Jesús nos amó primero y nos hace hermanos sin sectarismo y exclusión.
Domingo Sexto de Pascua Año B. 06.05.2018.
Hechos 10,25-26.34-35.44-48; 1 Juan 4,7-10; Juan 15,9-17.
"Cuando Pedro entró, Cornelio, le salió al encuentro y cayó a sus pies con mucho respeto. Pero Pedro lo levantó y le dijo: "Levántate, que también yo soy hombre". (Hechos 10,25.26).
"Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: "Verdaderamente reconozco que Dios no hace diferencia entre las personas, sino que acepta a todo al que lo honra y obra justamente, sea cual sea su raza".(Hechos 10, 34-35).
"Todavía estaba Pedro hablando en esta forma cuando El Espíritu Santo bajó sobre todos los que escuchaban la Palabra. Y los creyentes de origen judío que habían venido con Pedro quedaron atónitos: "¡Cómo! ¡Dios regala y derrama el Espíritu Santo sobre los no judíos! Y era pura verdad: los oían hablar en lenguas y alabar a Dios". (Hechos 10,44-46).
"Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: "¿Quién podrá negar el agua del bautismo a quienes han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros? Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Luego le pidieron que se quedara algunos días con ellos". (Hechos 10,47-48).
No sabemos si Pedro habría vacilado en administrar el bautismo a un hombre no judío como Cornelio. La manifestación del Espíritu Santo lo alentó a hacerlo.
¡Por fin se bautizó a un hombre de otra raza!
Hoy también, en muchas partes, la Iglesia está amenazada de quedar reducida a un grupo social cerrado y, tal vez, anticuado. El Papa y los Obispos nos invitan a dar un paso, a producir un diálogo con todos los hombres. No obstante, parece que sólo la intervención de un ángel podría convencernos de ir a los demás. Esto contraría la voluntad de Dios expresada por el Espíritu Santo en Vaticano II. Esto habría que recordarlo a algunos cristianos de Iglesia, sectarios, porque parece que sólo ellos han recibido el Espíritu Santo, y los demás no. Esto causa en la Iglesia, entre nosotros, divisiones e incomprensiones. En verdad, hay entre nosotros, muchos monopolizadores de el Espíritu. Esto ha llevado a muchos hombres y mujeres de la Iglesia desde el Vaticano II y durante nuestra historia eclesial post conciliar, a luchas religiosas y divisiones con luchas de poder al interior de la Iglesia. Y en esta luchas, divisiones y con "poder" separatista, ignorando y marginando pastoralmente a los que actúan de acuerdo a los cambios del Concilio, en el transcurso del tiempo eclesial, se han presentado actuando y restaurando connotados jerarcas, Nuncio y también un Papa. Han hecho con sectarismo una involución y restauración de la Iglesia con respecto a Vaticano II. Además en América Latina, hasta hoy, se ha pretendido olvidar, en práctica pastoral, la Orientaciones de Medellín y Puebla, dos grandes avances de Conferencias Episcopales, que quisieron poner en práctica, en nuestro continente, el Vaticano II. Incluso no poniendo en práctica: "La Evangelización del mundo contemporáneo":EN.de Paulo VI.
Yo quisiera explicitar, que me parece que ésta es una "causa de fondo de la crisis de la Iglesia". Por supuesto, también es una "causa" la falta del amor a Jesús viviendo en cada uno y en todos nosotros. "No se entiende el cristianismo sin Iglesia". Ni se entiende la Iglesia sin Cristo.
"Si el sarmiento que no está unido a la Vid no puede dar frutos. Sin mí nada podéis hacer".
Sin querer minimizar la importancia de abordar con justicia los pecados o abusos sexuales, que rechazo, de sacerdotes y otros, al interior de la iglesia, los considero una "consecuencia" de la problemática y crisis eclesial expresada como "causa" de fondo. Creo que hay que ir radicalmente a vencer y cambiar aquello que pienso que es "causa" de la crisis.
