Duty free
Las autoridades judías, con intenciones capciosas, han preguntado a Pedro si su Maestro es culpable de evasión fiscal y él, convencido de que Jesús va a felicitarle por su postura virtuosa de ciudadano modélico, contesta que por supuesto que no, que a honradez y decencia tributaria no le gana nadie. Pero Jesús reacciona una vez más inesperadamente y se declara duty free, haciendo temblar de golpe a los sistemas retributivos, la bolsa, las fuentes tributarias de financiación y el ministro de finanzas.
Quizá trató de explicárselo después a Pedro:- ¿Cómo se te ocurre que entre un padre y sus hijos se interponga el IRPF? ¿No te parece absurdo pensar que Dios reclame un IVA por querer a sus hijos? ¿No te das cuenta de que, cuando aparece el amor, huye todo lo que suene a obligatorio e impuesto y solo fluyen la gratuidad, el derroche y la esplendidez?
No era fácil de entender, así que lo mandó a pescar al lago: en la boca del primer pez pescado estaba lo justito para cumplir los dos con sus obligaciones de Hacienda.
Aún le faltaba tiempo para conseguir que entendiéramos hasta donde llegaba su libertad.