Dos libros importantes sobre la Iglesia
En pocas semanas, de septiembre a octubre, acaban de publicarse en España dos libros importantes sobre la Iglesia en nuestro país. El libro de José Manuel Vidal, Rouco. La biografía no autorizada. Y el de Jesús Bastante, Carlos Osoro. El Peregrino. En estos dos libros, el director y el redactor jefe
de Religión Digital han hecho una excelente radiografía del cambio que se está realizando, no sólo en la archidiócesis de Madrid, sino en toda la Iglesia española. Un cambio que mucha gente todavía no advierte, pero que está siendo más profundo de lo que algunos se imaginan. Los símbolos de este cambio son el cardenal Rouco y el arzobispo Osoro.
¿En qué consiste este cambio? Dicho en pocas palabras - y por tanto de manera superficial -, el cambio se resume en el desplazamiento de una Iglesia centrada en el “poder religioso” (Rouco) a una Iglesia centrada en el “servicio evangélico” (Osoro). Por eso, mientras que Rouco ha sido un arzobispo autoritario y distante, Osoro ha empezado ya a ser un hombre dialogante y cercano. Por supuesto, Rouco y Osoro son dos hombres muy distintos. Pero el desplazamiento religioso, que se está produciendo, no se debe ni sólo ni principalmente a maneras de ser o a diferencias personales. Se trata de algo mucho más serio. Sin duda alguna, la explicación de este cambio, como bien sugiere Jesús Bastante, está en la influencia expansiva y creciente que está teniendo la forma de gobernar que todos advertimos en la conducta del papa Francisco.
Es verdad que Francisco no ha cambiado, hasta ahora, ni el vigente Catecismo de la Iglesia Católica, ni su Derecho Canónico. Pero, ¿ha podido realmente cambiar todo eso? La respuesta a esta pregunta resulta mucho más complicada de lo que muchos se imaginan. No voy a entrar ahora en este laberinto del que resulta tan complicado salir. Lo que nadie pone en duda es que la forma de gobernar de Francisco ha creado un clima de esperanza que antes de su elección no existía. Y en la misma dirección apunta el incipiente gobierno de Osoro en Madrid, por lo que acertadamente nos dice J. Bastante. Sólo por esto, el reciente libro sobre el nuevo arzobispo de Madrid representa una aportación importante para la Iglesia española.
Pero hay más. Seamos sinceros: ¿qué ha aportado a nuestro país y a nuestra Iglesia de España el rigorismo, el integrismo y el autoritarismo jerárquico de Rouco y sus hombres? Por supuesto, yo no voy a ser tan estúpido como para echar la culpa, ni a Rouco ni a la Iglesia, del fango vergonzoso en que se ve hundido nuestro país, sus instituciones, su economía, su dignidad y sobre todo sus gentes, en especial los más débiles e indefensos. De sobra sabemos que todo eso tiene otra raíces y otras explicaciones. Pero tan cierto como lo que acabo de decir es que la Iglesia española, liderada por Rouco, ha puesto el grito en el cielo en asuntos que sólo han servido para crispar más a la gente, al tiempo que ha escurrido el bulto (o ha procedido con enorme ambigüedad) en cosas ante las que no se debía haber callado.
Por todo esto me parece que es tan actual y tan ilustrativo el libro de Jesús Bastante. Porque en sus páginas vemos plasmado ese ideal de obispo, que representa lo que bien puede ser el punto de partida de otro modelo de religión y de Iglesia. El modelo que entraña una oferta de conducta ética y de espiritualidad que ahora necesitamos más que nunca.
de Religión Digital han hecho una excelente radiografía del cambio que se está realizando, no sólo en la archidiócesis de Madrid, sino en toda la Iglesia española. Un cambio que mucha gente todavía no advierte, pero que está siendo más profundo de lo que algunos se imaginan. Los símbolos de este cambio son el cardenal Rouco y el arzobispo Osoro.
¿En qué consiste este cambio? Dicho en pocas palabras - y por tanto de manera superficial -, el cambio se resume en el desplazamiento de una Iglesia centrada en el “poder religioso” (Rouco) a una Iglesia centrada en el “servicio evangélico” (Osoro). Por eso, mientras que Rouco ha sido un arzobispo autoritario y distante, Osoro ha empezado ya a ser un hombre dialogante y cercano. Por supuesto, Rouco y Osoro son dos hombres muy distintos. Pero el desplazamiento religioso, que se está produciendo, no se debe ni sólo ni principalmente a maneras de ser o a diferencias personales. Se trata de algo mucho más serio. Sin duda alguna, la explicación de este cambio, como bien sugiere Jesús Bastante, está en la influencia expansiva y creciente que está teniendo la forma de gobernar que todos advertimos en la conducta del papa Francisco.
Es verdad que Francisco no ha cambiado, hasta ahora, ni el vigente Catecismo de la Iglesia Católica, ni su Derecho Canónico. Pero, ¿ha podido realmente cambiar todo eso? La respuesta a esta pregunta resulta mucho más complicada de lo que muchos se imaginan. No voy a entrar ahora en este laberinto del que resulta tan complicado salir. Lo que nadie pone en duda es que la forma de gobernar de Francisco ha creado un clima de esperanza que antes de su elección no existía. Y en la misma dirección apunta el incipiente gobierno de Osoro en Madrid, por lo que acertadamente nos dice J. Bastante. Sólo por esto, el reciente libro sobre el nuevo arzobispo de Madrid representa una aportación importante para la Iglesia española.
Pero hay más. Seamos sinceros: ¿qué ha aportado a nuestro país y a nuestra Iglesia de España el rigorismo, el integrismo y el autoritarismo jerárquico de Rouco y sus hombres? Por supuesto, yo no voy a ser tan estúpido como para echar la culpa, ni a Rouco ni a la Iglesia, del fango vergonzoso en que se ve hundido nuestro país, sus instituciones, su economía, su dignidad y sobre todo sus gentes, en especial los más débiles e indefensos. De sobra sabemos que todo eso tiene otra raíces y otras explicaciones. Pero tan cierto como lo que acabo de decir es que la Iglesia española, liderada por Rouco, ha puesto el grito en el cielo en asuntos que sólo han servido para crispar más a la gente, al tiempo que ha escurrido el bulto (o ha procedido con enorme ambigüedad) en cosas ante las que no se debía haber callado.
Por todo esto me parece que es tan actual y tan ilustrativo el libro de Jesús Bastante. Porque en sus páginas vemos plasmado ese ideal de obispo, que representa lo que bien puede ser el punto de partida de otro modelo de religión y de Iglesia. El modelo que entraña una oferta de conducta ética y de espiritualidad que ahora necesitamos más que nunca.