La Iglesia chilena no es sólo abuso sexual. No es sólo los abusos de Karadima y de otros, ni tampoco es sólo el problema de nombramiento de Obispo Barros y su encubrimiento. La Iglesia de Jesús es mucho más que eso. No puede ser que para el periodismo y para muchos de Iglesia, la visita del Papa en Chile, se haya centralizado en un hablar de los abusos y encubrimientos. Si hasta hoy día Karadima y sus víctimas y el caso Barros parecieran concentrar hoy toda la problemática de la Iglesia chilena. No estoy de acuerdo que se le haya dado tanta tribuna a las tres víctimas. Creo que debe hacerse justicia en sus graves casos, y preocuparse personalmente de cada uno de ellos. Pero no estoy de acuerdo que ellos condenen a la Iglesia en general, y nos "metan a todos en el mismo saco". Tampoco que ellos traten en forma injuriosa y con falta de respeto a nuestros pastores. Se ha dicho en una entrevista que dos Cardenales nuestros son "criminales", "mentirosos", "encubridores" y "maricones", y a reglón seguido, se ha agregado... "y el Papa también". Lo del Papa, lo dijo, uno de ellos, antes o después de la visita papal a Chile en una entrevista con una periodista. Aquí, agrego: Yo amo a la Iglesia Santa y Pecadora (no al pecado).
Que la reunión del Papa con Obispos de Chile, resuelva con justicia, el problema de "consecuencia", que son los abusos, pero insisto y ruego al Espíritu Santo que se haga presente, iluminando a todos a abordar el problema "causal y fundamental", para una recuperación de la "primavera de la Iglesia", con Jesús viviendo en nosotros, dándonos fuerzas para ser una Iglesia Evangelizadora de todo y de todos los hombres sin exlusión ni sectarismo. Esta reunión, podría haberse hecho luego, después de Informe de Mons Scicluna al Papa, y ahí tomar las medidas de cada caso: de las "consecuencias" y de la "causa" de fondo eclesial.
Siguiendo con el alcance al sectarismo, exclusión, división y luchas de poder, quisiera seguir profundizando la reflexión que hacía de los Hechos de los Apóstoles al iniciar este escrito.
En el sectarismo siempre se mezclan cuestiones económicas y políticas, pero el sectarismo eclesial y religioso juega siempre un papel más bien importante. Se podría preguntar por qué en países cristianos como Chile, que ha recibido una enseñanza de que todos somos iguales en dignidad, hermanos entre nosotros, todos igualmente hijos del mismo Padre, se dan formas de clasismo, de separaciones, en fin, por qué en la Iglesia se da acepción de personas. Una de las razones de esto es también la influencia de la cultura:
"La Iglesia al proponer la Buena Nueva , denuncia y corrige la presencia del pecado en las culturas; purifica y exorciza los desvalores. Establece por consiguiente, una crítica de las culturas. Ya que al reverso del anuncio del Reino de Dios es la crítica de las idolatrías, esto es, de los valores erigidos en ídolos o de aquellos valores que, sin serlo, una cultura asume como absolutos. La Iglesia tiene la misión de dar testimonio del "verdadero Dios y del único Señor". (Puebla 405).
"Por lo cual, no puede verse como un atropello, la evangelización que invita a abandonar falsas concepciones de Dios, conductas antinaturales y aberrantes manipulaciones del hombre por el hombre (Cfr. Documento de Trabajo 424 de preparación de Conferencia de Puebla).
La tarea específica de la evangelización consiste en "anunciar a Cristo" Cfr. EN. 53) e invitar a las culturas no a quedar bajo un marco eclesiástico, sino a acoger por la fe el señorío espiritual de Cristo, fuera de cuya verdad y gracia no podrán encontrar su plenitud. De este modo, por la evangelización, la Iglesia busca que las culturas sean renovadas, elevadas y perfeccionadas por la presencia activa del Resucitado, centro de la historia, y de su Espíritu (EN. 18,20,23; GS. 58 d; 61a). (Puebla 406).
En muchos otros aspectos nuestra cultura no tiene criterios cristianos, y requiere ser evangelizada:
"Cristo envió a su Iglesia a anunciar el Evangelio a todos los hombres, a todos los pueblos (Cfr. Mateo 28,19; Marcos 16,15). Puesto que cada hombre nace en el seno de una cultura, la Iglesia busca alcanzar, con su acción evangelizadora, no solamente al individuo sino a la cultura del pueblo (EN.18). Trata de "alcanzar y transformar, con la fuerza del Evangelio, los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación. Podríamos expresar todo esto diciendo : "Lo importante es evangelizar -no de una manera decorativa, como un barniz superficial, sino de una manera vital en profundidad- y hasta sus mismas raíces la cultura y las culturas del hombre". (EN.19-20).
