Los cardenales mexicanos en Cónclave
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Guillermo Gazanini Espinoza / CACM. 22 de febrero.- Las quinielas comenzaron a barajar posibilidades, quién es el más apto para gobernar la Iglesia católica durante Benedicto XVI, obispo emérito de Roma. Los vendavales empujan de acuerdo a los gustos de los apostadores, se enfrentan grupos, qué política prevalece, a quién elegir. Y mientras los escándalos e intrigas dan tema a los medios para especular sobre la influencia de cardenales para imponer o sugerir al sucesor, los innovadores mediáticos suspiran por un Papa no europeo mirando a Canadá, Estados Unidos, México, Honduras, Argentina o Brasil como los posibles creadores de un Pontífice del nuevo mundo aglutinador de más de la mitad de los católicos de la Tierra.
Algunos proclaman que, por justicia, el sacro colegio debería mirar a las iglesias boyantes y considerar la candidatura de los no europeos para lograr la supervivencia del catolicismo desde las diócesis más dinámicas donde el cristianismo influye de forma novedosa en la vida de los países en vías de desarrollo y, otros más dicen que la Santa Iglesia debería conservar la identidad europea del futuro Papa inclinando la balanza a favor de los italianos en la carrera por el solio.
Desde la renuncia, nombres fueron aclamados por vaticanólogos, especialistas y amateurs. En los medios de comunicación nacionales, algunos titulares de los informativos dan nota al decir que “también los mexicanos alzan la mano” para ocupar el lugar del Vicario de Cristo en una visión muy velada de nuestra pobre percepción de la Iglesia al creer que elegir un Papa es igual a una carrera de funcionarios y secretarios de Estado para verse favorecidos por el dedo del gran elector al acabar el sexenio.
En este cónclave, con implicaciones extraordinarias e inéditas, tres mexicanos irán al encierro de la Sixtina para ser protagonistas y testigos. Se reunirán la última semana con Benedicto XVI y darán la salutación y agradecimientos al Pontífice quien, durante su reinado, distinguió a los tres cardenales mexicanos electores con la grave responsabilidad de representar a sus diócesis y ser miembros del gran cuerpo de donde saldrá el Pontífice Romano.
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Norberto Rivera Carrera (1942) es Arzobispo Primado de México desde de junio de 1995; recibió el capelo de manos de Juan Pablo II en febrero de 1998 que lo convirtió en el tercer Cardenal desde Miguel Darío Miranda. Al suceder a Ernesto Corripio Ahumada, el Arzobispo, nacido en Tepehuanes, Durango, heredó el pesado cargo de un territorio con más de 10 millones de católicos. Su primera instrucción pastoral advirtió sobre los peligros de la Nueva Era y durante casi 18 años de gobierno pastoral emprendió obras importantes de restauración de templos y monumentos como las torres de Catedral y el mantenimiento de sus retablos; la reconstrucción y remodelación de la antigua Basílica de Guadalupe, hoy templo expiatorio de Cristo Rey; la modernización de la Universidad Pontificia; la creación de dos seminarios, el Redemptoris Mater del Camino Neocatecumenal y el Hispano de Santa María de Guadalupe; la consolidación de las zonas de pastoral y la multiplicación de obispos auxiliares, algunos de ellos promovidos al pastoreo de otras diócesis del país. Su vocación por los medios de comunicación llevó a la creación de órganos informativos como Desde la Fe y la agencia SIAME. Rescató tradiciones que volvieron a las calles como la procesión de Corpus, la Noche Santa, las procesiones de Navidad y el rezo del santo rosario en lugares multitudinarios. En ocasión del Año de la Fe, en enero de 2013, el Primado de México decretó el inicio de la gran misión juvenil para ir por los sectores más alejados de la Iglesia y atender, de forma más dedicada, a los jóvenes capitalinos.
