Confidencias, a modo de testamento, sobre la vida, el amor, la muerte, Dios...y otras cosas Fray Luis Lago op : "Vivir, acoger la vida con gratitud, compartirla con bondad y alegría, entregarla con generosidad"

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"Con-vivir, la casa: cuna y primera escuela del amor y de la vida"

"Con-vivir, el mundo, casa de la fraternidad universal: amor, solidaridad, justicia"

"Felicidad, fecundidad, fidelidad: Nunca las separes, pues la realidad termina juntándolas, (casi) siempre"

"Las heridas y su bálsamo: Sea tú bálsamo el agradecimiento y el perdón, jamás el resentimiento"

"Ser y tiempo: Cultiva tus recuerdos y vive de la esperanza, y de la paciencia. Quien espera vive más intensamente"

Mi viejo “Decálogo para sesentones” se convierte hoy, veinte años después, en esta decena de “Confidencias, a modo de testamento”, para amigos. Redacté mi Decálogo recogiendo las impresiones y reflexiones nacidas de la primera fiesta que celebramos, los quintos del municipio de Cacabelos (El Bierzo, León). Rondábamos entonces la edad de la jubilación, por lo que el primer mandamiento proclamaba: “Vivid con júbilo vuestro tiempo de la jubilación”.

La pandemia impide este año, por primera vez, la celebración que tenía lugar siempre en los primeros días de Agosto. Por otra parte varios de los quintos ya han acudido a la cita de donde no se vuelve nunca y, dentro de otros veinte años, la fiesta habrá terminado.

“Decálogo” sugiere una relación de autoridad-obediencia, mientras la confidencia, como decía el sabio D. Pedro Laín Entralgo, es lo más característico del amor de amistad. Es lo que pretende ser esta decena de “Confidencias a modo de testamento” sobre los temas fundamentales de nuestra existencia.

En una primera página anuncio el contenido de los diez temas ; a continuación medito largamente, sobre el sentido de cada uno.

Los diez temas:

1.- VIVIR: ACOGER la vida con gratitud, COMPARTIRLA con bondad y alegría, ENTREGARLA con generosidad.

2.- AMAR: Yo te ACOJO a ti, yo me ENTREGO a ti, yo te PROMETO.

3.- CON-VIVIR, LA CASA: cuna y primera escuela del amor y de la vida.

Convento de San Esteban de Salamanca

4.- CON-VIVIR, EL MUNDO, casa de la fraternidad universal: amor, solidaridad, justicia.

5.- FELICIDAD, FECUNDIDAD, FIDELIDAD: Nunca las separes, pues la realidad termina juntándolas, (casi) siempre.

6.- LAS HERIDAS Y SU BÁLSAMO: Sea tú bálsamo el agradecimiento y el perdón, jamás el resentimiento.

7. SER Y TIEMPO: Cultiva tus recuerdos y vive de la esperanza, y de la paciencia. Quien espera vive más intensamente.

8.- VIVIR, MORIR, RESUCITAR: Recuerda que vas a morir, vive intensamente.

9.- DIOS CON NOSOTROS: Reserva cada día un momento para Dios: creer, esperar, amar.

10. CELEBRAR: ¡Es Domingo ¡.”De su hoguera brilla toda la semana”.

1.- VIVIR: ACOGER la vida con gratitud COMPARTIRLA con bondad y alegría, ENTREGARLA con generosidad.

Quien acoge la vida con gratitud es impulsado a compartirla con bondad y alegría y a entregarla con generosidad; así comienza el camino hacia la plenitud, hacia la felicidad.

También cabe decirlo así: “El agradecimiento tendría que ser el motor que motivara nuestra vida para responder a tanto don recibido” (Dolores Aleixandre).

ACOGER y ser acogidos. Lo primero es ser acogidos con alegría, escuchar desde el momento de nacer la voz interior que te dice: es bueno que existas, es una maravilla que estés en el mundo. Es la mejor bienvenida a esta tierra, el óptimo punto de partida para recorrer el camino de la vida en busca de la felicidad.

