¿Está volviendo el fariseísmo a la iglesia?
En los últimos días no gano para sustos eclesiales. Uno se está acostumbrando a los calores del estío que están siendo considerables y de repente te encuentras con noticias que hacen subir el calor interior o, de otra manera más popular, el cabreo. Porque hay cosas que claman al cielo y otras que tienen poco que ver con el cielo sino más bien con las dichosas ideologías que donde entran lo dejan todo devastado. El evangelio no es una ideología; es una propuesta muy hermosa de vida; es el anuncio del reino que ya ha llegado. Y tiene poco que ver con las hostias sin gluten del cardenal Sarah o la misa mirando hacia Oriente del mismo cardenal. Tampoco parece que tenga que ver con el uso de las sotanas con clerigman romano que mola más, según parece y últimamente se prodiga. Me llamó la atención, aquí mismo en Religión Digital, leer cómo algunos sacerdotes daban argumentos de “gran altura teológica” para justificar el uso de la sotana negra en estos tiempos.
Vamos a ser serios de una vez. Si queremos superar este divorcio inmenso que hay entre iglesia y sociedad –yo creo en la buena voluntad del cardenal Sarah- no podemos andar con estas “chorradas” porque provocamos la risa y, no pocas veces, la burla. ¡Los chistes que ya he oído con las hostias del cardenal sin gluten, o mejor dicho las hostias sin gluten del cardenal¡ Es que se lo ponemos en bandeja. Me extraña aún más que la propuesta venga de un cardenal africano que se supone siempre debe estar más cerca de las gentes con menos posibilidades por la realidad social de su país y su continente. Y no siempre será fácil conseguir pan sin gluten en algunos países, porque eso supone una cierta elaboración.
¿Pero es que no sabemos las consecuencias que tiene consumir gluten a un celiaco? Por favor, seamos un poco científicos y preguntémosle a los médicos que conocen esas reacciones y el sufrimiento que les acarrea a los afectados.
Esa es la preocupación esencial hoy del cardenal Sarah, en culto y sacramentos? ¿Qué tanto por ciento de gluten puede llevar el pan para que sea legítimo? ¿No hay otros problemas y muy serios en la iglesia, comenzando por el mismo Vaticano, para dedicarle tiempo y trabajo que estas minucias tan insignificantes?
Fidelidad a lo que dijo e hizo Jesús, ¡por supuesto! pero en todo. También en su encarnación en medio de las pobrezas y su acogida a todos sin distinción de credos, o sentimientos o ideologías. No me consta en ningún momento que Jesús, cuando pidió a sus discípulos que prepararan la Pascua les exigiera certificado de la cantidad de gluten que llevaba el pan ácimo de la fiesta pascual. Tenía otras preocupaciones más importantes que las de le cardenal Sarah como era lavar los pies a sus discípulos y en eso poco le imitamos. ¿Alguien se va a pasar por nuestras celebraciones para controlar el pan que usamos?
Y es que la ley nos tienta con mucha frecuencia y tendremos que oír de nuevo a san Pablo gritando: "Para ser libres Cristo nos ha liberado; no os dejéis someter de nuevo al yugo de la esclavitud"
Ni me voy a plantear lo más mínimo, cuando alguien me traiga una forma sin gluten porque es celíaco, la cantidad de gluten que lleva. Exactamente igual que he hecho hasta ahora. Porque eso no es de Dios.
¿Estamos seguros que con gluten y sotanas vamos a entusiasmar a los hombres de nuestro tiempo en el seguimiento de Jesús y su evangelio? Tengo mis dudas.
Vamos a ser serios de una vez. Si queremos superar este divorcio inmenso que hay entre iglesia y sociedad –yo creo en la buena voluntad del cardenal Sarah- no podemos andar con estas “chorradas” porque provocamos la risa y, no pocas veces, la burla. ¡Los chistes que ya he oído con las hostias del cardenal sin gluten, o mejor dicho las hostias sin gluten del cardenal¡ Es que se lo ponemos en bandeja. Me extraña aún más que la propuesta venga de un cardenal africano que se supone siempre debe estar más cerca de las gentes con menos posibilidades por la realidad social de su país y su continente. Y no siempre será fácil conseguir pan sin gluten en algunos países, porque eso supone una cierta elaboración.
¿Pero es que no sabemos las consecuencias que tiene consumir gluten a un celiaco? Por favor, seamos un poco científicos y preguntémosle a los médicos que conocen esas reacciones y el sufrimiento que les acarrea a los afectados.
Esa es la preocupación esencial hoy del cardenal Sarah, en culto y sacramentos? ¿Qué tanto por ciento de gluten puede llevar el pan para que sea legítimo? ¿No hay otros problemas y muy serios en la iglesia, comenzando por el mismo Vaticano, para dedicarle tiempo y trabajo que estas minucias tan insignificantes?
Fidelidad a lo que dijo e hizo Jesús, ¡por supuesto! pero en todo. También en su encarnación en medio de las pobrezas y su acogida a todos sin distinción de credos, o sentimientos o ideologías. No me consta en ningún momento que Jesús, cuando pidió a sus discípulos que prepararan la Pascua les exigiera certificado de la cantidad de gluten que llevaba el pan ácimo de la fiesta pascual. Tenía otras preocupaciones más importantes que las de le cardenal Sarah como era lavar los pies a sus discípulos y en eso poco le imitamos. ¿Alguien se va a pasar por nuestras celebraciones para controlar el pan que usamos?
Y es que la ley nos tienta con mucha frecuencia y tendremos que oír de nuevo a san Pablo gritando: "Para ser libres Cristo nos ha liberado; no os dejéis someter de nuevo al yugo de la esclavitud"
Ni me voy a plantear lo más mínimo, cuando alguien me traiga una forma sin gluten porque es celíaco, la cantidad de gluten que lleva. Exactamente igual que he hecho hasta ahora. Porque eso no es de Dios.
¿Estamos seguros que con gluten y sotanas vamos a entusiasmar a los hombres de nuestro tiempo en el seguimiento de Jesús y su evangelio? Tengo mis dudas.