Centro Católico Multimedial estrena tercer cortometraje. ¿Hasta dónde llega la violencia? Hermano narco 3… Lux et tenebrae
El mérito de esta producción del Centro Católico Multimedial es tocar la fibra de humanidad muchas veces olvidada en cada uno de nosotros.
| Guillermo Gazanini Espinoza
Centro Católico Multimedial presenta la tercera entrega de Hermano narco. Un ambicioso proyecto de doce cortometrajes que inició en el 2013. Si las dos primeras movieron a la reflexión hasta el punto de saber qué tiene más poder, si el perdón o el odio, en la tercera parte, la crudeza del relato parece dejar en una especie de paradoja al espectador.
La trama es al punto simple y estremecedora. Quizá para encender las alarmas. Muchos de esos casos son ordinarios, ocurren entre nosotros, en parajes solitarios o casas de seguridad de colonias populares. Nos advierte de la peligrosa indiferencia, de los cotidianos y fríos números de las estadísticas. En Hermano narco 3, la estridencia y los silencios, paradojas y paradojas, inmoralidades y supuestas moralidades sitúan al espectador en escenas al filo del paroxismo. Una mujer sale de su casa para no regresar. Como muchas en la República mexicana, desaparecidas por el odio, ambición y mezquindad.
Son escasos los diálogos, suficientes para revelar la personalidad de los protagonistas. Oscuridad donde se escucha la violencia, el secuestro de esta mujer quien inicia el día que cambiaría radicalmente su existencia. De repente, la correría. Un auto desbocado conducido por un herido, el cómplice del sicario que se dedicará a traumar y poner en vilo la vida de una persona, de una mujer. Y ella, la víctima quien apenas entra en el foso de las tinieblas.
En una cabaña de algún paraje, se enlazarán vidas distintas que coinciden en un punto: lux et tenebrae. El tiempo parece diluirse. No se sabe cuánto dura el plagio… ¿Horas, días, meses? Sólo esa insoportable espera es rota cuando la mujer oye que afuera hay vida a lo lejos, que la gente sigue adelante, alguien debería escucharle.
Golpeada, abusada, abandonada, muerta. Ella se sostiene por un acto de fortaleza interior que se presume proviene de una fe que no se ha conseguido eclipsar. Quizá dos actos tremendos nos invitan a la reflexión de lo que puede ser capaz una persona acostumbrada a la normalidad del mal: Arrojar sus despojos y deleitarse en la oscuridad de la ambivalencia. Es hombre recto, perfecto, decente, quizá creyente. Daría la vida por su hija, le admira, juega con ella, le ama. Al otro lado del teléfono está mami, su esposa. Disfraza el sofocamiento al teléfono mientras escucha a su pequeña. Apenas unos segundos, acaba de dar una brutal golpiza a su víctima al punto del más execrable odio. Amor y muerte, redención y pecado. El hombre y la bestia.
La trama podría dar una secuencia lógica que, de repente, rompe con el esquema del espectador acerca de la víctima. ¿Síndrome de Estocolmo? ¿O perdón sobrenatural? ¿Miedo? ¿O valentía que raya al coraje, a sacar el valor más profundo del alma? Lo cierto es que esa mujer no está dispuesta a vivir como piltrafa. Desde sus entrañas, desde su ser, busca los ojos del secuestrador para compartir y decirle: Somos personas, somos iguales, “no somos animales”.
Para algunos, el final del cortometraje quizá queda a deber; para otros, será un gesto puro de redención y otros pocos pensarán que es el poder mezquino del indulto hacia la víctima. El mérito de esta producción del Centro Católico Multimedial es tocar la fibra de humanidad muchas veces olvidada en cada uno de nosotros. Particularidad que trata de emerger especialmente de la sensibilidad y fortaleza de la mujer. ¿Romper el círculo de la violencia?Inaudito. ¿Perdonar a ese monstruo que le cambió la vida? Escandaloso. ¿Redimir a aquel que mancilló las entrañas y tuvo una vida a su antojo y entera voluntad? Ojo por ojo. Es el mensaje de Hermano Narco 3… Porque no somos animales, no somos bestias salvajes.
Hermano narco. “Porque no somos animales”
Protagonistas: Los colombianosKatty Osorio y Andrés Sandoval (1982) quienes en la vida real forman una familia.
Directora: Blanca Jiménez.
México, 2019.
Guión: Omar Sotelo Aguilar, SSP y Jaheli Águila.
Fotografía: Jorge Segovia.
Producción: Omar Sotelo Aguilar. Centro Católico Multimedial / Agencia Multimedia de Comunicación.
El cortometraje tuvo la invaluable ayuda de la organización del episcopado alemán Adveniat