“Vergüenza”. Creo que esa ha sido la palabra más escuchada estos últimos días, pero estoy segura que en breve todo se habrá olvidado y seguiremos como siempre.
Con esta palabra expresaba el Papa su más íntimo sentir ante la tragedia de Lampedusa.
Todos nos consternábamos ante tanto dolor, pero sé que no será la última vez que vivamos una tragedia como esa.
Estoy segura que si hubieran sido ciudadanos europeos, las cosas habrían sido diferentes. Los medios de ayuda prestados hubieran sido el doble y nadie hubiera pasado de largo… pero por desgracia, también existen personas de 1ª y 2ª categoría. Eso sí que es una verdadera vergüenza… todavía el color de la piel es el que manda…
Nunca entenderé a los gobernantes cuya única preocupación es el éxito, el poder, o el dinero. El pueblo sólo es importante en el momento de las elecciones, momento en el que todos se recorren las calles con su mejor sonrisa besando y acariciando a los niños. Esa es la falsa imagen de cualquier político en este mundo…
Mi pregunta es: ¿dónde quedamos las personas? el hambre, el paro, la salud, la integridad del ser humano, su dignidad… ¿qué pasa con ella? Es inconcebible que la gente se vea obligada a huir de sus países donde nacieron y crecieron, dejando atrás familia, pertenencias, todo, incluso la vida por un trozo de pan… ¡qué es lo que estamos haciendo! Demasiada tecnología, demasiados avances, pero parecemos tercermundistas. Estamos perdiendo el SER, los valores, tantas cosas…
Por favor qué ésta sea la última vez que sucede algo tan cruel. En pleno siglo XXI no podemos seguir permitiéndonos esta VERGÜENZA…