Sin unión con Cristo la Iglesia entra crisis y no fermenta el mundo.
DOMINGO QUINTO DE PASCUA. AÑO B. 29.04.2018
(Juan 15, 1-8)
"Permanezcan en mi, como yo en vosotros".
"Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo,
si no permanece en la vid;
así tampoco ustedes si no permanecen en mí".
"Yo soy la vid;
ustedes los sarmientos.
El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto;
porque separados de mí no pueden hacer nada".
"Si permanecen en mí,
y mis palabras permanecen en ustedes,
pidan lo que quieran
y lo conseguirán".
"La gloria de mi Padre está en que den mucho fruto,´
y así serán mis discípulos".
Jesús habla de estar unidos a Él como el sarmiento lo está con la vid. Y Él agrega con toda claridad:
"Yo soy la vid verdadera.
Ustedes los sarmientos.
El que permanece en mí como yo en él,
ese da mucho fruto".
Estas frases de Jesús, el Señor, quieren decir muchas cosas: que creamos en Él como salvador y liberador del hombre todo y de todos los hombres y, por supuesto, de nuestra Iglesia de todo pecado.
Es decir se trata de la capacidad de la Gracia que trasmite y entrega Jesús a su Iglesia y a cada uno de nosotros con su inmenso amor, para cambiar nuestras vidas, haciéndonos hombres nuevos, que ya no piensan en sí mismo, sino en Dios y en los demás; esa Gracia de Jesús (la Vid) nos hace hijos de Dios y hermano de los hermanos, nos hace Iglesia, produciendo muchos frutos, como sarmientos unidos a la Vid.
Uno de los grandes frutos es que, una fe grande en que Jesús habitando y muy unido a nosotros: su Iglesia, puede, con su poder, siendo nosotros sus instrumentos, cambiar la sociedad, haciéndola fraterna, cambiando sus estructuras de egoísmo y de opresión, en estructuras de libertad, justicia y felicidad.
Esto lo recalco e insisto, porque el afán de riqueza y de poder de unos pocos, hace una grave maldad, dañando a los más pobres e incluso a la clase media. Y esto ciertamente viene sucediendo hace bastante tiempo.
Hace bastante tiempo que vengo diciendo, que en Chile la institucionalidad actual e ilegítima, herencia de dictadura, favorece y enriquece a una minoría y haciendo un "pecado social" que daña gravemente a los más pobres. Una minoría tiene secuestrada a una mayoría. Hay que sanear Chile y recuperar su "alma nacional". Si alguien no toma en cuenta y no cree en lo que he dicho es, porque me parece que no tiene memoria histórica de su patria.
También los de Iglesia de Cristo, unidos a Él, con su Gracia y Fortaleza, y unidos con un pueblo soberano, pueden cambiar las estructuras injustas, dando frutos verdaderos.
Entonces, no se trata sólo de laicos con una unidad intimista, personal e individualista del sarmiento con la vid, de la Iglesia y de cada uno con Cristo. A Cristo no hay que encerrarlo en cada uno, ni en la comunidad ni en la Iglesia, sino que hay que hacerse instrumento social del amor y de la unión vital con Cristo para cambiar radicalmente nuestras situaciones de sociedad actual, dando muchos y buenos frutos, y no sólo frutos hacia dentro de la Iglesia, sino hacia la patria zarandeada por diversos problemas.
El Vaticano II y Paulo VI nos hablaron reiteradamente de Iglesia y Mundo.
'Vamos a Evangelizar el mundo no sólo como maestros, sino también como discípulos', porque en el mundo encontramos a Cristo mismo Encarnado, que nos hace construir una vida mejor, de amor y justicia; de libertad integral y de fraternidad; y de los valores permanentes y sin tranzar.
También, la parábola de la vid y los sarmientos, nos quiere decir que estemos unidos a Cristo, pensándolo de tanto en tanto como se piensa en una persona que queremos mucho. El Padre Hurtado tenía presente a Jesús en su vida, convirtiendo su acción en una verdadera oración: 'Su vivir era Cristo'. Se trata de vivir en Cristo, muy unido a Él y con una vida en Gracia. Como se dice: se trata de vivir en la Gracia de Dios.
Un problema de nuestro mundo actual y de nuestra Iglesia es que hay católicos que no viven en la Gracia de Dios: no están unidos a Cristo. Son cristianos sin Cristo.Se creen de Iglesia sin Cristo. Recordemos al Papa Francisco:"No se entiende un cristianismo sin Iglesia". Y sin Iglesia es estar sin Cristo. El que es de Iglesia es de Cristo. El que no está en unión con Cristo no es verdaderamente de Iglesia y es gestor de una crisis eclesial.
Es importante, ante este problema descrito, insistir en que nos acerquemos a Jesús, concretando el acercamiento y unión con Él por medio de los sacramentos, que debemos recibir con intención de renovar nuestra amistad verdadera con Él.
"Es necesario que toda esta renovación esté orientada por una auténtica teología litúrgica. En ella es importante la teología de los sacramentos. Esto contribuirá a la superación de una mentalidad neo- ritualista". (Puebla 916).