Después, viene la aceptación de ti mismo, de tu persona y de tu vida, la gratitud por “el milagro de vivir, por el encantamiento existir” ( Gabriela Mistral)

Acoger y compartir

Finalmente acoges con alegría y agradecimiento la vida y la persona del otro, del próximo y del lejano, de todos los otros, compartiendo la alegría y la tarea de vivir.

COMPARTIR. Compartir la vida con bondad consiste en dar a los otros lo mejor de nosotros mismos, todo lo que somos y tenemos, y consiste también en recibir y reconocer agradecidos todo lo que ellos nos regalan: compañía, ayuda, apoyo, comprensión, amistad. Sólo podemos descubrir y realizar la verdad y el sentido de nuestra existencia cuando somos reconocidos por los otros, reconocidos y comprendidos, admirados y compadecidos, disculpados y perdonados.

No hay alegría sin bondad, no hay bondad sin alegría: la bondad de los corazones es el cimiento y semilla de la convivencia gozosa y fecunda.

ENTREGAR-SE. Entregamos nuestra vida cada día a los demás y a Dios, viviendo atentos, diligentes, cuidadosos, y disponibles con la confianza de que nuestra entrega de la vida, la entrega cotidiana y la última entrega, sea aceptada por Dios.

“Quien entrega su vida la salva; quien la retiene la pierde”, dice el evangelio”.

“Saberse aceptados” como condición para acoger y aceptar la vida y la persona propia y del prójimo; este tema siempre me hace recordar las conmovedoras palabras del gran teólogo protestante Paul Tillich (1886- 1965) .

“… cuando la angustia destruye toda alegría y entereza. A veces en ese momento, una ola de luz irrumpe en nuestra oscuridad y es como si dijera: “Eres aceptado. Eres aceptado por lo que es mayor que tú y cuyo nombre ignoras. No preguntes su nombre ahora; quizá lo descubrirás más adelante….No busques nada, no realices nada, no inicies nada….¡Simplemente acepta el hecho de que eres aceptado¡. Si esto ocurre, es que hacemos la experiencia de la gracia”.

Diente de león

2.- AMAR: Yo te ACOJO a ti, yo me ENTREGO a ti, yo te PROMETO

El amor no es algo importante en la vida, es la vida de la vida. “Esta es la alegría del amor, sentirse justificados de existir”, afirma con acierto J.P. Sartre.

Hay muchas maneras de definir el amor; pueden bastar tres verbos para acercarnos a su misterio: acoger, entregarse, prometer.

Yo te acojo a ti con gozo tal como eres; es maravilloso que existas.

Yo me entrego a ti para que llegues a ser lo que estás llamado a ser.

Yo te prometo permanecer siempre contigo en el camino de la vida. Juntos subiremos al monte del gozo, juntos descenderemos a cultivar la tierra y promover la vida, juntos estaremos en el abismo del dolor cuando llegue, y en el momento de la despedida última te diré, nos diremos: “Tu no morirás” porque amar a alguien es decirle: “Tú no morirás (G. Marcel).

El amor es don, promesa y mandato. Nos promete todo y nos exige darlo todo; nos impulsa a dar la vida por la persona amada, a vivir y desvivirse para crear un mundo donde nosotros y todos los seres humanos podamos hacer la experiencia de que nuestra vida merece ser vivida.

Amando descubrimos el mandato primordial de perfeccionar la obra de la creación y de llenar la tierra de vida y de dicha. “El trabajo es amor hecho presencia” (K. Gibrán).

El amor, un misterio. Existimos y amamos porque hemos sido amados primero. Amando alcanzamos la perfección de nuestra vida y esperamos la victoria definitiva del amor. Sentimiento sublime que conmueve los fundamentos de nuestra existencia y voluntad entusiasta de transformar el mundo en un paraíso digno del hombre, el amor es también un misterio que necesitamos creer y celebrar.

Eros, ágape, filia : Tres especies de amor, ¿o tres elementos de todo amor ?

