Abrí mi ventana,
cerrada y oxidada por el invierno,
sentí un aire con AROMA DIVINO
y vi una chispa de LUZ LLENA
DE ESPERANZA,
¡¿es esta mi Pascua!?
Esperándome contemplé mi rostro,
me regale una sonrisa y me contestó sereno:
¡¿es esta mi Pascua!?
Di alivio y descanso a unos pies:
descuidados, cansados, lastimados, enfermos;
con el tacto y el olio ¡parecían los de un niño!,
¡¿es esta mi Pascua!?
Tomé mi cuaderno, para compartir mi Pascua,
distinto a otras veces,
la pluma y el papel ¡se abrieron!
Como la mañana primaveral
cuando aparece el sol,
¡¿es esta mi Pascua!?