LA PALABRA SE HIZO CARNE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS.

FIESTA DE NAVIDAD. 25.12.2014.

(Juan 1,1-18).(Lucas 10,25-37).

"Este es el día en que actuó el Señor, Nuestro Dios, sea nuestra alegría y nuestro gozo".
"Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de Él, al declarar: Éste es Aquél del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo.De su plenitud... hemos recibido gracia sobre gracia... la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Dios Hijo único, que está en el seno del Padre".

La Navidad no es sólo un hecho histórico de un Jesús que vino. No es de meros recuerdos un tanto románticos, nostálgicos y con un dejo de cuento celestes y de narraciones parecidas a las historietas y cuentos de hadas. Nó. La Navidad es algo real que sucede hoy entre nosotros, hombres y mujeres de fe. El amor y la misericordia de Dios se encarnan en la Palabra de Dios. Se encarna en Jesús que hoy nace para nosotros porque lo necesitamos con ardor y urgencia.
Cada vez que hay una persona que tiene necesidad, ahí, en ese momento,
Jesús está a la puerta de la vida toda de esa persona y de todo hombre y mujer con hambre y sed de justicia. Se trata de la respuesta de Dios por y para nosotros.


El amor de Dios no permaneció indiferente ante la humanidad caída "a la vera del camino". Jesús es el Buen Samaritano. Él es el que "lo vio y se compadeció. Se le acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó. Después lo puso en el mismo animal que él montaba, lo condujo a un hotel y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al hotelero, diciéndole: Cuídalo. Lo que gastes de más, yo te lo pagaré a mi vuelta". Jesús es el amor comprometido, al revés de aquellos que pasan de largo, no obstante, darse cuenta del problema del hombre necesitado. "Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote, quien al verlo por el otro lado del camino y siguió de largo. Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, tomó el otro lado del camino y pasó de largo". ¡Qué escandalosa actitud! Un hombre religioso y un un hombre encargado de hacer cumplir la ley, ignoraron "al que cayó en manos de bandidos que lo despojaron de todo. Y después de haberlo molido a golpes, se fueron dejándolo medio muerto". Actuaron como muchos hoy día que ignoran al pobre. Los bandidos se parecen a los que hacen saqueos, hiriendo muy profundamente al ser humano y sus familias: son golpes fuertes a sus hermanos que han sido marginados "a la vera del camino". Hay una minoría que saquea y que despoja a muchos chilenos. Y esta minoría, después de los saqueos, se han ido, se han despreocupado, "dejando medio muerto" a muchos chilenos.


"Dios no consideró indigno en hacerse uno de nosotros, en todo igual a nosotros, menos en el pecado". Dios se hizo un Hombre. En Jesús, el Niño, que nace hoy, también, vemos a Dios verdadero y a un verdadero Hombre. Dios, que es el Amor, se sintió urgido: "La Caridad de Cristo nos urge". Y se urge por la humanidad caída por el pecado, y vino a prisa a salvarnos, sin recovecos, ni tampoco cayó en la tentación de irse por otro camino y pasar de largo, sacándole la vuelta al conflicto de la vida de la humanidad caída. Recuerdo, en este momento a mi padre espiritual y confesor, Don Enrique Alvear, próximo santo, que me enseñó que había que asumir los conflictos y no evitarlos. Él decía que asumir los conflictos ya sea personales y coletivos nos hacía crecer y madurar: era un asunto pedagógico para nosotros. Recalcaba, que Cristo asumió el conflicto de la humanidad empecatada, cargando la cruz y poniendo cual buen samaritano, el peso de la humanidad herida y despojada, en su cruz. Muriendo, hizo morir, clavando en su cuerpo mortal, a la humanidad: hombres y mujeres, sus hermanos. Supongo que con Cristo, el Buen Samaritano, vamos ya entendiendo el amor causante del Nacimiento de Jesús.