El Cardenal Norberto Rivera Carrera ha tenido que afrontar, por otro lado, los ataques de los grupos radicales de izquierda que lo agredieron como aquél acaecido el 7 de octubre de 2007 cuando, al salir de Catedral él y su madre, fueron interceptados por un grupo que se lanzó contra el vehículo del purpurado pateándolo, escupiéndolo e intentando romper los cristales de la unidad. La cadena de agresiones registra, de igual manera, la irrupción violenta en Catedral en noviembre de 2006 y que obligó al cierre del recinto.
Algunos hechos notables para la Iglesia Universal fueron la celebración del VI Encuentro Mundial de las Familias en 2009 y la presentación del compendio de Doctrina Social Cristiana, además de organizar las dos visitas del Papa Juan Pablo II: en enero de 1999, en ocasión de la presentación de la Exhortación Apostólica Postsinodal Ecclesia in America y el encuentro multitudinario del Papa en el autódromo Hermanos Rodríoguez, y en 2002 para la canonización de san Juan Diego y la beatificación de los mártires cajonos de Oaxaca. En 2012, el Primado de México fue distinguido por el Papa Benedicto XVI para ser concelebrante en la misa por los pueblos de Latinoamérica donde se anunció la visita del pontífice a México y Cuba realizada en marzo de 2012.
Después del cónclave de 2005, el Cardenal Norberto Rivera expresó sus sentimientos al haber participado en la elección del Papa Benedicto XVI: “Su servidor ha tenido el privilegio de vivir experiencias inenarrables en este último mes. Después de haber sufrido la muerte de nuestro queridísimo Santo Padre Juan Pablo II, después de sentir profundamente la orfandad y el vacío por la muerte del Papa que tan cercano estuvo a México y al Arzobispo de México, ese vacío y esa orfandad de alguna manera fueron llenados por la presencia viva del Espíritu Santo que se hizo palpable en el Colegio Cardenalicio y que nos llevó a elegir al mejor hombre, al hombre indicado, como sucesor de San Pedro, como Obispo de Roma, como Sumo Pontífice que dará unidad y cohesión a la Iglesia fundada por Jesús. Benedicto Decimosexto es ahora nuestro Papa, elegido por el Espíritu Santo y por nosotros para apacentar el rebaño de Cristo y para dar esperanza a nuestro mundo”. Será su segunda experiencia en un cónclave.
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Juan Sandoval Íñiguez (1933) es Arzobispo emérito de Guadalajara desde febrero de 2012. En abril de 1994 fue designado en sucesión del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, asesinado por las balas del narcotráfico en mayo de 1993. Juan Sandoval recibió el capelo de manos de Juan Pablo II en noviembre de 1994 convirtiéndose en el cuarto Cardenal desde José Garibi Rivera.
Su paso por ese arzobispado le generó amigos y enemigos. En sus mismas confidencias reveló dos atentados contra su vida de los cuales salió adelante; hizo frente al peso del asesinato de su antecesor que lo confrontó con las autoridades de la Procuraduría General de la República poniendo en tela de juicio las hipótesis y conclusiones de Jorge Carpizo. En 2010, la elocuencia del Cardenal Juan Sandoval Íñiguez provocó un encontronazo con el jefe de gobierno del Distrito Federal al afirmar que el ejecutivo local había maiceado a los ministros que declararon la constitucionalidad de las uniones de las parejas del mismo sexo y su derecho a adoptar. En ese tiempo, el Jefe de Gobierno del Distrito Federal lanzó un ultimátum al prelado para que se retractara y evitar las posibles consecuencias legales. Al final, el Cardenal Sandoval salió librado de este lío jurídico.
