¿Aborto y votos? No, algo peor
Pero mi interés no es ahora descubrir el “mare nostrum”. Si la cosa está tan clara, ¿a qué viene ahora seguir remachando un clavo que ya está clavado y bien clavado? Muy sencillo. Porque aquí, y en esto, ha quedado patente un asunto que a todos nos tendría que hacer pensar. Los políticos saben muy bien que su poder depende de las ideas y preferencias de los electores.
Pues bien, si esto efectivamente es así, ¿por qué nosotros seguimos votando a favor de quienes siguen tomando y manteniendo decisiones que nos dañan a nosotros? ¿Estamos locos de remate o es que vivimos en Babia? Y conste que, al decir esto, ya no me refiero al tema del aborto. Porque pienso que el problema de fondo, que ha desencadenado la crisis de gobierno del ministro Gallardón, rebasa con mucho las graves cuestiones que, en este momento, afectan al ministerio de justicia, incluido el inminente y espinoso asunto de Cataluña. ¿A qué me refiero?
Me refiero al problema de fondo en el que estamos metidos y del que, por lo visto, el actual gobierno de España se ha dado cuenta de que no salimos. Se trata del problema que consiste en que, por más evidente que parezca otra cosa, ya no son los políticos los que tienen el poder de gobernar. Nos gobiernan los mercados y el mundo de los negocios. Los políticos dictan leyes y esas leyes tienen sus fronteras. Los mercados financieros no tienen fronteras y la economía capitalista es la que impone su soberanía, haciendo ricos, increíblemente ricos, a unos pocos, con la dramática consecuencia de que seguimos siendo pobres, y cada día más pobres, todos los demás.
Y lo que es peor y más patético: en esta espantosa situación, ya no hablamos de individuos y familias. Estamos hablando de países y continentes enteros. Europa es y seguirá siendo rica, de la misma manera que África es y seguirá siendo pobre. Y si hablamos de Europa, en ella los países del Centro y del Norte son los ricos, al tiempo que los países del Sur estamos condenados a seguir tirando en la estrechez y la carencia. Más en concreto: en Europa manda Alemania, que se ha sobrepuesto a Francia y a quienes estamos por debajo de Francia.
Esto es así. Y funciona así. Por más que nos duela y nos humille a quienes nos vemos privados de derechos y privilegios que disfrutan los que pueden disfrutarlos. Lo del aborto, lo de Gallardón, lo de Cataluña, lo de Mas y lo de Rajoy, todo eso, en definitiva, es poca cosa, si ensanchamos la mirada, si pensamos en lo más gordo que se está ventilando en este momento. La economía, los mercados y los poderes financieros son los que mandan. Y son los que nos dan y nos quitan los derechos que ingenuamente pensamos que tenemos.
¿No nos damos cuenta del abismo sobre el que vivimos suspendidos y siempre amenazados? ¿Por qué no nos explican esto quienes nos gobiernan y nos engañan a diario? ¿Por qué no se organiza la política y la educación con vistas a buscar entre todos la postura a tomar ente el futuro que nos espera? ¿No es esto lo más realista y lo verdaderamente posible? Yo sé que todo esto son voces en desierto. Pero si lo sé y lo veo así, ¿por qué me voy a callar?