Eros: Amor platónico, posesivo, nace de la admiración y/o seducción de lo bello y lo bueno y se traduce en voluntad de posesión. Agape, amor “bíblico”, amor oblativo, nace de la compasión por la desgracia ajena y se transforma en voluntad de acoger al indigente y auxiliarlo en su situación de necesidad.. Filia (empatía), amistad, Amor de amistad: amor recíproco de benevolencia y beneficencia. Santo Tomás de Aquino entiende la amistad como la forma más elevada de amor y, por eso, interpreta la caridad como una forma de amistad entre Dios y el ser humano.

Hogar de amor

3.-CON-VIVIR: LA CASA, cuna y primera escuela del amor y de la vida.

Para el ser humano vivir es con-vivir y convivir significa com-partir, cohabitar, comunicar-se, vivir en comunidad y comunión dinámica, progresiva; en la armoniosa y gozosa con-vivencia alcanza la vida su más elevada calidad humana.

Nacer, el buen nacer, consiste en ser acogidos con alegría en este mundo. En la familia aprendemos a vivir con los otros dando lo que somos y tenemos; a vivir por los otros, somos lo que somos gracias a ellos; a vivir para los otros, colaborando con ellos para que lleguen a ser lo que están llamados a ser.

En el hogar aprendemos a vivir y a amar, pues en él vivimos las formas fundamentales del amor:

Amor conyugal: Dos personas extrañas, varón y mujer, se encuentran y se descubren llamados a compartir la vida, a unirse tan íntimamente que los dos se hacen una sola carne y así acontece el milagro: aparece una nueva vida, una tercera persona es procreada, no producida.

Amor de los padres: Amor entrañable, incondicional, de la madre que dice al hijo: hagas lo que hagas, seas como seas, yo te seguiré queriendo; amor exigente del padre que declara: te quiero pero debes atenerte a las consecuencias de tus actos ( E. FROMM).

La fraternidad-amistad: el inicial amor narcisista e interesado de los hermanos se transforma en amistad fraterna, amor recíproco y dadivoso, vivido como comunión afectiva y solidaria. En la calle, en la escuela, en la iglesia, la amistad y fraternidad vivida entre los hermanos se extiende a los compañeros, de escuela y de juego, y así se abre a la universalidad.

Amor de los abuelos que disfrutan de una nueva etapa de su vida acompañando y cuidando a sus nietos; amor de los nietos que escuchan gozosos los relatos y fantasías de los abuelos y sueñan con realizar las ilusiones que ellos les transmiten.

Recitando en familia el “Padre nuestro” descubrimos y somos iniciados existencialmente en el misterio del amor y de la vida: Dios, que es amor, y es Padre y Madre, nos amó, nos ama, primero, creando en sus hijos la necesidad y la capacidad de amar como somos amados.

En su proceso de formación y socialización, el niño va siendo introducido en la gran familia de la humanidad. Va formándose su personalidad, desarrolla sus facultades y descubre los auténticos valores:” Educar a una apersona es entusiasmarla por los valores” ( E. Rojas)”.

4.- CON-VIVIR, EL MUNDO, casa de la fraternidad universal: amor, solidaridad, justicia.

El amor humano y la caridad cristiana descubren y desarrollan una dimensión social y política. Es la voluntad de construir un mundo más justo y solidario, la voluntad de transformar la sociedad, sus leyes e instituciones, de manera que todo ciudadano vea respetados sus derechos , le sean ofrecidos los medios y condiciones para su desarrollo integral y pueda hacer la experiencia de que la vida, su vida merece ser vivida. Nace así la fraternidad universal, germen de la libertad y la igualdad, las fuerzas motoras de la justicia y la paz. “La solidaridad es el nuevo nombre de la paz” (Juan Pablo II).

Francisco y la casa común

“Es máximamente importante que en la sociedad haya muchos amigos entre los ciudadanos”, dice Santo Tomás glosando a Aristóteles y añade: “La intención de la ley es hacer amigos a los hombres”. Curiosa e importante observación sobre la amistad como factor importante de la sana convivencia social y política.