"El Padre por Cristo en el Espíritu santifica a la Iglesia y por ella, al mundo y a su vez, mundo e Iglesia por Cristo en el Espíritu, dan gloria al Padre". (Puebla 917).
"La liturgia, como acción de Cristo y de la Iglesia, es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo (Cfr. SC 7), es cumbre y fuente de la vida eclesial (Cfr. SC 10). Es encuentro con Dios y los hermanos; banquete y sacrificio realizado en la Eucaristía; fiesta de comunión eclesial, en la cual el Señor Jesús, por su misterio pascual, asume y libera al Pueblo de Dios y por él a toda la humanidad cuya historia es convertida en historia salvífica para reconciliar a los hombres entre sí y con Dios. La liturgia es también fuerza en el peregrinar, a fin de llevar a cabo, mediante el compromiso transformador de la vida, la realización plena del Reino, según el plan de Dios". (Puebla 918).
Además agrego, con fervor, que hay muchas personas que piensan que están unidos a Jesús porque de vez en cuando reciben los sacramentos, pero de hecho no lo están tanto. Así lo puso Jesús en la parábola de la higuera.( Lc.13, 1-8) Puede haber una planta viva que no dé fruto; así un cristiano se mide por sus obras y por los frutos que da. Si faltamos al amor o faltamos a la justicia, nos alejamos infaliblemente de Jesús, y nuestro culto es vano. Para creer en Jesús debemos creer en el amor y creer en la justicia, y vale mucho más creer en estas cosas que pronunciar su Nombre. Fuera del amor y de la justicia es imposible que lo encontremos, y aquellos que toman el amor y la justicia como guía, van por el camino que conduce a Él.
Todo cristiano debe estar de acuerdo, en que la amistad con Cristo consiste en no abandonar nunca el compromiso de hacer fraternidad en el mundo y en nuestro país. Este trabajo de la fraternidad debe encabezar toda lucha para salir de la injusticia. Nunca seremos hermanos hasta que, los que se apoderan de aquello que otros tienen necesidad, no comprendan que su deber es compartir sus bienes con todos; en Chile, mientras el Estado no tenga las riquezas básicas en sus manos, para repartir y compartir, según la necesidad de cada hermano, de cada chileno, dando una preferencia de justicia con los más pobres.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
P.S. Este escrito que sea aceptado por Dios como una ofrenda a Él, para que bendiga e ilumine con su Espíritu a mis Obispos y al Papa Francisco, que en este mes entrante se reunirán acerca de nuestra Iglesia chilena.
(Juan 15, 1-8)
"Permanezcan en mi, como yo en vosotros".
"Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo,
si no permanece en la vid;
así tampoco ustedes si no permanecen en mí".
"Yo soy la vid;
ustedes los sarmientos.
El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto;
porque separados de mí no pueden hacer nada".
"Si permanecen en mí,
y mis palabras permanecen en ustedes,
pidan lo que quieran
y lo conseguirán".
"La gloria de mi Padre está en que den mucho fruto,´
y así serán mis discípulos".
Jesús habla de estar unidos a Él como el sarmiento lo está con la vid. Y Él agrega con toda claridad:
"Yo soy la vid verdadera.
Ustedes los sarmientos.
El que permanece en mí como yo en él,
ese da mucho fruto".
Estas frases de Jesús, el Señor, quieren decir muchas cosas: que creamos en Él como salvador y liberador del hombre todo y de todos los hombres y, por supuesto, de nuestra Iglesia de todo pecado.
Es decir se trata de la capacidad de la Gracia que trasmite y entrega Jesús a su Iglesia y a cada uno de nosotros con su inmenso amor, para cambiar nuestras vidas, haciéndonos hombres nuevos, que ya no piensan en sí mismo, sino en Dios y en los demás; esa Gracia de Jesús (la Vid) nos hace hijos de Dios y hermano de los hermanos, nos hace Iglesia, produciendo muchos frutos, como sarmientos unidos a la Vid.
Uno de los grandes frutos es que, una fe grande en que Jesús habitando y muy unido a nosotros: su Iglesia, puede, con su poder, siendo nosotros sus instrumentos, cambiar la sociedad, haciéndola fraterna, cambiando sus estructuras de egoísmo y de opresión, en estructuras de libertad, justicia y felicidad.
Esto lo recalco e insisto, porque el afán de riqueza y de poder de unos pocos, hace una grave maldad, dañando a los más pobres e incluso a la clase media. Y esto ciertamente viene sucediendo hace bastante tiempo.
Hace bastante tiempo que vengo diciendo, que en Chile la institucionalidad actual e ilegítima, herencia de dictadura, favorece y enriquece a una minoría y haciendo un "pecado social" que daña gravemente a los más pobres. Una minoría tiene secuestrada a una mayoría. Hay que sanear Chile y recuperar su "alma nacional". Si alguien no toma en cuenta y no cree en lo que he dicho es, porque me parece que no tiene memoria histórica de su patria.
