Crepúsculo, no sé si triste
Ha llegado la hora,
todo debe volver a sus raíces.
Tu dolor no me espanta,
Procuro arroparte con ojos vidriados por el dolor.
No me escondo en madriguera alguna,
guardo mi llanto a
cada paso tuyo.
Tu cuerpo,
Templo arrasado.
No te duele tu dolor,
sino el olvido de tus palabras.
Las túnicas féminas son las que van a tu lado,
Las que no desfallecen.
A los ropones púrpuras,
en el jardín de la muerte
llenaste de vida.
Oculta tu palabra,
nuestra palabra.
Mancillada mi imagen,
La que tú mismo tejiste.
Retorcida la historia.
Lucerna apagada.
La memoria no olvida,
Ahora, jeans violetas
Pegan fragmentos.