La Cruz nos lleva a la Gloria de la Resurrección.

DOMINGO QUINTO DE CUARESMA AÑO B. 18. 03.2018.

(Jn. 12, 20-33; Mt. 16,21-27; Mc.8, 34-36; Lc. 9, 22-27).


Ya estamos próximo a la Pascua de Cristo. Que ella sea nuestra propia pascua.
En el Evangelio de hoy día Jesús nos habla de su glorificación:

"Ha llegado la hora en que el Hijo del Hombre va a recibir su gloria".

Pero su anuncio no es triunfalista. Su Evangelio de hoy domingo es más bien cuaresmal:

"En verdad les digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto".

"El que se ama a sí mismo... el que quiere asegurar su vida la perderá (se perderá), pero el que pierda y sacrifique su vida por mí y por el Evangelio, se salvará".

"El que quiere servirme, que me siga, y donde yo esté, allá estará el que me sirve. Si alguien me sirve mi Padre le dará honor (gloria)".

"Porque - les decía - el Hijo del Hombre tiene que sufrir mucho y ser rechazado por las autoridades, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la Ley. Le quitarán la vida y al tercer día resucitará".

"Me siento turbado ahora. ¿Diré acaso: Padre líbrame de esta hora? Pero no. Pues precisamente llegué a esta hora para enfrentar esta angustia.
Padre, ¡da gloria a tu Nombre !
Entonces se oyó una voz que venía del cielo: Yo lo he glorificado y lo volveré a glorificar...
Entonces Jesús hizo esta declaración: ... Ahora es el juicio del mundo; ahora el amo de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo haya sido levantado de la tierra, atraeré a todos a mí.
Jesús daba a entender así de qué modo iba a morir".



Es en este contexto de Pasión, Muerte, Resurrección y Gloria, es que Jesús nos llama, en esta Cuaresma, a seguirlo, a negarnos y a morir como el grano de trigo. Jesús nos llama a ponernos en Él: "Camino" de nuestra propia glorificación y liberación pascual.

La Cuaresma es este "Camino" hacia la liberación de la pascua. Esta liberación se debe dar por nuestros pecados, servidumbres y sus raíces profundas; también se debe dar a causa de la sociedad empecatada. Y esta liberación "pasa" (pascua) por todas las formas de muerte que Jesús nos anuncia, muerte que es la cruz, donde todo egoísmo y todo mal quedan crucificados, para darnos la libertad y la gloria de Jesús.

Nos acercamos a la Semana Santa, y la Pasión y Muerte de Jesús se nos presentan como temas dominantes para nuestra preparación para la Pascua.
En el Evangelio de hoy Jesús no sólo anuncia su Muerte violenta, sino por sobre todo, le da a su muerte su significación integral y total.
Así como la Muerte seguida por la Resurrección es fuente de vida futura y de renovación, también "nuestras muertes" son un camino de nueva vida, como el grano de trigo, que echado en la tierra, muere y produce frutos. Se trata de "nuestras muertes" al egoísmo, orgullo, vanidad, ídolos, en resumen, muerte a una vida guiada sólo por antivalores, tan en boga hoy día. Eso que se ama equivocadamente hoy día debe perderse, debe morir, para que podamos tener la vida eterna.

En esta Cuaresma acompañemos a Jesús en el camino de la cruz, para vivir para siempre, como Él, en la gloria de su Pascua. Este camino nos tritura como el grano de trigo, para convertirnos, "pasando" del egoísmo al amor a Dios y a los hermanos; para "pasar" de esclavos de nosotros mismos a servidores de Dios y de nuestros hermanos.Es una muerte mística. Esta muerte nos glorifica, como glorificó a Jesús.


No puedo olvidar a mis hermanos más pobres. Ellos viven en América Latina, muchas veces sin saber de este camino cuaresmal. Sufren la cruz de pecados sociales que no cometieron, imitando a Jesús, el buen grano de trigo, entregados a la muerte a causa de pecados de otros.
Evangelizar a los pobres es transformar la cuaresma de su vida en un camino de liberación cristiana y de glorificación. Significa también transformar una cruz de resignación y auto compasión, en un signo de compromiso y consecuencia dolorosa de su seguimiento de Cristo:

"y donde yo esté, allá estará el que me sirve. Si alguien me sirve, mi Padre le dará honor".

Y el honor del Padre es un premio: nuestra liberación total.

"La opción preferencial por los pobres tiene como objetivo el anuncio de Cristo Salvador que los iluminará sobre su dignidad, los ayudará en sus esfuerzos de liberación de todas sus carencias y los llevará a la comunión con el Padre y los hermanos, mediante la vivencia de la pobreza evangélica. 'Jesucristo vino a compartir nuestra condición humana con sus sufrimientos, sus dificultades, su muerte. Antes de transformar la existencia cotidiana, Él supo hablar al corazón de los pobres, liberarlos del pecado, abrir sus ojos a un horizonte de luz y colmarlos de alegría y esperanza. Lo mismo hace hoy Jesucristo. Está presente en vuestras Iglesias, en vuestras familias, en vuestros corazones' ".(Puebla 1153).

"Esta opción, exigida por la realidad escandalosa de los desequilibrios económicos en América Latina debe llevar a establecer una convivencia humana digna y fraterna y a construir una sociedad justa y libre". (Puebla 1154).

"El cambio necesario de las estructuras sociales, políticas y económicas injustas no será verdadero y pleno si no va acompañado por el cambio de mentalidad personal y colectiva respecto al ideal de una vida humana digna y feliz que a su vez dispone a la conversión". (Puebla 1155).


Como fuente de humanización y vida, la muerte de Jesús creará un movimiento de fraternidad y reconciliación entre la gente, como opuestos al movimiento pecador de odio, división y explotación. Esta fraternidad, brotando de la muerte de Jesús, es una proyección de reconciliación y comunión hecha entre Dios y el hombre:

"Y cuando yo haya sido levantado de la tierra, atraeré a todos a mí".



Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
































































































































































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