Navidad, un bello cuento bien cantado

Una vez acabada la Navidad, en el día de Reyes, reviste para mí especial sentido la reflexión que me provocó un musical sobre la Navidad al que tuve ocasión de asistir en estos días. Está basado en un cuento llamado El día que Jesús no quería nacer, publicado en 1987 por Antonio García Barbeito.

Por haber nacido en los contornos del Guadalquivir y por su actual columna diaria en el ABC de Sevilla, Antonio García Barbeito es mucho más conocido en la Andalucía Occidental que en la Andalucía Oriental o en el resto de España. Su diaria columna es una constante vuelta a los recuerdos de su infancia, extraídos de su Aznalcazar natal pero perfectamente identificables para todos los nacidos en aquellos parajes, para provocar una reflexión muy adulta y muy sensata sobre lo que está ocurriendo en el mundo actual, todo condimentado con buenas dosis de humor y con mucho cariño. Su columna es el resultado de una visión serena sobre la realidad, realizada con cercanía y con mucha sensibilidad.

El cuento El día que Jesús no quería nacer está escrito con mucho primor y con tal sentido concreto y realista que los responsables de su puesta en escena musical -personas del pueblo de Gines, en el que ahora vive el autor del cuento- casi no han tenido más que ponerle rostros y música a las palabras puestas en el cuento por Antonio García Barbeito en la boca de sus personajes.

La escenografía es extraordinariamente sencilla, poniendo a los actores ante una gran pantalla, que recoge imágenes de Gines primero y de la proyección de estrellas y cielos a lo largo de la representación, con sólo unas pajas en la escena, para evocar muy lejanamente el ambiente de Belén y el escenario de los Nacimientos actuales. En este somerísimo escenario van cantando los personajes los dos grandes apartados de la obra.

En el primer gran apartado de la obra, los personajes típicos de todos los Nacimientos -el molinero, la lavandera, el gañán, la costurera, el leñador, la posadera, el vendedor, los pastores y los Reyes Magos- están todos sobre el escenario, variadamente sentados sobe las alpacas de paja, y van siendo llamados por la voz en off del Ángel, teniendo cada uno su intervención cantada al ir saliendo del escenario, desgranando despaciosamente las razones por las qué Dios no quiere ya nacer en Belén. Muy poéticamente, son las razones de la increencia, de la falta de sentido que hoy ya tiene la aparición en Belén de un Jesús al que el mundo y las gentes de ahora no quieren acoger. Las intervenciones de todos estos personajes son un recuento de todas las razones que hoy muchos esgrimen en contra de la Navidad, unos desde la falta de fe y otros desde una fe que se siente agraviada por el adverso comportamiento del mundo actual.

Pero la obra no termina con el rechazo a la Navidad, con los motivos que Jesús tiene para no nacer de nuevo en el mundo. En una segunda parte se vuelven las tornas y el autor muestras las razones que sigue habiendo para que Jesús nazca en el mundo. Como en los autos sacramentales del Siglo de Oro español, aparecen en el escenario una serie de personajes abstractos -la justicia, la libertad, la paz, la pobreza, la fe y el amor- que van poco a poco expresando por qué tiene hoy que seguir naciendo Jesús. Son una serie de intervenciones -muy finas meditaciones humanas y teológicas- para justificar el hecho insólito del nacimiento de Jesucristo. Sobre cada una de estas intervenciones, el Narrador -la voz en off del propio García Barbeito- nos va comentando que el Ángel escucha y sonríe. Al final, alrededor de un trapo blanco muy bien doblado en las manos de la Fe, todos cantan la apoteósica aparición del Niño Jesús.

A pesar de una concepción tan ideológica, de unos razonamientos tan condensados en cada frase y del play back tan dominante, la obra no se hace pesada. La buena literatura y la música bien concebida y expresada, siempre subyugan. En la representación a la que asistí, me sorprendió mucho que en el salón plagado de niños no se oyó una mosca, el silencio fue muy denso durante toda la hora de la representación. La expresividad tan popular de la obra -letra y música- captó la sensibilidad de todos y produjo un seguimiento expectante y convencido.

A toro pasado de la Navidad, el recuerdo de este retablo de pastores presentado como el musical de la navidad, viene bien para reposar todo lo vivido en estos días pasados y para volver a pensar por qué y como ha nacido de nuevo Jesús.
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