En el corazón del mundo la comunidad de Jesús de Nazaret proclama que un mundo nuevo y mejor es posible. Es el mundo de la filiación divina y de la fraternidad universal, origen de la verdadera Igualdad y la libertad. Siguiendo e imitando a su Maestro, las comunidades cristianas, y sus activos grupos laicales o religiosos, promueven hoy, como lo han hecho durante su larga historia, en el corazón del mundo, con palabras y obras, la llegada del Reinado de Dios, que será este mundo transformado por el amor, la solidaridad y la justicia, símbolo y anticipo del reino glorioso, objeto último de nuestra esperanza teologal y escatológica.

5.- FELICIDAD, FECUNDIDAD, FIDELIDAD. Nunca las separes, pues la realidad termina juntándolas (casi) siempre.

Toda la sabiduría de la vida puede resumirse en la mínima filosofía de las tres “efes”. La felicidad es nuestro anhelo primordial, más que un deseo es una promesa presente en nuestras experiencias y deseos cotidianos. La fecundidad verdadera es parte fundamental de nuestra felicidad cuando existe y anticipo y promesa de su plenitud futura. La fidelidad a nuestra vocación, a los valores en que creemos y a las personas que amamos, es la semilla, nunca estéril, sembrada por nosotros, que un día florecerá como fecundidad y cuyo fruto es la felicidad.

¿Es la felicidad una quimera? Algunos piensan que nuestra tarea es vivir una vida digna, no una vida feliz. Pero no hay oposición entre ellas.

 6.- LAS HERIDAS Y SU BÁLSAMO. Sea tu bálsamo el agradecimiento y el perdón, jamás el resentimiento

También existe la infelicidad, el fracaso, la decepción y la culpa, el mal que hacemos y el que nos hacen, el rencor y el odio. Y “Cada uno esconde en su mundo íntimo su mejor instante y su hora más terrible” (E.Evtuchenko). Podemos acoger y compartir nuestra existencia “gracias a ” la vida” que nos ha dado tanto y “ a pesar de” …, a pesar de que la realidad se muestra tantas veces oscura, dura y contradictoria, destruyendo nuestras ilusiones y oponiéndose a la realización no sólo de nuestros bellos sueños sino incluso de nuestras esperanzas más razonables.

Perdón

El resentimiento, el rencor, envenena el corazón y mata la vida; no puede, pues, aliviar el dolor ni curar nuestras heridas. Sólo el perdón, el perdón, ofrecido y el dolor implorado y recibido, nos reconcilia, sana el corazón y renueva la vida. El perdón auténtico va siempre acompañado del buen propósito y el mandato correspondiente: presta atención y cuidado a tu hermano, no hagas daño, no hagas más pesada la carga de la vida de tu prójimo.

En la oración cristiana por excelencia después de pedir nuestro pan de cada día para poder vivir, inmediatamente pedimos y ofrecemos el perdón para poder convivir en paz y alegría, como hermanos, como hijos del mismo Padre que nos da la vida.

7.- SER Y TIEMPO: Cultiva tus recuerdos y vive de la esperanza, y de la paciencia.

Quien espera vive más intensamente.

Re-“cor “-dar es como dar siempre de nuevo nuestro corazón a las personas que queremos, acogiéndolas y recogiéndolas tiernamente en él, y es revivir en este instante los momentos de la vida que merecieron ser vividos y que alcanzan así una nueva actualidad y plenitud.

“Quien espera la venida de Jesucristo o el triunfo de la justicia en la tierra vive más intensamente que quien no espera nada” (A Moravia).

La esperanza, como pasión por un futuro mejor, transforma y enriquece la vida, la eleva. Se dice de la esperanza que es la pasión y la virtud de los jóvenes, pues el joven tiene todo el futuro por delante y mucha energía interior para transformar la realidad mientras que el anciano estaría condenado a vivir de los recuerdos. Pero tanto el joven como el anciano enriquecen su vida con los recuerdos y la esperanza. Y la esperanza entusiasta, impaciente e idealista del joven, si es auténtica está destinada a transformarse en el anciano en esperanza paciente, magnánima y perseverante.