Para superar toda forma de sectarismo y de acepción de personas está la ley divina del amor expresada por Jesús en Evangelio de hoy:
"Yo los he amado a ustedes como el Padre me ama a mí: permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandatos permanecerán en mi amor, así como yo permanezco en el amor del Padre, guardando sus mandatos".
Dios nos amó ante que nosotros lo descubriéramos y lo amáramos a Él.
Si aceptamos el amor gratuito de Dios, nosotros no podemos sino amar a nuestros hermanos y hermanas gratuitamente. El amor fraterno es el amor de Dios trabajando en nuestros corazones.
"Yo les he dicho estas cosas para que en ustedes esté mi alegría, y la alegría de ustedes sea perfecta. Mi mandamiento es éste: Amense unos a otros como yo los he amado. No hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos".
Jesús nos escogió como sus amigos. Para Jesús, la amistad es la suprema expresión del amor.
Ser amigo de Jesús es lo principal en la espiritualidad cristiana. Esta amistad debe dirigirnos a la oración con Él. Y esto porque los amigos deben cultivar su amistad, y con Jesús esto se hace a través de la oración y una verdadera vida sacramental.
La amistad comprende nuestra lealtad y fidelidad. Comprende el compartir. Comprende la capacidad de comenzar nuevamente, indefinidamente con Jesús, en las crisis y desavenencias.
Y también comprende la necesidad mutua. Es cierto que necesitamos de Jesús, pero no podemos olvidar la necesidad que Jesús tiene de nuestra amistad y compromiso de apoyo.
"Ustedes son mis amigos si cumplen lo que les mando. Ya no los llamaré servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Les llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre.
Ustedes no me escogieron a mí. Soy yo quien los escogí a ustedes y los he puesto para que vayan y produzcan fruto y ese fruto permanezca. Y quiero que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, Él se los dé.
Yo les ordeno esto: que se amen unos a otros".
Como ofrenda de amor a Dios, y porque su Espíritu ilumine a su Iglesia chilena, en nuestros Obispos, en reunión próxima con Papa Francisco.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
Hechos 10,25-26.34-35.44-48; 1 Juan 4,7-10; Juan 15,9-17.
"Cuando Pedro entró, Cornelio, le salió al encuentro y cayó a sus pies con mucho respeto. Pero Pedro lo levantó y le dijo: "Levántate, que también yo soy hombre". (Hechos 10,25.26).
"Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: "Verdaderamente reconozco que Dios no hace diferencia entre las personas, sino que acepta a todo al que lo honra y obra justamente, sea cual sea su raza".(Hechos 10, 34-35).
"Todavía estaba Pedro hablando en esta forma cuando El Espíritu Santo bajó sobre todos los que escuchaban la Palabra. Y los creyentes de origen judío que habían venido con Pedro quedaron atónitos: "¡Cómo! ¡Dios regala y derrama el Espíritu Santo sobre los no judíos! Y era pura verdad: los oían hablar en lenguas y alabar a Dios". (Hechos 10,44-46).
"Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: "¿Quién podrá negar el agua del bautismo a quienes han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros? Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Luego le pidieron que se quedara algunos días con ellos". (Hechos 10,47-48).
No sabemos si Pedro habría vacilado en administrar el bautismo a un hombre no judío como Cornelio. La manifestación del Espíritu Santo lo alentó a hacerlo.
¡Por fin se bautizó a un hombre de otra raza!