Cristo se abajó, tomando nuestra condición humana, y urgido por su amor hacia nosotros, se hizo nuestro próximo: se bajó de la cabalgadura, y se acercó, a mí, a usted y a "todo el hombre y a todos los hombres" caídos y despojados. Nos tomó con un amor y ternura inmensa: nos puso sobre su cabalgadura... nos curó de nuestras heridas... nos llevó a la posada (hotel), y ahí, en cuerpo y alma nos atendió y nos cuidó en nuestra herida y oscura noche. Después de nuestra angustiosa "noche", tuvimos un otro día: un "amanecer". Se hizo realidad lo del Salmo 129: "Es esperar al Señor como el centinela o el sereno esperan la aurora". Y se cumple lo de Isaías 21, 11-12: "Centinela, ¿qué ves en la noche? y el centinela respondió: viene la mañana, y después la noche; si ustedes quieren preguntar, pregunten, y vuelvan de nuevo".
Siempre viene la mañana y Jesús llega. Sepamos abrirle la puerta del corazón y crecerá la paz y la reconciliación entre nosotros. Me acuerdo del querido Obispo Don Manuel Larraín y de su lema episcopal:

¡VEN SEÑOR JESÚS!.


Después de cuidarlo toda la noche y habiendo llegado el amanecer, había pasado lo peor. Pero, siempre viendo nuestro bien, porque nosotros somos la humanidad caída, Jesús nos deja en la "posada". Nos entregó al cuidado de la Iglesia. A ella le dio lo necesario para que siguiera cuidándonos. Le entregó los "denarios" al posadero para que los administrara en nuestro cuidado. Jesús cuando vuelva, al final de los tiempos, a la Iglesia le pagará todo el amor y entrega de los "denarios" en favor y en el cuidado nuestro.


Ésta es la verdadera Navidad nuestra, que hoy celebramos, es la fiesta de un amor increíble:hasta el extremo por todos y por cada uno. Amor por nuestras familias, por los barrios y poblaciones, especialmente de los más pobres. Amor por Chile y por todo el mundo. Los invito a todos a hacer un profundo acto de fe, suplicando con humildad:

¡VEN SEÑOR JESÚS!

¿Y cómo yo puedo recibir este amor, cómo yo puedo acoger a un Dios que se abaja para amarme y salvarme, haciéndose un Niño? ¿Cómo si soy un pecador?
No olvidemos que el Señor se llama Jesús, que quiere decir: "El que Salva".
Para recibirlo es necesario tener un corazón y un alma de pobre. En un corazón egoísta, duro, que no se deja amar y que no sabe o no quiere amar de verdad,nunca podrá nacer Jesús en nosotros;no podrá "habitarnos".
Nunca podrá "entrar y cenar con nosotros". Nunca podrá ser nuestro huésped. Abramos nuestro corazón al Niño Dios que se pone a nuestro alcance, haciéndonos niños, porque de los niños es el Reino. Así Cristo llegará a nosotros y a cada uno: a "todo y a todos". Sí. Todo es posible. "Nada es imposible para Dios".
Hoy, por la Liturgia Navideña de la Iglesia, Jesús puede nacer para todos los que tienen un corazón bien dispuesto.¡Hoy es posible una Navidad! Tengamos fe, esperanza y amor y será Navidad. Habrá un nuevo amanecer: "Si no viene por la noche, tal vez venga por la aurora". El centinela de la noche, nos dirá hoy día, ante nuestra noche oscura: "Veo el amanecer". Recomiendo acercarse al sacramento del perdón o reconciliación. Con alma de pobre recibamos a Jesús, abriéndole la puerta de nuestra vida, pidámosle perdón, confesemos nuestras culpas, y el Señor "lento a la ira y pronto y rico en misericordia" nos perdonará en ese sacramento, y será una Navidad.


