¿Tiene enemigos el Papa Francisco?
Un par de días antes de acabar el año anterior, me sorprendieron los resultados de una evaluación sociológica sobre el crédito personal de los personajes más significados del mundo y de España. Me sorprendió porque los resultados de la encuesta fueron publicados en El País, según un trabajo de campo previamente realizado por Metroscopia, las dos entidades que pocos días después colocaron al PP en expectativas de votos en tercer lugar, después de Podemos y del PSOE. Sin provenir por tanto de un medio afín a la Iglesia o a los temas religiosos, al Papa Francisco le concedía su aprobación el 81 por ciento de los encuestados, más de diez puntos por delante de los Reyes de España (Felipe, 70%, y Leticia, 67%) y de Barack Obama (71%) y más de cuarenta puntos por encima de los otros personajes evaluados: el Secretario General de la ONU (Ban Ki Moon, 41%), el Presidente de la Comisión Europea (Juncker, 30%) y los Presidentes de Italia (Renzi, 29%), Alemania (Merkel, 42%), Francia (Hollande, 34%) y Rusia (Putin, 19%). La superioridad de Francisco sobre todos los demás era rotunda.
Estos resultados de popularidad extrema -personalidad del año 2014 según algunos medios, además de los resultados de la encuesta citada- levantan la sospecha de si la aprobación es tan unánime como aparece. Al evaluar su figura, algunos comentaristas señalan que no todos aprueben sus comportamientos e incluso concretan que los modernos movimientos eclesiales (Opus Dei, Comunidades Neocatcumenales, Comunión y Liberación. Comunidades Carismáticas, Foculares...), por su propia manera de pensar y por haber sido anteriormente mucho más exaltados por el Papa Juan Pablo II, son actualmente los más disgustados con el Papa Francisco. Pero hay que reconocer que todo esto son comentarios de prensa, suposiciones de los opinantes, pues no he descubierto hasta ahora ningún parecer abiertamente contrario y públicamente manifestado en contra de Francisco.
Cabe suponer que actualmente hay corrientes y pareceres más inclinados a la reprobación que a la satisfacción por las conductas y las opiniones de Francisco, porque coinciden menos con lo que estas instancias habían manifestado públicamente con anterioridad. Pero esto sucede siempre, porque también anteriormente había corrientes y opiniones menos satisfechos con las opiniones y los comportamientos de Juan Pablo II e incluso de Benedicto XVI. La opinión pública en toda la Iglesia no es siempre obviamente unánime y los Papas además tienen sus claras diferencias en las opiniones y en los talantes personales. Pero se puede también reconocer que, generalmente, tanto las personas como las agrupaciones se muestran respetuosas en el seno de la Iglesia, no llegando a las críticas descaradas de la máxima autoridad de los Pontífices.
Por tanto, ¿tiene Francisco enemigos? Personas e instancias diversamente satisfechas con su figura y sus comportamientos, obviamente existen. Pero hasta ahora, según lo que personalmente percibo sobre esta realidad, no se están produciendo manifestaciones abiertamente contrarias. El comportamiento de las personas, e instituciones y hasta de los medios de comunicación, en general es aún laudatorio. ¡Raro fenómeno!.