Recordar y esperar son dos formas complementarias de vivir nuestra temporalidad, de vivir el tiempo, constitutivo de nuestro ser:

“Somos el tiempo que hemos vivido”, piensa el anciano, proclive a vivir sumergido en el recuerdo de sus buenos momentos pasados.

“Somos el tiempo que nos queda” proclama el joven rebosante de energías y esperanza, y repite: la mayor generosidad con el presente y el pasado es entregarse con entusiasmo al futuro.

“Somos el tiempo del momento presente”: el pasado se desvaneció, el futuro no llegó todavía: la mayor generosidad con el pasado y el futuro es darse sin reservas al momento presente, sentencia el sabio.

¿ Puede alcanzarse en la total fidelidad al instante presiente una cierta experiencia, o sentimiento al menos , de la eternidad?. Eso afirma Didier Julia: “El sentimiento de eternidad se obtiene en algunos momentos privilegiados como el amor, la aventura y, en general, la felicidad, cuando el hombre vive totalmente el presente y olvida el pasado y el futuro”.

8.- VIVIR Y MORIR, RESUCITAR. Recuerda que vas a morir, vive intensamente.

“Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar en la mar,/ que es el morir” (Jorge Manrique).

La muerte siempre está cerca, a un solo paso; puedes morir hoy, en este instante quizá. Por eso: vive este día con ilusión y entusiasmo como si fuera el primero de tu vida; con seriedad y responsabilidad porque puede ser el último; con toda intensidad como si fuera el único.

Dormir y despertar son como símbolos que nos posibilitan una especie de experiencia, simbólica, del nacer, morir, renacer y resucitar.

Río de vida

Has despertado esta mañana y fue como nacer: se han abierto tus ojos y apareció de nuevo el mundo con todo su esplendor. Esta noche te dormirás y tu sueño será como una pequeña muerte: se cierran los ojos y desaparece la luz y el mundo que contemplaste por primera vez en el momento de nacer; será como pre-morir. Pero mañana tus ojos, abiertos de nuevo, contemplarán otra vez la luz de este mundo: será como un re-nacer .Y llegará tu última noche y te introducirás en su oscuro seno pero con la esperanza de un nuevo y definitivo despertar: será la resurrección, renacer a una vida nueva, transformada.

La enfermedad grave y el envejecimiento avanzado, pueden vivirse como experiencias anticipadas del final, son como un pre-morir. También, o sobre todo, la despedida última de los seres queridos nos ofrece una especie de experiencia, simbólica, de la muerte y de la resurrección. Cuando muere un ser querido, desaparece de nuestros ojos su figura, termina su apariencia, su presencia visual; y, a la vez, su presencia interior, que siempre nos habitaba por el amor, se renueva radicalmente, se hace infinitamente más intensa, más profundamente interior y nosotros comenzamos a habitar de alguna forma en el mundo del absoluto misterio a donde pasan a morar definitivamente las personas amadas al morir. Redescubrimos así nuestra condición de peregrinos por una tierra que no nos pertenece, a la que no pertenecemos; caminamos hacia un mundo nuevo y mejor.

“La vida no termina, se transforma”: de manera definitiva la vida de los que abandonan esta tierra; de manera incipiente la vida de quienes permanecemos unidos a ellos por el amor.

9.- DIOS CON NOSOTROS. Reserva cada día un instante para Dios: creer, esperar, amar.

Dios es el fondo, la cumbre y el horizonte último de nuestras aspiraciones infinitas y de nuestras relaciones más profundas. El hombre es un ser de relaciones, creado para el encuentro: se realiza plenamente en la apertura y encuentro con otro tú personal cultivando las actitudes de acogida y entrega mutuas. Dios es el Tú personal absoluto en cuya acogida y entrega mutua el ser humano alcanza la plenitud de ser.

