#MaríaMagdalena2024 LA ENCONTRAMOS EN GAZA, CON ELLAS CONSOLANDO…

LA ENCONTRAMOS EN GAZA, CON ELLAS CONSOLANDO…
LA ENCONTRAMOS EN GAZA, CON ELLAS CONSOLANDO…

Este año no tenemos que ir muy lejos de donde nació para encontrarla, cansada y sin maquillaje, entre los cadáveres de mujeres, hombres y niñxs.

Ella, María la de Magdala, acompaña a las que buscan entre la destrucción a alguien, llora con las que lloran, une su grito desgarrador al de ellas en esa larguísima noche que no acaba.

Consuela con su presencia y con su ternura incondicional a tantos que vagan sin rumbo, sin casa, sin familia, buscando un hueco donde cobijarse del horror.

Cura siempre que puede, alargando sus manos, estremeciéndoseante el lamento continuado de mujeres rotas al encontrar el cadáver de alguno de los suyos, tirado en la calle o gravemente herido sin hospital donde llevarle.

María la de Magdala, este año nos cuenta que su tierra y su gente ya no pueden más. Y ahí, justo ahí entramos nosotras. ¿Cómo podemos ayudar a que se detenga esa barbarie a que no vuelva a encenderse ningún foco de guerra nunca más?

Necesitamos recibir su Ruah, su Espíritu y llevarlo a nuestras calles y a nuestras vidas. Con la realidad de hoy.

Hace unos días experimenté (porque fue mucho más que ver) total estupor y admiración, a través de una película sobre la vida de Simone Veil, (Niza, Francia 1927)  primera presidenta del Parlamento Europeo y ministra de Sanidad en Francia y miembro del Consejo Constitucional. Falleció en 2017. Fue víctima del Holocausto y ahí perdió a casi toda su familia. Absorbe el horror y le sirve de catapulta. No se hunde ni se lamenta, grita con toda su fuerza en sus argumentaciones políticas ante unos varones que la envían a su cocina y a lavar los pañales de sus hijos. Se enfrenta, no se calla, estudia, y confía en su fuerza interior.

¿De dónde sacó la fuerza esa mujer sola en una sociedad patriarcal impenetrable? Ella, aunque judía de nacimiento no profesa ninguna religión, pero su espiritualidad me deja sin palabras. Saca su fuerza de su autoridad interior, de su dolor indescriptible experimentado en Auschwitz. Su valor enfrenta las absolutamente brutales condiciones de las cárceles de mujeres en una Francia sumida en su propia miseria.

Enfrenta el desprecio y la brutalidad con que los políticos hablan de los y las presas y sobre todo, como Jesús, enfrenta la hipocresía de los que causan con sus actividades sexuales egoístas que muchísimas mujeres hayan tenido y sigan teniendo que abortar en el baño de su casa, o debajo de un árbol.

Cuando le preguntan por qué hace lo que hace responde que quiso ser magistrada porque era su vocación, no una simple profesión.

El Espíritu de María de Magdala es fuerte y tierno a la vez, y cuando encuentra un resquicio de acogida entra y transforma en vida y vitalidad y sanación y liberación a toda persona que se deja tocar por ese Espíritu.

Hoy llama a nuestra puerta. En nuestro caso está dando vida, estos días, a la rama de vida consagrada de nuestra comunidad de Magdala que lleva tres años de andadura.

Su Ruah impulsa a mujeres consagradas a dejar situaciones donde no se sienten libres, respetadas o valoradas como mujeres. Y Ella abre puertas e inicia caminos-procesos, a través de las manos abiertas de quien comparte y se estremece ante su dolor.

Porque la experiencia de dejarlo todo, todo, para seguir a Jesús a través de una comunidad que descubres, después de muchos años de darlo todo, incluso herencias, que te hace daño, te empequeñece…es un dolor que muy pocos pueden comprender. Ella sí. Y ahí va, tocando a puertas, llamando a hermanas para que ayudemos con su proyecto liberador.

Yo puedo afirmar que si procesamos bien el dolor este sirve de catapulta para lanzarnos a liberar y sanar, con ella e inspiradas por ella tanto sinsentido que incluso las religiones patriarcales pueden llegar a apoyar.

Ayer leía con tristeza que en esta nueva fase del Sínodo se han descartado varios temas conflictivos: sacerdocio y diaconado femenino, celibato opcional y pastoral LGTBI, entre otros.

¿Qué haría Ella? María de Magdala, ayúdanos a formar comunidades que hoy acojan tu Espíritu y como en Gaza y en Francia y en tantos sitios, sepamos caminar entre el dolor con toda la ternura inteligente que brota de las mujeres impulsadas por la Ruah.

Magda Bennásar Oliver, sfcc

espiritualidadcym@gmail.com

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