Todos sabemos que la vida es un simple suspiro. En cuestión de segundos todo te puede cambiar, o bien para mejorar o para empeorar, generalmente el 90% de las veces lo suele hacer para empeorar.
Reflexionando, pensaba: ¿No tenéis la sensación que para dos días que vivimos nos complicamos la vida demasiado? Cuanta envidia, cuanto hacer daño a los demás, cuantas trabas y zancadillas a lo largo del camino ponemos para destacar, ser mejor que el otro, que me tengan en cuenta etc, etc…
Pero cuando uno pasa por una situación difícil como puede ser una enfermedad, una separación la perdida de alguien a quien quieres… entonces es cuando de pronto te paras y te das cuenta de cómo estás viviendo y gastando tu vida. Lo que quedará de ella, es lo que hayamos hecho, no lo que tengamos.
Creo que es importante saber valorar y aprovechar cada momento que vivimos, el ahora, porque no sabes cuándo ni cómo terminará. Cada momento es nuestro, único, irrepetible, nadie te lo puede quitar y quizá mañana ya no lo puedas tener porque la vida te lo ha arrebatado…
Nos cuesta vivir el ahora. Cuando lo hacemos, lo estamos haciendo pensando lo que tenemos en breve o lo que hemos hecho, pero pocas veces saboreamos, disfrutamos con los cinco sentidos de lo que tenemos delante, sencillamente no sabemos.
Sería cuestión de que nos detuviésemos por un momento para darnos cuenta de qué diferentes serían las cosas si de verdad supiésemos vivir…