Un santo para cada día: 29 de mayo Sta. Úrsula Ledóchovska. (Fundadora de las Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús)
Por méritos propios merece ser considerada como una de las personalidades relevantes del siglo pasado, que trabajó a favor de la integración y en contra del olvido y de la marginación de las jóvenes y ella misma fue un ejemplo viviente de dignidad femenina
Es cosa frecuente que la lectura de un libro produzca impacto en la vida de las personas y cuando acaban de leerlo ya no son las mismas. Es el caso de Julia María, que quedó profundamente impresionada con la lectura reflexiva y meditada del pasaje evangélico de la pasión de Cristo. Quiso desde entonces seguir sus pasos y estar unida a Él. Estamos ante una mujer de nuestro tiempo activa, emprendedora, segura de sí misma, sabiendo que contaba con la ayuda de Dios, por eso arriesga y afronta los peligros de la forma más natural del mundo, siempre dispuesta a viajar y a ejercer una misión apostólica donde hiciera falta. Ella habría de ser testigo de los graves acontecimientos de nuestro tiempo. Julia María, que así fue bautizada, vio la luz el 17 de abril 1865, en la paradisiaca villa de Loosdorf (Austria). Tuvo la gran suerte de pertenecer a una familia privilegiada, tanto su padre Anton Halka Ledochowsky, como su madre Josephine Lalis-Zizers, eran condes. Ambos se esforzaron por darle una formación esmerada, completando la educación recibida por parte de los profesores a los que se les había encomendado.
En el hogar se respiraba un ambiente de alegre espiritualidad ya que por allí desfilaban con frecuencia sacerdotes y religiosos amigos de la familia. Todo ello favoreció el rico potencial humano de esta niña bien dispuesta que se mostraba como una chica sensible, generosa y alegre. Toda iba bien en la familia hasta que en 1873 se produjo una quiebra de la economía familiar cuando Julia era todavía muy niña. Ello obligó a la familia a trasladarse a la localidad de St. Pölten (Alemania) y más tarde a la localidad Lipnica Murowana, (Polonia); a pesar de tanto trasiego pudo obtener el título de maestra y capacitación para la enseñanza en lengua francesa, llegando a ser una gran educadora como a lo largo de su vida pudo demostrar sobradamente.
A la muerte de su padre acaecida en 1985, un tío suyo, cardenal, se hizo cargo de la familia y un año más tarde cuando julia tenía 20 años de edad la vemos ya en el convento de las Ursulinas de Cracovia, donde con el tiempo llegaría a ser su superiora, aquí se consagraría a Dios y cambiaría su nombre por el de Mª Úrsula de Jesús. A partir de entonces es cuando comienza a desplegar una intensa actividad apostólica involucrándose en los asuntos políticos, sociales y morales de la época. Emplea su tiempo en favorecer a los indigentes, ayudar a los niños y jóvenes; busca horizontes amplios para su apostolado, sin importarle los riesgos que pueda correr, finalmente y de mutuo acuerdo con Pío X se embarca en una aventura peligrosa, cual fue la de propagar el evangelio en Rusia, que por aquel entonces estaba en manos de los bolcheviques enemigos del cristianismo.
Vestida de paisano y de forma semiclandestina, para no levantar sospechas, se instala con otra hermana de la Congregación y fundan un convento en San Petesburgo, pero son descubiertas por los servicios secretos que controlan todos sus pasos, sometiéndolas a estricta vigilancia, aun así con intrepidez, inteligencia y sacando a relucir sus dotes de estratega, esta mujer continua sin desfallecer su actividad misionera, más aún amplía su radio de acción hasta Finlandia, donde pone en marcha una clínica para los más necesitados, hasta que declarada la Primera Guerra Mundial y en 1914 fue expulsada del país por su condición de austriaca y tuvo que viajar a Suecia, Dinamarca y Estocolmo, dejando huella de su actividad benefactora allí por donde pasaba. Lleva a cabo la apertura de un internado para muchachas universitarias con el fin de que estuvieran en un lugar seguro y pudieran recibir una sólida formación religiosa, estando la Fundación de la Congregación mariana regentada por eminentes teólogos para profundizar en la vida cristiana
De regreso a Polonia en 1920, le esperaba una ardua labor humanitaria, tareas de reconstrucción, ayuda a las víctimas de la guerra. Se dedicaría también a restructurar la nueva congregación por ella fundada, asistir a los de enfermos y desamparados a poner en marcha la Cruzada Eucarística Juvenil, abrir escuelas, editar libros para niños y jóvenes, pronunciar conferencias y dar catequesis y por si fuera poco se encargó también en promover la edición de revistas y ediciones de libros para niños y jóvenes.
El 29 de mayo de 1939, después de haber dejado la tierra sembrada de semillas evangélicas, muere la M. Mª Úrsula de Jesús en Roma, siendo superiora general. Su cuerpo se conserva incorrupto.
Reflexión desde el contexto actual:
Úrsula de Jesús fue una mujer actual en el pleno sentido de la palabra, que vivió nuestros mismos miedos y esperanzas. Al margen de las creencias religiosas o de ideologías hemos de estar agradecidos por su imponente labor social y humanitaria. Por méritos propios merece ser considerada como una de las personalidades relevantes del siglo pasado, que trabajó a favor de la integración y en contra del olvido y de la marginación de las jóvenes y ella misma fue un ejemplo viviente de dignidad femenina de la que habría que tomar ejemplo si verdaderamente estamos a favor de la reivindicación femenina.