fin de erradicarla. El pueblo morelense está “lastimado, dolido, enojado, pero también apático e indiferente frente a esta situación de violencia”.

De acuerdo con las últimas cifras sobre la incidencia en la comisión de homicidios, en la Semana Santa el Estado tuvo 15 crímenes en menos de 72 horas y marzo pasado, el gobernador del Estado lanzó un SOS al admitir ante medios que la violencia “es peor de lo que esperábamos sabía que la situación era compleja, pero debo decir que es peor de lo que imaginábamos”, solicitando así urgente ayuda  de fuerzas federales, Ejército y Marina armada, y eventualmente de la Guardia Nacional.

Hoy la convocatoria a la V Caminata parece ser la última oportunidad para el restablecimiento sincero y auténtico de la paz antes que sea demasiado tarde. Y Mons. Castro sabe bien que sólo la paz proviene de los corazones que la procuran cotidianamente. De esos miles que son convocados el sábado 1 de junio para que, caminando en torno al pastor, sean uno para construir la paz con dignidad que anhela la Iglesia de Cuernavaca. “Qué diferente sería México… verdaderamente unido en adversidades”.

https://www.youtube.com/watch?v=ZXxsyHSfkaQ

Volver arriba