| Ana Bou
Quizá os suene este comienzo de mi compartir hoy con vosotr@s. Pertenece a un escritor y poeta llamado Walter Savage. Alguien me regaló su libro y entre muchas otras frases, ésta me llamó poderosamente la atención, me paré, la anote y hoy lo traigo a este minuto.
El corazón es el centro de nuestra existencia, desde donde brotan todos nuestros sentimientos buenos o malos. Es como nuestra conciencia, que nunca nos miente, porque no puede.
Todos hemos experimentado lo que significa querer a alguien. Es un sentimiento que potencia nuestro bienestar, deposita nuestra confianza en el otro y nos da fuerza para afrontar nuevos retos. Amar nos cambiar por dentro y por fuera.
Eso también lo hace la religión, o mejor dicho: Jesús. Cuando lo conoces de verdad, tu vida se transforma. Hay algo que todo lo transciende, que te atrae proporcionándote una mayor fortaleza y seguridad. Nos hace ser más coherentes con nuestra forma de ser y actuar. Sin embargo, el poder, nos sitúa en la parte opuesta al amor y a Jesús.
Normalmente las personas con poder, sea del tipo que sea, suelen situarse por encima de, no al lado o junto a. siempre les mueve el interés, ¡son la autoridad!, y muy pocos saber utilizarlo para un bien común.
Tener poder hoy en nuestra sociedad, venga de donde venga, significa tener la capacidad de hacer que determinadas cosas ocurran y eso no siempre es llevado a un terreno bueno y positivo.
Tres partes de una misma frase: Amor; religión y poder. Tres palabras que unifican y a la vez desligan…