“ Superior summo meo, intimior intimo meo” , escribió san Agustín: totalmente por encima de lo más elevado que hay en mi ; más interior e íntimo que lo más íntimo mío”. Dios, creador, absolutamente trascendente ,se hace presente como Padre en todos nuestros instantes invitándonos a gozar de su presencia amistosa e íntima. Eso es la verdadera religión: “ligar”, religarse amistosamente con El, experimentándonos religados a quien es el fundamento y el impulso y horizonte de todas nuestra aspiraciones y relaciones, porque cada relación con un tú humano evoca el Tú eterno y desemboca en El. Por eso la verdadera religión hace que aflore lo mejor que se esconde en el corazón humano.

A quien escucha su voz interior, Dios le dice: Yo soy tu Dios. No temas, confía, eres aceptado: yo soy tu pastor, tu aliado, tu Padre y amigo. Yo te acojo como hijo bien amado en mi Hijo unigénito, e incluso si te comportaras como un hijo pródigo, confía, mi misericordia es infinitamente superior a toda prodigalidad. Yo me entrego a ti : te entrego mi Hijo para que puedas ser hijo en el Hijo. Y te entrego mi Espíritu, para que derrame mi amor en tu corazón, transforme tu ser, y puedas clamar: ”Abbá”, Padre, y amar como eres amado, entrando así en la comunión de vida del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Yo te prometo acoger tu entrega de cada día y tu última entrega y así podrás contemplarme cara a cara y ver lo que el ojo humano nunca vio: la gloria de Dios y tu propia gloria.

ORAR y4: Oración contemplativa, orar poemas con psicodrama
ORAR y4: Oración contemplativa, orar poemas con psicodrama

Vivir teologalmente. Necesitamos “virtudes morales”, para humanizar la vida, desarrollando - prudencia, justicias, fortaleza, templanza; pero existe también la vida teologal, las virtudes teologales. Por la fe reconoce y acoge el hombre a Dios como Padre en Jesucristo y acepta las promesas y exigencias de su amor. La caridad es comunión afectiva de amigos entre Dios y el hombre: el creyente comienza a amar como Dios ama y se convierte en testigo e instrumento por medio del cual el amor de Dios se hace presente, manifiesto y activo en el mundo. Con esperanza tiende confiadamente el creyente hacia la plenitud de la vida en el encuentro cara a cara con Dios, hacia la plenitud de la caridad en la comunión definitiva con El.

El “Padrenuestro” es la joya de la corona del Evangelio. Es la mejor forma de conversar con El en la oración y de hablar sobre El. Es la síntesis de la verdad que creemos, del bien que esperamos, y nos recuerda que la voluntad de Dios es la inspiración y norma de nuestra vida.

Recitando y meditando el “Padre nuestro”, nos adentramos existencialmente en el misterio de Dios: el sumo hacedor y creador del universo que se revela como Padre con entrañas de madre; también nos adentramos en el misterio de Jesús, el compasivo profeta de Nazaret es el Unigénito de Dios, nuestro hermano primogénito y, también nos adentramos en nuestro misterio de pobres criaturas que somos Hijos en el Hijo de manera que el Espíritu suscita en nosotros la invocación de Dios, como “Abba”. Dios que “está en los cielos” es nuestro cielo.

10.- CELEBRAR. ¡ Es Domingo ¡: “ De su hoguera brilla toda la semana”.

En el domingo, el cristiano CELEBRA: ¿” Qué haces poeta? Celebro”, dice R. Mª Rilke. Todo hombre es poeta, vive poéticamente cuando maravillado por la belleza del mundo, extasiado por el milagro de la bondad y del amor alaba, agradece y bendice. Criatura espiritual el hombre contempla maravillado la creación; como faber, el hombre trabaja durante la semana, para transformar el mundo; el domingo como homo ludens, juega y se divierte, pero el ser humano es también el hombre festivo que CELEBRA.

