En estos días se nos invita a “estrenar la vida”, pero ¿Cómo hacerlo?: a través del abandono, de la confianza, del dejarnos moldear como arcilla que somos…
Todos estamos invitados a esta gran fiesta del cristiano que acabará en la RESURRECCIÓN, ¡qué mejor final! Para ello solo tenemos que estar atentos a lo que la vida nos va regalando a cada uno en estos días, hasta llegar a experimentar cómo Dios se hace presente desde nuestras entrañas, desde lo más hondo de nosotros. Pero para llegar a ese sentir, necesitamos algo de lo que tanto carecemos: SILENCIO. Ser capaces de silenciar nuestra vida y nuestra mente.
No nos limitemos a llenar Iglesias o procesiones sin más, por tradición, con tantos hermanos crucificados que tenemos a nuestro lado, sino que todo esto nos invite a VER. La resurrección es apostar por la vida, es fiarse, saber ser signo de Dios, de tantos “sepulcros” en nuestro mundo, es sentirnos UNO en el UNO.
Ojalá que seamos capaces de experimentar la VIDA de Dios. De sentir que Él sale a nuestro encuentro y lo hace en el hermano que te tiende la mano pidiéndote una moneda o un pedazo de pan.
Entramos en la noche, pero sin miedo, al contrario, con fe, con confianza y caminemos hasta la otra orilla. Apostemos por Él con esperanza, lavando heridas, en una palabra: sembrando VIDA.
¡Felices días a tod@s los que compartís cada semana mi sentir y vivir!