Un santo para cada día: 6 de junio S. Marcelino Champagnat ( Pedagogo vanguardista, fundador de los HH. Maristas)
La fortaleza y energía de este viajero y trabajador incansable acabó minándose, debido a la ardua tarea y a la visita inoportuna de una enfermedad, que acabaría con él a la edad de 51 años, el 6 de junio de 1840, dejando a la iglesia y a la humanidad una preciosa herencia
El 14 de julio 1789 se iniciaba la revolución francesa con la toma de la Bastilla, ello iba a significar el final del antiguo régimen y el comienzo de profundos cambios sociales culturales y políticos en Francia. En este mismo año en Marlhes, (Lyon) habría de venir al mundo un niño que fue bautizado con en el nombre de Marcelino José Benito, en el seno de una familia destinada a vivir de cerca los avatares de este nuevo periodo histórico, puesto que su progenitor, D. Juan Bautista Champagnat, era un señalado miembro de los jacobinos, motivo por el cual fue llamado a desempeñar cargos políticos en la región lionesa, comarca a la que pertenecía el pueblecito donde Marcelino había nacido.
Paradójicamente el hijo de este hombre tan comprometido con la Revolución, no iba a pisar nunca la escuela del pueblo, porque se había convertido en un lugar aborrecible para él, a raíz de presenciar los malos tratos que el maestro dispensaba a uno de los alumnos, por lo que tuvo que conformarse con las lecciones que su madre, María Teresa Chirat y su tía Luisa, monja exclaustrada, pudieron proporcionarle. Así hasta que en las vacaciones de Pascua de 1804 aparece en escena un sacerdote que andaba buscando vocaciones y descubre que este muchacho, que ya contaba con 14 años de edad, podía ser un buen sacerdote. La familia, que sabe de las limitaciones de Marcelino, piensa que esto no es una buena idea, pero dado que el muchacho accedía, decidieron probar y Marcelino ingresa en el seminario a los 16 años.
Su etapa como seminarista menor resultó dura al principio, pero las dificultades fueron solventándose. Una vez en el Seminario Mayor tiene por compañeros a Juan María Vianney (el Cura de Ars), a Claudio Colin y Juan Claudio Courveille, quien el año 1815 comunica a sus compañeros su proyecto de fundar la que habría de llamarse “Sociedad de María (Maristas)" encaminada a recristianizar la sociedad civil. A este proyecto se une un grupo entre los que se encuentran Colin y Champagnat.
Una vez concluidos sus estudios eclesiásticos, el 22 de julio de 1816, Marcelino es ordenado de sacerdote a los 27 años de edad, juntamente con Colin, Courveille y otros 50 compañeros más. Al día siguiente, un grupito de 12, suben al santuario de Ntra. Sra. de Fourvière y allí, bajo el liderazgo de Courveille, prometen dedicarse a establecer la “Sociedad de María”, que la Iglesia habría de reconocer en 1836.
El nuevo sacerdote fue designado para regentar la parroquia de La Valla-en-Gier, por lo que tuvo que trasladarse a vivir en una población rural disgregada, donde va a conocer de primera mano la dejación cultural en que se encontraban los niños de los pueblos. Un día es solicitado para dar la extremaunción a un joven de 16 años y constata que este muchacho nunca había oído hablar de Dios. El hecho le conmociona y tratará de remediar la indigencia cultural y espiritual de los niños pobres a través de una asociación que habría de llamarse "Hermanos de María" o "Hermanos Maristas”. A tal efecto alquila una casa y años después pone en funcionamiento diversas escuelas, para lo cual no regatea esfuerzos, pidiendo ayuda a las autoridades civiles y religiosas, incluso él mismo se ofrece a hacer de albañil, carpintero o lo que hiciera falta.
Aparte de co-fundadador con Courveille de los “PP. Maristas” y fundador de la congregación de “Hermanos Maristas”, Champagnat puede ser considerado como uno de los pioneros de la pedagogía moderna, por estar siempre a la brecha del vanguardismo educativo, abierto siempre a las nuevas formas. Conformó el método simultaneo-mutuo, puso en práctica un nuevo método de lectura, remplazando el deletreo por el procedimiento fonético-silábico, incorporó en el “curriculum escolar” unas disciplinas tan necesarias para la educación integral como son la música, la educación física y la religión. Se adelantó a su tiempo, practicando la disciplina preventiva, desestimando todo castigo físico y proclamando a los cuatro vientos “que para educar hay que amar” sentencia en la cual se esconde la clave de la buena pedagogía y que los maristas han hecho de ella el lema de su labor educativa, pero sobre todo, hay que decir que Marcelino Champagnat fue hombre de fe y de una profunda humildad, un apóstol apasionado por dar a conocer el reino de Dios entre los jóvenes.
La fortaleza y energía de este viajero y trabajador incansable acabó minándose, debido a la ardua tarea y a la visita inoportuna de una enfermedad, que acabaría con él a la edad de 51 años, el 6 de junio de 1840, dejando a la iglesia y a la humanidad una preciosa herencia.
Reflexión desde en contexto actual:
La Asociación de “Los Padres Maristas” nace con la intención de recristianizar a la Sociedad civil, en medio de un mundo que había perdido el sentido de Dios, que es exactamente lo que hoy está necesitando nuestra sociedad. La obra de Marcelino Champagnat es de ayer y de hoy. Su sensibilidad hacia las necesidades espirituales y educativas, en referencia especial al abandono e ignorancia religiosa sufrida por la juventud, necesariamente ha de ser tenida en cuenta. Los maristas siguen manteniendo vivo su compromiso social a través de una educación responsable.