Fratelli Tutti reta a México a “hacer algo por los más pobres” “Iglesia tiene que cambiar…” Episcopado Mexicano agradece a Papa por Encíclica
Documento fue presentado a medios de comunicación por el arzobispo Rogelio Cabrera López y el obispo auxiliar, Alfonso G. Miranda Guardiola.
| Guillermo Gazanini Espinoza
Oficialmente, Fratelli Tutti fue presentada por la Conferencia del Episcopado Mexicano. El documento suscita ánimo y desavenencias y para México, representa el más novedoso instrumento para conocer está mística social del Papa en torno a la cooperación, la política, el servicio público y los desafíos para abatir la pobreza.
A través de un mensaje, los obispos mexicanos dieron pauta para comprender los elementos de la Encíclica que iluminan el Proyecto Global de Pastoral 2031-2033, “Nos reta como país a hacer algo por los hermanos más pobres, los que sufren violencia, los migrantes, los enfermos, los adultos mayores, los jóvenes, las familias, las comunidades educativas, la casa común y por todas aquellas personas de buena voluntad que necesitan de nuestra cercanía y acompañamiento”.
La lectura del comunicado hecho por el secretario general de la CEM destacó los cinco desafíos emergentes para nuestro país, considerados en el texto de la Encíclica para la realidad mexicana. Estos son “la necesidad de contar con una economía integrada en un proyecto político, social, cultural y popular que busque el bien común (FT 179); la construcción de puentes para el encuentro y el diálogo, superando la tentación de hacer una cultura de muros, de levantar muros, muros en el corazón, muros en la tierra para evitar este encuentro con otras culturas, con otras personas (FT 27); acrecentar los puestos de trabajo en lugar de reducirlos, fruto de la diversidad productiva y la creatividad empresarial (FT 168); favorecer que las religiones estén al servicio de las personas ofreciendo su aporte valioso para la construcción de la fraternidad y para la defensa de la justicia en la sociedad (FT 271) y rehabilitar la política (FT 166) y la participación ciudadana, dando los pasos hacia un orden social y político cuya alma sea la caridad social (FT 180) y el bien común”.
A mayor abundamiento, Mons. Rogelio Cabrera López indicó que hay exigencia de una conversión política, ciudadana y personal. Para el arzobispo de Monterrey, es necesario considerar el sueño del Papa Francisco de un mundo nuevo para construir nuevas realidades. En otro punto, el arzobispo animó a ver la realidad desde sus diversos horizontes y “no encerrarnos en la propia realidad” para salir a las periferias humanas donde la pobreza es real.
Cabrera López subrayó los relieves de la Encíclica para que la Iglesia sea samaritana y compasiva para poner atención a los últimos y descartados, además “el papa invita a una mejor política al servicio del verdadero bien común”, donde los gobernantes, bajo la característica de humanidad puedan “ver rostros y escuchar voces concretas del pueblo”, comunidad a la que el Papa devuelve su verdadero sentido. “El papa invita a un mundo sin fronteras, sin muros” e invitó a la dignificación del trabajo para quienes sean responsables de la generación de empleo, los empresarios, encuentren formas de “creatividad empresarial” para crear las fuentes de sustento en beneficios de los más pobres.
La Encíclica nos pide “una conversión, una mirada nueva… nos obliga a mirar nuestro mundo, de esta forma concluyó el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano al aseverar que "La Iglesia tiene que cambiar, el mundo tiene que cambiar, México tiene que cambiar. Esa es la conversión a la que el Papa nos llama, una Iglesia que se hace samaritana, que cambia que modifica sus modos de proceder, una sociedad que mira con cuidado a los demás, se preocupa por los débiles y descartados, también a todos los que tienen liderazgos y responsabilidades sociales, llamados a convertirse, requiere la conversión de los políticos para que pongan, en el centro de la persona humana, su dignidad y trabajen por el verdadero bien común.
Enseguida, el mensaje íntegro como fue publicado en el sitio de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Ciudad de México, a 15 de octubre 2020.
¡Caminemos siempre juntos como hermanas y hermanos todos!
A todo el Pueblo de Dios gracia y paz en Jesucristo nuestra Esperanza.
Como Iglesia en México estamos profundamente agradecidos con el Papa Francisco que, motivado por el ejemplo de San Francisco de Asís e iluminado por la parábola del Buen Samaritano, nos ha regalado su 3ª Carta Encíclica llamada Fratelli Tutti (Hermanos todos) donde trata dos de sus preocupaciones: la fraternidad y la amistad social, valores esenciales para devolver la esperanza y el impulso a una humanidad herida por la violencia y por la pandemia de Covid-19.
Como hemos dicho en nuestro Proyecto Global de Pastoral 2031+2033 hoy más que nunca queremos anunciar y construir la dignidad humana (cfr. PGP 172) animados con la palabra del Papa que nos llama a reconocer básica y esencialmente cuánto vale un ser humano, cuánto vale una persona siempre y en cualquier circunstancia, teniendo en cuenta que este respeto por la dignidad humana es un principio elemental de la vida social que suele ser ignorado de distintas maneras, de tal modo que cuando no queda a salvo, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad.
