Escribir sobre San Patricio, es adentrarnos en el mundo mágico de la hagiografía irlandesa, pues la leyenda se entremezcla con la historia, ya que son pocas las noticias que hay sobre la infancia y la juventud de este Santo. Tanto la fecha como el lugar de su nacimiento son difíciles de determinar.

Parece ser que nació hacia finales del siglo IV ¿385? Pero no hay certeza sobre el lugar de su nacimiento. Unos dicen que en Inglaterra, otros que en Escocia y algunos, incluso, afirman que en Francia.

Al llegar a la adolescencia unos piratas le hacen prisionero y lo llevan a Irlanda, donde es vendido como esclavo. Según sus “Confesiones”, escritas por él mismo ya de adulto, pasó ese tiempo cuidando las ovejas de su amo. Este periodo de esclavitud pudo ser el germen de su santidad, pues dice que pasaba los días y parte de las noches rezándole a Dios.

Al fin pudo escapar, cuando ya tendría unos 20 años y en un barco llegó hasta Francia. Allí se refugió en un monasterio cerca de Marmontier, donde estaba San Martín, el que luego sería obispo de Tours, que era pariente suyo. Haciendo vida eremítica pasó en este monasterio casi 30 años. Después fue a Roma para continuar sus estudios en el Colegio de Letrán y luego Germán de Auxerre acabó llevándoselo con él a Inglaterra.

Después de unos años volvió a Roma y entonces el Papa le mandó recibir la consagración como Obispo y le consagró Máximo de Turín en el 432, en presencia del Papa Celestino, que fue quien le impuso el nombre de Patricio y le encomendó la evangelización de Irlanda. Esto sucedió cuando Patricio tenía ya unos 60 años.

En todas las regiones de la isla se puso primero en contacto con los jefes de las tribus, haciendo todo lo posible para convertirles a la fe, o por lo menos conseguir su amistad y su permiso para poder predicar, pero a pesar de esto tuvo muchos problemas con los sacerdotes de los ídolos.

Siempre habló a las gentes de una manera muy sencilla y cercana, poniendo frecuentemente ejemplos tomados de la naturaleza. El más famoso fue el del trébol de tres hojas para explicar el Misterio de la Santísima Trinidad, de ahí que los irlandeses tengan un trébol como símbolo oficial y su distintivo sea el color verde.

San Patricio es Patrón de Irlanda, juntamente con Santa Brígida de Kildare. Dicen que era un hombre sencillo, con un gran espíritu de humildad y pobreza y dueño de un enardecido celo apostólico. Falleció siendo muy anciano, el 17 de marzo entre el 461 y el 493.

Reflexión desde el contexto actual:

A pesar de todas las leyendas y confusiones que existen sobre la vida de este Santo, algo está muy claro que nos puede valer como testimonio: su entrega al ministerio, su tesón por evangelizar, su espíritu humilde y sencillo, en definitiva su gran celo apostólico. ¡Falta hacen en nuestros días “Pastores” como éste!