Tiempo de descanso
Este próximo mes quiero dejaros descansar y a la vez también hacerlo yo. Coger fuerzas y energías para iniciar un nuevo curso con una nueva mochila cargada de lo mejor de la vida.
Algunos os marchareis, otros ya lo habéis hecho y otros os quedareis en vuestros lugares habituales, pero lo que sí haremos todos es dejar a un lado las prisas y el estrés que la mayoría de las veces nos impiden saborear muchas de las sensaciones que nos pasan inadvertidas.
Estos días de descanso creo que son un tiempo propicio para sacar lo mejor de nosotros, recuperar esas relaciones que hemos tenido un poco abandonadas porque la vida no nos da más de sí y escuchar al que tiene necesidad de ser oído, algo qué muy poco hacemos…
Compartir una sonrisa, un consejo, prestar una ayuda, lo que podamos… pienso que son maneras de intentar hacer la vida más agradable a los demás y dejar de pensar en nosotros y ¡cómo no!, también es el momento de acordarnos de Dios, darle gracias por la posibilidad del descanso porque la fe no tiene o no debería de tener vacaciones, al contrario, creo que es la que nos fortalece cada día para seguir caminando.
Pues lo dicho, ¡a disfrutar del tiempo de descanso! y para quienes queráis, os espero con nuevas fuerzas a primeros de septiembre.
Gracias por estar ahí.