Un Papa Carismático
Nos está pidiendo que seamos capaces de no leer el mundo desde la Iglesia, sino al revés, que leamos y entendamos la Iglesia desde el mundo, especialmente desde el mundo de los más pobres. Pues hagámoslo, pero desde un tiempo que se nos está regalando de oportunidad para el cambio, algo que se necesitaba a gritos.
Necesitamos transformarnos para poder transformar, poder caer en la cuenta de que lo importante en la vida y lo que verdaderamente nos puede hacer más felices, no es la relación de las personas con las cosas, sino de las personas con las personas.
El tener, el desear, ¿de verdad, sentimos que nos hace más felices? Momentáneamente quizá alguien piense que sí, pero ya está, solo es por un tiempo más o menos definido. Creo que todos tenemos la experiencia de que aquello que no podemos comprar, es lo que más felices nos hace. La familia, el amor, los amigos, la solidaridad, una mirada, una mano amiga… cosas que no tienen valor económico, pero el problema es que no sé si somos demasiado conscientes de ello.
El papa nos lo recuerda cada día a través de tantos gestos y palabras como lo hacía Jesús.
Recordemos que somos testigos privilegiados en un momento determinado de la historia, de nuestra historia, de la necesidad de hacer de este siglo XXI un tiempo diferente.
Siento que estamos en un “Kairos”, en un momento determinante y decisivo en el que no podemos seguir esperando no sé qué...
¡Amigos, seamos optimistas, pero siempre con inteligencia…!