¡Tengo hambre!

Cuantas veces al día oímos esta frase en el metro, en el tren, en la calle… es muy duro extender la mano para poder comer.
Aún me sigo preguntando cómo considerándonos un país del primer mundo, todavía seguimos hablando de hambre, de personas que siguen pasando necesidad y lo peor, es que en lugar de disminuir, va en aumento… ¿no será que los que tienen demasiado (o tenemos), estamos usurpando lo que le corresponde al hermano?
Hace unos días hablaban de mil millones de personas en el mundo que no tienen lo necesario para comer, ¿sabéis lo que eso significa? ¿Puedes por un momento pensar que tu hij@ te pida un trozo de pan y no tengas qué darle? Eso es muy duro para una madre y en la actualidad se está dando en nuestro país, ahora ya no hay que irse más lejos… No podemos seguir mirando para otra parte fingiendo que toda va bien, porque no es así.
¡Escuchemos! , démosle voz a quienes sufren silenciosamente. Hoy más que nunca, las personas tienen necesidad de ser escuchadas. Dejemos a un lado en algún momento del día nuestras prisas y hagamos el esfuerzo de ponernos frente al hermano que nos necesita.
Evitemos el despilfarro y desperdicio de los alimentos. El hambre es una catástrofe a nivel mundial. No olvidemos que son muchos millones de personas los que no tienen la oportunidad de disfrutar de una vida medianamente digna. Hay alimentos suficientes para todos, pero tenemos que concienciarnos de ello. Depende de ti y de mí. Está claro que si lo dejamos todo en manos de nuestros gobiernos, seguiremos encontrando personas cada día en nuestro camino que me digan: ¡¡tengo hambre!!
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