#sentipensares Gracias
| Martha Eugenia, Mujer Mariposa
"Nadie sabe cuándo será el día o la hora, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo mismo. Solamente lo sabe el Padre." Mt 24,36.
Llamé para pedir un encargo doméstico, era un poco más del medio día. Al escuchar el tono triste de mi familiar respondiendo, lo interpelé. Su mujer, mi familiar directo estaba enferma en el hospital, se había sentido mal desde temprano de ese día. 12 horas después, estando en la sala de espera hospitalaria, nos anunciaron: Ha muerto. Ella una mujer adulta joven, que se había levantado para ir a trabajar y que minutos después un dolor intenso, la había llevado hasta su muerte horas después.
Qué se hace cuando la muerte toca la vida tan de cerca y de forma intempestiva, cómo se reacciona cuando apenas la Navidad, cuatro días antes me había inundado con risas, alegrías, y esperanza. Ahora estaba ahí, ante su féretro, con la cera chorreando de los cirios en esa mañana gélida, tan similar a la tristeza que me inundaba chorreando mi ser.
Hoy con un poco más de seis décadas y media, sé que es la oportunidad que tengo de seguir ejerciendo vivir inteligentemente mi aquí y ahora, esperando que todos los que falten me esfuerce por hacerlo también.
Cuán importante es hacerlo de manera significativa, para que cuando haya partido, haya dejado HUELLAS, que hayan hecho del mundo, un lugar más cálido y fecundo. Siguiendo la enseñanza de Teresa de Calcuta: “Que nadie se acerque jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz”, esmerándome por compartir en mi vida cotidiana, esa huella de divinidad con que todos somos dotados por el Creador.
Qué responsabilidad tan grande por el don de la vida (regalo divino), que se nos ha dado, un don que necesita convertirse en carisma (don gratuito que Dios concede a algunas personas en beneficio de la comunidad), para todos con los que nos relacionamos al paso de nuestra existencia. Siendo el don, regalo de Dios, no por nuestros méritos, no. Solo es por amor de Él hacia nosotros, pero con una consigna, que lo ejerzamos en beneficio particular y comunitario, para entonces sea carisma. Por lo que no importará el lapso que se exista, porque lo que se dejará será de tal valor que sin importar que el tiempo borre nuestro nombre, las repercusiones hayan dejado tal vestigio que beneficien a otros.
Hace muchos años recibí un correo donde un joven me agradecía que lo que yo le había contestado a otro dos años antes, en una plataforma digital, le había orientado a él. El joven al cual yo le había respondido a dudas que tenía de un tema de salud en particular, ni siguiera me había respondido. Y hete aquí que años después otro, al que no conocía, no solo había seguido mi orientación sino que se tomó el tiempo para hacérmelo saber. Este tipo de acciones tan sencillas pero de la misma manera tan significativas son las que necesitamos implementar con nuestro hacer cotidiano. Hay algunos que realizarán las que tengan un alcance mayor, tal vez las nuestras tendrán un impacto menor. Pero lo que no cabe duda es que todas las acciones tienen consecuencias en varios sentidos, dependiendo de lo que se haga. Pero ya que tenemos esa oportunidad y responsabilidad, entonces al ejercerla saludablemente, podremos irnos preparando para nuestra muerte, en el momento que sea, porque entonces regresando a la casa celestial, podremos decirle a nuestro Creador, esto me regalaste, esto te presento, gracias.