En un estudio realizado con estudiantes de EEUU sobre salud emocional, las tres principales palabras con las que han expresado sus sentimientos han sido cansado, estresado y aburrido. Como contraste, leo estas palabras de Vito Marcuso en su libro Questa Vita: “Hay momentos en la vida en los que aparecen la gratuidad y la belleza dándonos la posibilidad de participar, por medio de nuestro consentimiento, en la pasión por la vida: sentirse en casa en medio de la naturaleza, experimentar el calor humano de la amistad, vivir el arrebato de la armonía de una música, alegrarse internamente al ver nacer en un corazón joven la pasión por la cultura y la justicia, percibir la dulce armonía que invade la totalidad de la persona en presencia del verdadero amor…”
No creo que exista mejor terapia de choque frente a esos sentimientos de cansancio, estrés y aburrimiento, que esta actitud de vivir saboreando esos momentos que son la sal de la vida. El mundo es aún demasiado hermoso ante nuestros ojos siempre que no prefiramos ponernos las gafas de realidad virtual y seamos capaces de maravillarnos y sorprendernos ante el olor de un magnolio, las voces de unos niños que juegan con una cometa, la serenidad de un prado por la tarde. Necesitamos vacaciones precisamente para eso. Y también para dejar de hablar durante un tiempo de pactos políticos, de la llegada del 5G, de la promoción del último iPhone.
No hace falta viajar muy lejos ni visitar lugares exóticos: “el Reino de Dios está dentro de vosotros”, decía Jesús. Vamos a darnos la oportunidad de conectar con él.