#MaríaMagdalena2024 María Magdalena: "He visto al Señor y me ha dicho esto" (Jn 20,18) ¿Sinodalidad?

María Magdalena: "He visto al Señor y me ha dicho esto" (Jn 20,18) ¿Sinodalidad?
María Magdalena: "He visto al Señor y me ha dicho esto" (Jn 20,18) ¿Sinodalidad?

María Magdalena, mueve los corazones endurecidos de quienes no aceptan el mensaje de Jesús de Nazaret.

Hagamos memoria... En 2016, en un encuentro con 900 religiosas superioras de todo el mundo en el Vaticano, Francisco anunciaba la creación de una comisión para estudiar el diaconado femenino. Un paso previo para el acceso al sacerdocio femenino . Un hito histórico. Sin embargo, en una entrevista reciente en la cadena CBS norteamericana, sobre los grandes cambios a realizar en una Iglesia Sinodal, el papa Francisco desestimó rotundamente la discusión. “Si son diáconos con las órdenes sagradas, no".

La Conferencia sobre la Ordenación de las Mujeres (WOC) expresó su decepción. De todos es sabido que Jesús incluyó a muchas mujeres como compañeras de ministerio, entre ellas María Magdalena, María de Betania y Salomé. Hubo, pues, apóstoles y apóstolas. La expresión "los doce" hace referencia a las doce tribus de Israel, no es discriminatoria ni se puede derivar de ella la exclusión que el mismo Jesús combatió durante su vida pública.

María Magdalena, "apóstol de los apóstoles", es referente en las iglesias domésticas, germen de las primeras comunidades cristianas, como vemos en los evangelios, en las Cartas de Pablo y en los textos apócrifos de los primeros siglos. Ellas acompañaron a Jesús desde los comienzos de su predicación en Galilea, subieron con él a Jerusalén sabiendo a lo que se exponían, compartieron mesa y cenas, algo que en una cultura semita era absolutamente normal, y estuvieron presentes al pie de la cruz. No se escondieron. No tenían nada que perder.

Fueron las primeras testigos de la resurrección. Algo que los discípulos varones no entendieron. La evangelización comenzó con ellas, predicaron, dieron testimonio de la vivencia con el Maestro y supieron anunciar al Cristo de la Pascua. Y así se extendió el movimiento de Jesús. Hasta hoy. Pero, ¿podemos hablar de Sinodalidad en este desierto ignominioso en que nos han metido a las mujeres durante siglos? Porque "se trata de la afirmación de un derecho de ambos sexos de representar a Jesucristo delante de la comunidad cristiana y no necesariamente una reivindicación feminista (eso que tanto asusta en la iglesia católica, añado). Es decir, se trata de pensar en la integración de las mujeres al sacerdocio oficial guardando una (la) misma forma de pensar y vivir la Iglesia (Sinodal, añado)" (I. Gebara). ¿Nos lo tomamos en serio? ¿O seguimos discriminando...?

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