Pero, no puedo terminar, sin levantar ante ustedes, la condición de pobre del Dios que viene, se encarna y se hace Hombre.¡El Hijo de Dios se hace pobre! Se hace un Hombre pobre. "No hubo un lugar en la posada" para el Nacimiento de Jesús. Nació en una pesebrera. Este Dios hecho Hombre y pobre, hoy abraza y se identifica con los pobres del mundo. Esta profunda realidad de nuestra fe pasa a ser una opción de la Iglesia y de los discípulos de Cristo. Podemos decir, con toda propiedad que Dios optó primero que nosotros por los pobres, haciéndose uno de ellos. Por tanto, no es un capricho oportunista de la Iglesia y de que algunos hombres de Iglesia tengan, en su vida pastoral, una opción preferencial por los pobres, muchas veces haciéndose pobre con ellos. Es una opción pastoral preferencial por los pobres de la Iglesia. Pasa a ser una verdad de nuestra fe. Y todo lo que los discípulos hagan por la liberación y salvación de los pobres es tomado en cuenta por Jesús. Y por eso seremos juzgados al final de los tiempos por Dios. "En verdad les digo que, cuando lo hicieron con algunos de estos más pequeños (pobres), que son mis hermanos, lo hicieron conmigo". Por eso: ¡"Vengan, los bendecidos por mi Padre! Tomen posesión del Reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo".
A ese Cristo, a ese pobre, tenemos que hacerle un "lugar en la posada" del mundo.El Pobre de Chile tiene que tener un "nacimiento".
Las estadísticas nos dicen, que el corazón duro, egoísta y acumulador de riquezas, está haciendo un sistema económico de una economía neoliberal: "capitalismo salvaje" desde el tiempo de la dictadura hasta hoy día.Este sistema globalizado,hecho por hombres fríos,idólatras del dinero, sin amor por Dios y por Cristo en sus hermanos, ha hecho un 80% de pobres en el mundo, que no pueden tener "un lugar en la posada" de la sociedad. Por ese egoísmo del acumular, del crecer, del tener y tener, haciendo un verdadero saqueo, se está impidiendo el "nacimiento", el "amanecer" de unos millones de pobres que piden a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte". (Medellín).

Trabajo en los Campamentos. Ahí no hay una vida digna de seres humanos. Hay todavía 700 Campamentos,más o menos. Puente Alto anteriormente tenía unos 300 mil habitantes. Ahora tiene más de 800 mil. Ahí se está escondiendo la pobreza. Los invito al "pesebre" de Bajos de Mena de Puente Alto. Ahí no hay una vida digna y, por eso, seremos juzgados por Dios.
El camino de un corazón duro y egoísta ante sus hermanos más pobres,
"asaltados y mal heridos a la vera del camino" es el "pecado social". ¡Es un camino al infierno!

Pero un corazón de hermano, justo y solidario, comprometido en un cambio radical de nuestra sociedad, y en favor de la liberación y salvación de los pobres, construyendo civilización del amor, es el camino al cielo. Cielo, que más que lugar, es una situación de amor eterno. Está claro: siempre que amemos a Dios y a los hermanos más pobres, del cual nos hicimos próximos en nuestra vida temporal, permitimos que haya un "nacimiento", un "amanecer", y posteriormente una vida eterna.

No existe amor al prójimo abstracto y en una forma de una sociedad impersonal, sin relaciones fraternas. Hay muchos, que ante la pregunta: ¿quién es mi prójimo? contestan: "todos los seres humanos son mi prójimo". Pues bien, un siete en teoría. ¿Y en la práctica?
Nó.La teoría no es el camino cristiano. Ese no es el Camino,la Verdad y la Vida. El Camino es Cristo. Él se hizo próximo. Se acercó a la humanidad. Se aproximó. Se hizo prójimo. Ya lo hemos visto como fue como Buen Samaritano. Creo, que en medio de tanta desconfianza reinante en Chile, los hermanos se alejan, no se aproximan. Se vive enrrejado en pasajes y condominios.

En esta noche santa, Jesús quiere aproximarse a cada uno y a todos. "Está a la puerta". Abramos nuestra puerta. Recibámoslo. Y será Navidad. Pero Jesús nos manda amarnos. Hay que aproximarse entre nosotros. Tengan la certeza que si lo hacemos, estamos acogiendo al Cristo que hoy viene. Acojan a su hermano: a la esposa, al esposo, al hijo o a la hija; acojan a los padres; acojan al vecino, a cualquier persona, al más pobre, pero de verdad, y con un compromiso de justicia, buscando la liberación integral, la fraternidad, la civilización del amor, construyendo el Reino instaurado por Cristo. Que el saludo de paz de esta Eucaristía sea expresión de un "nacimiento" y de hacerse próximo. Que Dios los bendiga en esta Navidad.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
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