También los de Iglesia de Cristo, unidos a Él, con su Gracia y Fortaleza, y unidos con un pueblo soberano, pueden cambiar las estructuras injustas, dando frutos verdaderos.
Entonces, no se trata sólo de laicos con una unidad intimista, personal e individualista del sarmiento con la vid, de la Iglesia y de cada uno con Cristo. A Cristo no hay que encerrarlo en cada uno, ni en la comunidad ni en la Iglesia, sino que hay que hacerse instrumento social del amor y de la unión vital con Cristo para cambiar radicalmente nuestras situaciones de sociedad actual, dando muchos y buenos frutos, y no sólo frutos hacia dentro de la Iglesia, sino hacia la patria zarandeada por diversos problemas.
El Vaticano II y Paulo VI nos hablaron reiteradamente de Iglesia y Mundo.
'Vamos a Evangelizar el mundo no sólo como maestros, sino también como discípulos', porque en el mundo encontramos a Cristo mismo Encarnado, que nos hace construir una vida mejor, de amor y justicia; de libertad integral y de fraternidad; y de los valores permanentes y sin tranzar.
También, la parábola de la vid y los sarmientos, nos quiere decir que estemos unidos a Cristo, pensándolo de tanto en tanto como se piensa en una persona que queremos mucho. El Padre Hurtado tenía presente a Jesús en su vida, convirtiendo su acción en una verdadera oración: 'Su vivir era Cristo'. Se trata de vivir en Cristo, muy unido a Él y con una vida en Gracia. Como se dice: se trata de vivir en la Gracia de Dios.
Un problema de nuestro mundo actual y de nuestra Iglesia es que hay católicos que no viven en la Gracia de Dios: no están unidos a Cristo. Son cristianos sin Cristo.Se creen de Iglesia sin Cristo. Recordemos al Papa Francisco:"No se entiende un cristianismo sin Iglesia". Y sin Iglesia es estar sin Cristo. El que es de Iglesia es de Cristo. El que no está en unión con Cristo no es verdaderamente de Iglesia y es gestor de una crisis eclesial.
Es importante, ante este problema descrito, insistir en que nos acerquemos a Jesús, concretando el acercamiento y unión con Él por medio de los sacramentos, que debemos recibir con intención de renovar nuestra amistad verdadera con Él.
"Es necesario que toda esta renovación esté orientada por una auténtica teología litúrgica. En ella es importante la teología de los sacramentos. Esto contribuirá a la superación de una mentalidad neo- ritualista". (Puebla 916).
"El Padre por Cristo en el Espíritu santifica a la Iglesia y por ella, al mundo y a su vez, mundo e Iglesia por Cristo en el Espíritu, dan gloria al Padre". (Puebla 917).
"La liturgia, como acción de Cristo y de la Iglesia, es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo (Cfr. SC 7), es cumbre y fuente de la vida eclesial (Cfr. SC 10). Es encuentro con Dios y los hermanos; banquete y sacrificio realizado en la Eucaristía; fiesta de comunión eclesial, en la cual el Señor Jesús, por su misterio pascual, asume y libera al Pueblo de Dios y por él a toda la humanidad cuya historia es convertida en historia salvífica para reconciliar a los hombres entre sí y con Dios. La liturgia es también fuerza en el peregrinar, a fin de llevar a cabo, mediante el compromiso transformador de la vida, la realización plena del Reino, según el plan de Dios". (Puebla 918).
Además agrego, con fervor, que hay muchas personas que piensan que están unidos a Jesús porque de vez en cuando reciben los sacramentos, pero de hecho no lo están tanto. Así lo puso Jesús en la parábola de la higuera.( Lc.13, 1-8) Puede haber una planta viva que no dé fruto; así un cristiano se mide por sus obras y por los frutos que da. Si faltamos al amor o faltamos a la justicia, nos alejamos infaliblemente de Jesús, y nuestro culto es vano. Para creer en Jesús debemos creer en el amor y creer en la justicia, y vale mucho más creer en estas cosas que pronunciar su Nombre. Fuera del amor y de la justicia es imposible que lo encontremos, y aquellos que toman el amor y la justicia como guía, van por el camino que conduce a Él.
Todo cristiano debe estar de acuerdo, en que la amistad con Cristo consiste en no abandonar nunca el compromiso de hacer fraternidad en el mundo y en nuestro país. Este trabajo de la fraternidad debe encabezar toda lucha para salir de la injusticia. Nunca seremos hermanos hasta que, los que se apoderan de aquello que otros tienen necesidad, no comprendan que su deber es compartir sus bienes con todos; en Chile, mientras el Estado no tenga las riquezas básicas en sus manos, para repartir y compartir, según la necesidad de cada hermano, de cada chileno, dando una preferencia de justicia con los más pobres.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
P.S. Este escrito que sea aceptado por Dios como una ofrenda a Él, para que bendiga e ilumine con su Espíritu a mis Obispos y al Papa Francisco, que en este mes entrante se reunirán acerca de nuestra Iglesia chilena.