GANAS DE PASEAR



Estas fotos están tomadas en el Paseo de la Ría de Huelva, a las 6 de la tarde del pasado 1 de mayo. Tantas personas en el Paseo, de todas las edades, manifiestan unas indudables ganas de pasear de toda la población.

Me llamó la atención tanta gente, fuera de sus casas, con ganas claras de relajación y descanso, precisamente en la jornada emblemática de preocupación por los problemas sociales de la población que constituye el Primero de Mayo. Probablemente había más gente en el Paseo, buscando el descanso de la tarde, que las que la prensa local ha dicho después que se concentraron por la mañana en las manifestaciones convocadas por el 1 de Mayo.



No es fácil interpretar este fenómeno social. Es bueno que la gente se preocupe y se solidarice con la Fiesta del Trabajo. También es bueno que la gente tenga ganas de pasear. ¿Son contradictorias ambas manifestaciones? ¿Está una cosa en frente de la otra? ¿Significan las ganas de pasear que las personas no sienten los problemas sociales? ¿Es que los problemas económicos y laborales no son tan importantes como para quitar las ganas de pasear a la población? ¿Significan todo esto que la gente es insolidaria y está insensibilizada ante los que lo pasan peor en la sociedad actual? ¿Son todas éstas preguntas retóricas, y no hay que darle más importancia al tranquilo paseo de la gente?

Semejante fenómeno parece que ocurre en el que los que estamos fuera consideramos como máximamente problematizados, Cataluña y el País Vasco. Las informaciones procedentes de allí dicen que las calles y las terrazas están repletas, que las ganas de pasear es también allí constante, que la vida sigue su curso, sin que la población parezca preocuparse mucho de lo que, desde fuera, consideramos como una situación clamorosa. ¿Vence también allí las ganas de vivir a la preocupación por la situación política y social?



Recuerdo lejano
Un recuerdo lejano acude ante este fenómeno, el de la gente que vivía tranquila y feliz en los tiempos de Franco. Resulta evidente que la falta de libertad política y social era flagrante durante todo ese periodo, pero también era constatable que mucha gente, sobre todo en las postrimerías del franquismo, vivía muy insensible ante los "problemas políticos", sólo preocupada por aprovecharse el inicial bienestar económico.

La comparación no es del todo iluminadora porque las situaciones sociales y políticas entre el tiempo franquista y el periodo actual son muy diferentes, y no resulta muy procedente sacar conclusiones fáciles de la comparación ente ambas. Pero la índole del fenómeno sí resulta comparable, la despreocupación comunitaria de los grandes problemas comunes.

Cada uno puede valorar diferentemente la situación según la importancia que le dé a la magnitud de los problemas sociales y políticos actuales y al grado de despreocupación que le atribuya a las "ganas de pasear" que evidentemente también existe en la actualidad. Los que piden con urgencia una moción de censura dada la gravedad del nivel actual de corrupción y los que piensan que no hay que alarmarse tanto ante los problemas provocados por unos pocos indeseables; los que estiman que el paro y los problemas sociales actuales no pueden aguantar más y los que consideran que lo peor ha pasado y que ahora se pueden ya esperar tranquilamente que las aguas desbocadas vuelvan a sus normales cauces. La eterna desigual valoración entre la botella medio llena y la botella medio vacía.


¿Valoración cristiana?

¿Aporta algo la fe cristiana a la recta valoración de toda esta problemática? El Papa Francisco, ante las múltiples amenazas bélicas actualmente existentes, ha hablado estos días con términos bastante alarmantes. En Francia, ciertos ambientes se han quejado de que la Iglesia no haya hablado suficiente contra el peligro de involución que supone la alternativa radical de Le Pain. En España, no recuerdo intervenciones más recientes alentando o suavizando la preocupación por el momento socio-político-económico actual. No en todo momento hay que decir palabras conminatorias sobre todas la situaciones. Cada cual debe también interpretar personalmente las exigencias del Evangelio.

Interrogantes y valoraciones provocadas por las ganas de pasear manifestadas en las sencillas fotografías tomadas en la tarde del Primero de Mayo en el Paseo de la Ría de Huelva.

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