Dios ha nacido,
¡es inconcebible!
lleno de sangre y fluidos,
¿cómo se le ocurre?
además, en un pesebre,
a saber que condiciones de insalubridad habría...

Dios a nacido,
¡es inconcebible!
rodeado de violencia obstétrica.
Pobre madre que no tiene
quien los atienda.

Tampoco nos cuentan las crónicas,
cómo fué ese parto,
si lento o rápido,
u otros detalles que hoy son fundamentales,
como cuánto pesó el recién al nacer.

Sólo las coplas populares
hablan de la parida
que ha quedado bien,
y que vayamos todos a llevarles comida y abrigo.
Así que las condiciones
deben de ser regulares.

Pero la doctrina oficial
calla sobre estos asuntos.
Aún peor, les quita la mula y el buey
y pone en entredicho
los regalos de los Reyes Magos
lo poco que tenían,
en Belén y sin papeles.

¡Es inconcebible!
Que ese circo religioso,
basado en el oro,
le rinda pleitesía.

Debe ser pura palabrería
pues no encaja su tono altisonante
con el mensaje:
¡Dios ha nacido!