Eso es lo que nos dice nuestro refranero tan sabio. ¡Y es verdad! A las personas se las conocen no por lo que tiene sino por lo que son, de lo contrario, estaríamos hablando de intereses, algo totalmente diferente.
Cuando una persona es agradecida, sabe valorar los pequeños detalles que le puede regalar la vida como el mayor tesoro del mundo, no le pasan desapercibidos, pero también es verdad, que para eso, hay que saber “mirar”. ¡Cuántas veces hemos miramos a los ojos a ese chico que a la salida del metro nos da una publicidad! ¿y cuántas le hemos dicho ¡gracias!?
En este tiempo de crisis en el que nos seguimos encontrando por mucho que se empeñen en decir lo contrario, todo el mundo va cabizbajo y qué poca gente sabe dedicar una sonrisa o un momento de su tiempo a escuchar a los demás, apenas nadie… Por eso, “felices quienes saben disfrutar de los pequeños detalles que les regala la vida, quienes saben escuchar y contribuyen a que el negro deje de serlo para empezar a convertirse en gris”…