Hoy también, en muchas partes, la Iglesia está amenazada de quedar reducida a un grupo social cerrado y, tal vez, anticuado. El Papa y los Obispos nos invitan a dar un paso, a producir un diálogo con todos los hombres. No obstante, parece que sólo la intervención de un ángel podría convencernos de ir a los demás. Esto contraría la voluntad de Dios expresada por el Espíritu Santo en Vaticano II. Esto habría que recordarlo a algunos cristianos de Iglesia, sectarios, porque parece que sólo ellos han recibido el Espíritu Santo, y los demás no. Esto causa en la Iglesia, entre nosotros, divisiones e incomprensiones. En verdad, hay entre nosotros, muchos monopolizadores de el Espíritu. Esto ha llevado a muchos hombres y mujeres de la Iglesia desde el Vaticano II y durante nuestra historia eclesial post conciliar, a luchas religiosas y divisiones con luchas de poder al interior de la Iglesia. Y en esta luchas, divisiones y con "poder" separatista, ignorando y marginando pastoralmente a los que actúan de acuerdo a los cambios del Concilio, en el transcurso del tiempo eclesial, se han presentado actuando y restaurando connotados jerarcas, Nuncio y también un Papa. Han hecho con sectarismo una involución y restauración de la Iglesia con respecto a Vaticano II. Además en América Latina, hasta hoy, se ha pretendido olvidar, en práctica pastoral, la Orientaciones de Medellín y Puebla, dos grandes avances de Conferencias Episcopales, que quisieron poner en práctica, en nuestro continente, el Vaticano II. Incluso no poniendo en práctica: "La Evangelización del mundo contemporáneo":EN.de Paulo VI.
Yo quisiera explicitar, que me parece que ésta es una "causa de fondo de la crisis de la Iglesia". Por supuesto, también es una "causa" la falta del amor a Jesús viviendo en cada uno y en todos nosotros. "No se entiende el cristianismo sin Iglesia". Ni se entiende la Iglesia sin Cristo.
"Si el sarmiento que no está unido a la Vid no puede dar frutos. Sin mí nada podéis hacer".
Sin querer minimizar la importancia de abordar con justicia los pecados o abusos sexuales, que rechazo, de sacerdotes y otros, al interior de la iglesia, los considero una "consecuencia" de la problemática y crisis eclesial expresada como "causa" de fondo. Creo que hay que ir radicalmente a vencer y cambiar aquello que pienso que es "causa" de la crisis.
La Iglesia chilena no es sólo abuso sexual. No es sólo los abusos de Karadima y de otros, ni tampoco es sólo el problema de nombramiento de Obispo Barros y su encubrimiento. La Iglesia de Jesús es mucho más que eso. No puede ser que para el periodismo y para muchos de Iglesia, la visita del Papa en Chile, se haya centralizado en un hablar de los abusos y encubrimientos. Si hasta hoy día Karadima y sus víctimas y el caso Barros parecieran concentrar hoy toda la problemática de la Iglesia chilena. No estoy de acuerdo que se le haya dado tanta tribuna a las tres víctimas. Creo que debe hacerse justicia en sus graves casos, y preocuparse personalmente de cada uno de ellos. Pero no estoy de acuerdo que ellos condenen a la Iglesia en general, y nos "metan a todos en el mismo saco". Tampoco que ellos traten en forma injuriosa y con falta de respeto a nuestros pastores. Se ha dicho en una entrevista que dos Cardenales nuestros son "criminales", "mentirosos", "encubridores" y "maricones", y a reglón seguido, se ha agregado... "y el Papa también". Lo del Papa, lo dijo, uno de ellos, antes o después de la visita papal a Chile en una entrevista con una periodista. Aquí, agrego: Yo amo a la Iglesia Santa y Pecadora (no al pecado).
Que la reunión del Papa con Obispos de Chile, resuelva con justicia, el problema de "consecuencia", que son los abusos, pero insisto y ruego al Espíritu Santo que se haga presente, iluminando a todos a abordar el problema "causal y fundamental", para una recuperación de la "primavera de la Iglesia", con Jesús viviendo en nosotros, dándonos fuerzas para ser una Iglesia Evangelizadora de todo y de todos los hombres sin exlusión ni sectarismo. Esta reunión, podría haberse hecho luego, después de Informe de Mons Scicluna al Papa, y ahí tomar las medidas de cada caso: de las "consecuencias" y de la "causa" de fondo eclesial.
Siguiendo con el alcance al sectarismo, exclusión, división y luchas de poder, quisiera seguir profundizando la reflexión que hacía de los Hechos de los Apóstoles al iniciar este escrito.
