José Manuel Carvajal, conocido como el Taiger, uno de los reguetoneros cubanos de mayor alcance en la actualidad con su tema “Habla Matador”, fue epicentro de un gran debate mediático hace unas semanas.

Él, asentado en Miami hace unos años, decidió venir de visita a su país y para eso se alojó en uno de los hoteles que está subordinado al conglomerado militar GAESA, lo que provocó un fuerte rechazo por parte de varios medios e influencer del estrecho de la Florida.

El pasado lunes 16 de mayo, el gobierno de Biden anunció el apoyo a un acceso amplio a internet en la isla, así como permitir envíos de remesas a personas que no sean de la familia. "Nos aseguraremos de que las remesas fluyan más libremente hacia el pueblo cubano, sin enriquecer a quienes perpetran abusos contra los derechos humanos", rezaba el comunicado de la Casa Blanca. También se anunció que Estados unidos ampliará el procesamiento de visas y de destinos de viajes a Cuba. Esto incluye viajes educativos, reuniones profesionales e investigación.

Mons. Emilio Aranguren presidente de la Conferencia Episcopal Cubana en una reciente entrevista concedida a Vatican News había planteado que las medidas provenientes del exterior con respecto al enjuiciamiento económico del sistema, son muchas veces limitantes importantes en el desarrollo de la calidad de vida del cubano de a pie. Desde la Iglesia católica históricamente se ha propiciado cualquier mecanismo de diálogo que sirva para acercar a los pueblos de Cuba y Estados Unidos, por eso han existido varias voces dentro del Pueblo de Dios que se han pronunciado a favor de la decisión tomada por el gobierno de la Casa Blanca.

Uno de los grandes temores de las conversaciones en los hogares del país es que esta realidad inflacionaria infernal que vivimos, especializada en producción de pobreza, mate las esperanzas de futuro de todo nuestro pueblo. Y seamos un pueblo cada vez más estéril, con una calidad de vida cada vez menor en todo sentido. Calidad de vida entendida como capacidad de amar, de encuentro, de fraternidad, de solidaridad, y de esperanza, de fe y crecimiento.

El Taiger en una entrevista en el programa el Bafletazo aclaróque su propósito de visita era ver a sus hijas, saludar a sus amigos y vecinos, no llegar a la Isla como un agente de cambio desde el exterior. Las repulsas contra sus palabras, exigiéndole una posición de mayor firmeza contra el gobierno, nos muestran, el poder de un sector que se siente molesto con cualquier accionar alejado del enfrentamiento.

En la introducción de la película Operación Mincemeat el narrador cuenta: “Esta guerra es un desierto de espejos en el que la verdad está protegida por una escolta de mentiras”. Hoy se hace trascendental comprender que la pobreza existencial en Cuba no es fatalidad geográfica ni es algo querido por Dios, más bien es un pecado nacido en el corazón del hombre y se hace necesario favorecer cualquier acción honesta que ayude a eliminarla.

Como cristianos debemos evitar sumergirnos en la oscuridad de un lenguaje gobernado por una polaridad radical. Sin creernos los dueños de un tiempo cambiante que aún no ha existido, debemos ser entusiastas defensores de esas acciones que encienden la felicidad de la familia cubana, aunque sea de forma momentánea. El corazón del pueblo dice el Papa Francisco “es la síntesis de las tensiones de la vida abrazadas por el espíritu, un lugar teológico”. Ninguna teoría, ninguna ideología radical, tiene derecho a partir ese corazón.

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