Os presento un libro que no es una reflexión desde la cabeza o el razonamiento sino desde la experiencia de amistad. Dios, "el Biendador", me ha concedido la dicha de escribir y de disfrutar con ello, pero, a la vez, me exige, día a día, que piense en mis lectores, en tantos como buscan una palabra de ánimo, a modo de palmadita en la espalda, para seguir adelante cuando se alargan las sombras, el camino se hace angosto y nos domina el vértigo. El mosaico que constituye las páginas de este libro es la vida misma, llena de nombres, como teselas llenas de color, de experiencias de encuentro, porque la amistad es, sin duda, una compañera feliz y necesaria en esta travesía, que es la vida. Un libro de 182 páginas donde la amistad con sus nombres propios se va abriendo paso, sin resistencias, desde la providencia y la gratitud.