"Muchos desearían escuchar esto a la Corte Penal Internacional" Putin en el banquillo de los acusados
"Acusado Vladímir Putin, usted queda condenado a dos cadenas perpetuas por cometer crímenes de lesa humanidad contra el pueblo ucraniano"… Muchos desearían escuchar esto
"El presidente ruso ha invadido un país, Ucrania, eso es un crimen de agresión, pero las posibilidades de juzgar al presidente de Rusia y a varios de sus secuaces por la invasión de Ucrania son remotas debido a la complejidad que reviste el delito de agresión, que entró en vigor en la CPI en 2018"
"Putin ha querido en la última etapa de su vida teclearse su propia biografía, y para eso, se ha propuesto ser recordado como el líder que volvió a traer los tambores de una posible Guerra Mundial"
"Putin podrá salir ileso de esta invasión, pero su conciencia será juzgada por una justicia superior, pues, en ese juicio el principal testigo está garantizado: la verdad"
"Putin ha querido en la última etapa de su vida teclearse su propia biografía, y para eso, se ha propuesto ser recordado como el líder que volvió a traer los tambores de una posible Guerra Mundial"
"Putin podrá salir ileso de esta invasión, pero su conciencia será juzgada por una justicia superior, pues, en ese juicio el principal testigo está garantizado: la verdad"
Julio Pernús corresponsal en República Dominicana
“Acusado Vladímir Putin, usted queda condenado a dos cadenas perpetuas por cometer crímenes de lesa humanidad contra el pueblo ucraniano.” No serían pocos los habitantes del planeta que desearían escuchar por la Corte Penal Internacional (CPI) ubicada en La Haya, la sentencia con la que inicio este artículo. El presidente ruso ha invadido un país, Ucrania, eso es un crimen de agresión. Desde hace dos meses ordena lanzar bombas sobre edificios residenciales o cerca de hospitales y escuelas, eso un crimen de guerra. El desplazamiento forzoso de la población ucraniana a causa de la invasión que él ha tomado como empresa personal de su legado, es un crimen contra la humanidad.
En días recientes fue noticia que el Papa Francisco ha pedido reunirse con Putin con la idea de abogar por el fin de la guerra. Es evidente que a estas alturas del campeonato el mundo reconoce que las posibilidades de juzgar al presidente de Rusia y a varios de sus secuaces por la invasión de Ucrania, que según la ONU ha dejado 1.123 víctimas civiles entre muertos y heridos, son remotas; debido a la complejidad que reviste el delito de agresión, que entró en vigor en la CPI en 2018. Sin embargo, ya están activadas las bases – pruebas- para un futuro juicio por crímenes de guerra y de lesa humanidad.
En uno de los diálogos de la película La verdadera historia de la banda de Kelly, el chico le pregunta al personaje principal que interpreta Rusell Crowe: “¿Qué haces?”, éste le responde: “escribo mi historia, cuando un hombre se despide del mundo le queda solo eso - su Historia- y es mejor no dejar que la cuenten otros por ti, porque lo pueden joder todo.” Putin ha querido en la última etapa de su vida teclearse su propia biografía, y para eso, se ha propuesto ser recordado como el líder que volvió a traer los tambores de una posible Guerra Mundial a los oídos de nuestra civilización. De ahí que sea válido el gesto de Francisco, cualquier acción para frenarle debe hacerse, aunque sea mínima, pues sin dudas, salvará vidas.
Como sociedad debimos esperar hasta 1998 para que el Tribunal Penal Internacional fuese creado por el Estatuto de Roma. La tarea de poner de acuerdo a los Estados miembros de las Naciones Unidas fue verdaderamente ardua. El dilema hoy es que las dificultades para conseguir el acuerdo final terminaron por diseñarun tribunal que hace difícil su operatividad y limita mucho su jurisdicción. Así, en primer lugar, el Tribunal Penal Internacional sólo tiene jurisdicción sobre los Estados que han firmado el Estatuto que lo crea, o que, sin ser parte firmante, han aceptado la competencia del Tribunal. Rusia, no por casualidad, se ha retirado con cautela de los documentos firmados, los cuales le representaban una responsabilidad legal ante una preconcebida invasión.
La guerra es ese momento en que la muerte anota la canasta más importante del partido. Ese lugar en que las ideas solo vuelan para devorar el alma de algo que llamamos humanidad. Según el escritor Martín Caparros hubo un verso famoso que hacía de la poesía “un arma cargada de futuro”; Dios no retrocede ante las bombas, una de las claves de la espiritualidad ignaciana es el saber desentrañar el mal para eliminarlo.
Putin podrá salir ileso de esta invasión – pues su poder se ríe de las instituciones del mundo- pero su conciencia será juzgada por una justicia superior, y de ese tribunal no podrán escapar sus actos, pues, en ese juicio el principal testigo está garantizado: la verdad.
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