El don de la alegría

Si somos un poco observadores, cuando caminamos por la calle, el autobús o metro ¿os habéis fijado en los rostros de las personas con las que nos cruzamos? Apenas nadie sonríe. Éste es uno de los síntomas de nuestra sociedad del primer mundo, como nos llaman, porque el momento que estamos viviendo no hace más que incrementar la sensación de que no hay salida ni futuro para muchas personas, por mucho que los gobiernos insistan en que no es así.
Es verdad que la alegría no parte de los bienes que podamos tener, pero es una estabilidad que ayuda. También es verdad que hay otra alegría, más importante que nace de lo más profundo ayudándonos a estar conformes con lo que tenemos sin necesidad de pasar por encima de los demás para conseguir algo, como seguro que estamos acostumbrados a ver o incluso lo hemos vivido en nuestra propia carne.
Pienso que es necesario recuperar el don de la sonrisa, de dar lo mejor de nosotros para poder mirar los acontecimientos diarios de la mejor manera posible. ¿ Pensáis, sería viable, merece la pena?, quizá cambiarían muchas cosas…
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