Considerado como un Pastor solícito por la grey de Jalisco, impulsó obras sociales como la organización de Cáritas diocesana y los bancos de alimentos, el Santuario de los mártires de Cristo Rey y la conformación de medios y agencias de comunicaciones como El Semanario y el Centro Católico de Comunicaciones. Hacia la Iglesia Universal, Juan Sandoval se ha mostrado agradecido con Juan Pablo II y Benedicto XVI por la especial predilección hacia su persona en el desempeño de cargos y comisiones, así como la organización, en octubre de 2004, del Congreso Eucarístico Internacional, la beatificación de trece mártires en el estadio Jalisco, el 20 de noviembre de 2005, siendo delegado de Su Santidad Benedicto XVI, el Cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y la canonización de San Cristóbal Magallanes Jara y compañeros mártires por Juan Pablo II en mayo de 2000.
Tal vez uno de los mejores recuerdos de Juan Sandoval en la elección de Benedicto XVI fue haber sido escrutador en el segundo día de votaciones en la Capilla Sixtina. En sus mismas palabras, un cónclave es un “momento muy importante en la vida de todo Cardenal porque es cuando va a tomar una de las decisiones de más alto nivel al emitir su voto para escoger al líder de la cristiandad. Es por eso que todos asistimos con mucha ilusión porque no es algo que se haga seguido y quizás una vez en la vida”. A punto de cumplir 80 años, el 28 de marzo, y de adelantarse el Cónclave, podría ser afortunado para ser elector del nuevo pontífice por segunda vez.
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José Francisco Robles Ortega (1949) nombrado Arzobispo de Monterrey en enero de 2003, le fue conferida la dignidad cardenalicia el 24 de noviembre de 2007 gracias al Papa Benedicto XVI, siendo el segundo en recibirla después del Cardenal Adolfo Antonio Suárez Rivera fallecido en 2008. En febrero de 2012, tomó posesión del Arzobispado de Guadalajara convirtiéndose en su quinto Cardenal e inaugurando su ministerio con cargos importantes y relevantes para la Iglesia mexicana y universal.
En octubre de 2012, al inicio del Año de la Fe, fue nombrado presidente delegado para la XIII Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos siendo vicario pontificio en la coordinación de los trabajos sinodales, lo que permitió al Arzobispo una cercanía sin igual con el Papa Benedicto XVI. En el Sínodo, el Cardenal Robles Ortega estudió y analizó, junto con los obispos del mundo participantes, las formas ideales para llegar a todos los hombres y mujeres motivando la esperanza ante los problemas mundiales; la nueva evangelización –afirmó- debe partir de una confesión de fe de los creyentes que debe manifestarse concretamente en la caridad. Sin profesión de fe y sin caridad, no se dará la Nueva Evangelización. Optimista por las conclusiones del Sínodo, el Arzobispo nacido en Mascota, Jalisco, cree que el laico ya es protagonista, discípulo de Cristo en el contexto de la familia y de todas las estructuras del mundo donde se toman decisiones y la presencia de los sacerdotes o religiosos no puede llegar, según declararía a medios informativos de la Arquidiócesis de Guadalajara.
En noviembre pasado, la Conferencia del Episcopado Mexicano realizó su 94 Asamblea Ordinaria para renovar sus órganos de gobierno. Los obispos de México eligieron como presidente al Cardenal Robles para el período 2012-2015 y afrontar temas difíciles de la fe cristiana: la libertad religiosa, los desafíos educativos, las relaciones de la Iglesia con el gobierno y la violencia producto de la guerra contra los grupos del crimen organizado. En febrero pasado, el presidente de la CEM revelaría a los medios el temor de su presbiterio ante las extorsiones y amenazas a clérigos, además de lamentar la desaparición de un sacerdote de la diócesis de Zamora.
Estos tres hombres estarán en el Cónclave elector del sucesor de Benedicto XVI. Sólo en la intimidad de sus mentes y en el santuario de sus conciencias pasa la trascendencia de vivir una elección papal como jamás ha habido en generaciones. Rivera, Sandoval y Robles son los tres mexicanos que forman parte de la historia de un Cónclave que, quizá, no vuelva a repetirse en siglos en la Iglesia Católica. Vaya nuestra oración a ellos.