Celebramos siempre “el milagro de vivir”, “ el encantamiento de existir”. Imitando a Dios que, el sexto descansa y contempla su creación y ve que todo era muy bueno y bello, el hombre también descansa y contempla gozoso la belleza y la bondad del mundo.

Pero para el cristiano el Domingo es, ante todo, el primer día de la semana porque en el domingo celebramos el primer día de la nueva creación inaugurada con la resurrección de Jesucristo.

JUAN PABLO II nos ofreció una hermosa enseñanza en su carta apostólica El día del Señor de 1998 sobre el Domingo, día del Señor, que es también el día del hombre y señor de los días porque responde a la necesidad de descansar y, sobre todo, responde a la exigencia de hacer fiesta; por eso a la vez que marca el ritmo de nuestro tiempo, le da su sentido más profundo. Resumimos su mensaje en cinco puntos:

1.- DIES DOMINI, el día del Señor: En el sábado se celebra la obra de la creación que culmina en el descanso sabático de Dios y de los hombres; descanso sabático no significa inactividad sino fiesta, gozo por la obra acabada: una mirada llena de complacencia gozosa, contemplativa, que no aspira a nuevas obras sino a gozar de la belleza de lo realizado: el hombre es invitado a descansar como Dios y en Dios.

Domingo, día del Señor

I2.DIES CHRISTI, día de Jesucristo: pasamos del sábado al domingo cristiano: los creyentes reunidos en asamblea eucarística celebran la presencia del resucitado entre ellos como fuente de gozo y de fiesta.

3. DIES ECCLESIAE, día de la Iglesia: La asamblea litúrgica, centro del domingo. La comunidad se hace comunión: la comunidad se alimenta de la mesa de la palabra y de la mesa del pan y del vino. La íntima comunión con Cristo, vínculo de unión entre los hermanos, acontecimiento de fraternidad, signo de paz y de comunión y misión.

4.- DIES HOMINIS, día del hombre. El Domingo día de alegría, descanso y solidaridad. Las personas con las que convivimos recuperan en el encuentro y diálogo más sereno su verdadero rostro; la belleza de las cosas deterioradas por la lógica del dominio es redescubierta y gustada profundamente y la fraternidad eucarística se convierte en solidaridad concreta y universal, pues no se puede recibir el cuerpo eucarístico si no se venera su cuerpo desnudo en los pobres

5.-DIES DIERUM, el domingo, señor de los días: la fiesta primordial es no sólo medida del tiempo sino también reveladora de su sentido: De domingo en domingo, la comunidad, iluminada por Cristo, camina hacia el futuro sin fin.

En la liturgia dominical, la asamblea cristiana alaba, bendice y agradece a Dios por todo lo que hizo en la larga historia de salvación que culmina en la resurrección de Jesucristo. Elemento esencial de la celebración es la comunión: escuchando la palabra y compartiendo el pan y el vino eucarísticos entramos en una especial comunión de vida con Dios y con los hombres: con los miembros de la pequeña comunidad local que celebra, con la familia de la Iglesia universal, con toda la humanidad que es la gran familia de Dios; también con los hermanos que pasaron por la muerte hacia la casa del Padre que celebran ahora la liturgia celeste. Nuestra liturgia eucarística es sombra y símbolo, anticipación y participación misteriosa, de la liturgia celeste.

La comunión en la Iglesia conduce a la misión en el mundo. La comunión de los corazones, la solidaria, fraterna comunicación de bienes, es lo que constituye la primitiva comunidad cristiana donde “todos tienen una sola alma y un solo corazón”, comparten la mesa y la vida de manera que “no hay necesitados entre ellos”, y así la pequeña comunidad que celebra se convierte en germen, símbolo y anticipación de la nueva humanidad reconciliada, transformada, solidaria, fraterna. La misa celebrada en la Iglesia se prolonga en la misión en el mundo ( Hch. 2,42-44ss; 4,32-36).

Luis Lago Alba

luislago@dominicos.org

FRay Luis Lago Alba
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