En el sectarismo siempre se mezclan cuestiones económicas y políticas, pero el sectarismo eclesial y religioso juega siempre un papel más bien importante. Se podría preguntar por qué en países cristianos como Chile, que ha recibido una enseñanza de que todos somos iguales en dignidad, hermanos entre nosotros, todos igualmente hijos del mismo Padre, se dan formas de clasismo, de separaciones, en fin, por qué en la Iglesia se da acepción de personas. Una de las razones de esto es también la influencia de la cultura:
"La Iglesia al proponer la Buena Nueva , denuncia y corrige la presencia del pecado en las culturas; purifica y exorciza los desvalores. Establece por consiguiente, una crítica de las culturas. Ya que al reverso del anuncio del Reino de Dios es la crítica de las idolatrías, esto es, de los valores erigidos en ídolos o de aquellos valores que, sin serlo, una cultura asume como absolutos. La Iglesia tiene la misión de dar testimonio del "verdadero Dios y del único Señor". (Puebla 405).
"Por lo cual, no puede verse como un atropello, la evangelización que invita a abandonar falsas concepciones de Dios, conductas antinaturales y aberrantes manipulaciones del hombre por el hombre (Cfr. Documento de Trabajo 424 de preparación de Conferencia de Puebla).
La tarea específica de la evangelización consiste en "anunciar a Cristo" Cfr. EN. 53) e invitar a las culturas no a quedar bajo un marco eclesiástico, sino a acoger por la fe el señorío espiritual de Cristo, fuera de cuya verdad y gracia no podrán encontrar su plenitud. De este modo, por la evangelización, la Iglesia busca que las culturas sean renovadas, elevadas y perfeccionadas por la presencia activa del Resucitado, centro de la historia, y de su Espíritu (EN. 18,20,23; GS. 58 d; 61a). (Puebla 406).
En muchos otros aspectos nuestra cultura no tiene criterios cristianos, y requiere ser evangelizada:
"Cristo envió a su Iglesia a anunciar el Evangelio a todos los hombres, a todos los pueblos (Cfr. Mateo 28,19; Marcos 16,15). Puesto que cada hombre nace en el seno de una cultura, la Iglesia busca alcanzar, con su acción evangelizadora, no solamente al individuo sino a la cultura del pueblo (EN.18). Trata de "alcanzar y transformar, con la fuerza del Evangelio, los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación. Podríamos expresar todo esto diciendo : "Lo importante es evangelizar -no de una manera decorativa, como un barniz superficial, sino de una manera vital en profundidad- y hasta sus mismas raíces la cultura y las culturas del hombre". (EN.19-20).
Para superar toda forma de sectarismo y de acepción de personas está la ley divina del amor expresada por Jesús en Evangelio de hoy:
"Yo los he amado a ustedes como el Padre me ama a mí: permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandatos permanecerán en mi amor, así como yo permanezco en el amor del Padre, guardando sus mandatos".
Dios nos amó ante que nosotros lo descubriéramos y lo amáramos a Él.
Si aceptamos el amor gratuito de Dios, nosotros no podemos sino amar a nuestros hermanos y hermanas gratuitamente. El amor fraterno es el amor de Dios trabajando en nuestros corazones.
"Yo les he dicho estas cosas para que en ustedes esté mi alegría, y la alegría de ustedes sea perfecta. Mi mandamiento es éste: Amense unos a otros como yo los he amado. No hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos".
Jesús nos escogió como sus amigos. Para Jesús, la amistad es la suprema expresión del amor.
Ser amigo de Jesús es lo principal en la espiritualidad cristiana. Esta amistad debe dirigirnos a la oración con Él. Y esto porque los amigos deben cultivar su amistad, y con Jesús esto se hace a través de la oración y una verdadera vida sacramental.
La amistad comprende nuestra lealtad y fidelidad. Comprende el compartir. Comprende la capacidad de comenzar nuevamente, indefinidamente con Jesús, en las crisis y desavenencias.
Y también comprende la necesidad mutua. Es cierto que necesitamos de Jesús, pero no podemos olvidar la necesidad que Jesús tiene de nuestra amistad y compromiso de apoyo.
"Ustedes son mis amigos si cumplen lo que les mando. Ya no los llamaré servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Les llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre.
Ustedes no me escogieron a mí. Soy yo quien los escogí a ustedes y los he puesto para que vayan y produzcan fruto y ese fruto permanezca. Y quiero que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, Él se los dé.
Yo les ordeno esto: que se amen unos a otros".
Como ofrenda de amor a Dios, y porque su Espíritu ilumine a su Iglesia chilena, en nuestros Obispos, en reunión próxima con Papa Francisco.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+