Como pastores y junto al pueblo de México, estamos comprometidos con la paz y las causas sociales (cfr. PGP 174) y junto a esta “Encíclica Social” invitamos a todas y todos a ser capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede solo en las palabras sino que trascienda en las obras y en el contexto de la inesperada pandemia de Covid-19 (cfr. FT 6) que nos reta como país a hacer algo por los hermanos más pobres, los que sufren violencia, los migrantes, los enfermos, los adultos mayores, los jóvenes, las familias, las comunidades educativas, la casa común y por todas aquellas personas de buena voluntad que necesitan de nuestra cercanía y acompañamiento.
A lo largo de ocho capítulos nos ofrece una mirada sobre la realidad de un mundo cerrado con sus efectos en la humanidad, iluminando esta situación con el pasaje del Buen Samaritano (Lc. 10, 25-37) que se convierte en eje transversal de todo el documento. Luego nos invita a pensar y gestar un mundo abierto, abordando temas como la migración, la política, el diálogo y la amistad social con propuestas y aspectos prácticos que nos lleven a tener un corazón abierto al mundo entero para avanzar por caminos de paz para el reencuentro de todos, ayudando con ingenio y audacia, a generar procesos para sanar heridas, animándonos finalmente a buscar el diálogo entre personas de distintas religiones, más allá de la diplomacia, la amabilidad o la tolerancia.
Creemos que “Fratelli Tutti” nos ayudará a seguir encontrando nuevos caminos para poner en práctica los 35 compromisos que hemos planteado en nuestro Proyecto Global de Pastoral. Todos tenemos el reto de hacer de México un mejor país, una gran comunidad de hermanas y hermanos, una “casita sagrada” como lo ha pedido la Virgen de Guadalupe donde sea posible la fraternidad y la amistad social a través del encuentro y el diálogo porque creemos que es posible comenzar de abajo y de a uno… Las dificultades que parecen enormes son la oportunidad para crecer, y no la excusa para la tristeza inerte que favorece el sometimiento. Pero no lo hagamos solos, individualmente. El samaritano buscó a un hospedero que pudiera cuidar de aquel hombre, como nosotros estamos invitados a convocar y encontrarnos en un “nosotros” que sea más fuerte que la suma de pequeñas individualidades (FT 77). ¡Caminemos juntos, nunca solos, sino siempre juntos!
Con el Papa, desatacamos cinco desafíos emergentes para nuestro país: la necesidad de contar con una economía integrada en un proyecto político, social, cultural y popular que busque el bien común (FT 179); la construcción de puentes para el encuentro y el diálogo, superando la tentación de hacer una cultura de muros, de levantar muros, muros en el corazón, muros en la tierra para evitar este encuentro con otras culturas, con otras personas (FT 27); acrecentar los puestos de trabajo en lugar de reducirlos, fruto de la diversidad productiva y la creatividad empresarial (FT 168); favorecer que las religiones estén al servicio de las personas ofreciendo su aporte valioso para la construcción de la fraternidad y para la defensa de la justicia en la sociedad (FT 271) y rehabilitar la política (FT 166) y la participación ciudadana, dando los pasos hacia un orden social y político cuya alma sea la caridad social (FT 180) y el bien común.
No podemos dejar de resaltar las respuestas indispensables y necesarias ante las personas migrantes, sobre todo frente a los que escapan de graves crisis humanitarias, y que se resumen en cuatro verbos, acoger, proteger, promover e integrar, las cuales incluyen entre otras acciones: incrementar y simplificar la concesión de visados, abrir corredores humanitarios para los más vulnerables, ofrecer un alojamiento adecuado y decoroso, garantizar la seguridad personal y el acceso a los servicios básicos, asegurar una adecuada asistencia consular, el derecho a tener siempre consigo los documentos personales de identidad, un acceso equitativo a la justicia, la posibilidad de abrir cuentas bancarias y la garantía de lo básico para la subsistencia vital, darles libertad de movimiento y la posibilidad de trabajar, proteger a los menores de edad y asegurarles el acceso regular a la educación, garantizar la libertad religiosa, promover su inserción social, favorecer la reagrupación familiar y preparar a las comunidades locales para los procesos integrativos (FT 129-130).
Les invitamos a leer esta Carta Encíclica, a reflexionarla, dejándose tocar por las palabras inspiradoras del Papa Francisco desde la propia vida, para que hagamos de México y de cada familia, un espacio donde se viva la fraternidad universal y la amistad social, a través del diálogo que implica acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse y buscar puntos de contacto. Sin duda eso nos ayudará a vivir mejor, mucho más de lo que podamos darnos cuenta (FT 198).
Que Santa María de Guadalupe nos impulse a imitarla y que, como ella, seamos una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, que sale de sus sacristías, para acompañar la vida, para sostener la esperanza, y ser signo de unidad […] para tender puentes, romper muros, y sembrar reconciliación (FT 276).
✠ Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey y Presidente de la CEM.
✠Alfonso G. Miranda Guardiola, Obispo Auxiliar de Monterrey y Secretario General de la CEM.
La presentación de la Encíclica puede verse en este enlace dando click