El Príncipe de Asturias presidió el Acto Central de Conmemoración del Quincuagésimo Aniversario de ICADE
En sus palabras de felicitación, el Príncipe de Asturias destacó la "enorme" aportación de ICADE al desarrollo empresarial de España y aseguró que la institución es un magnífico ejemplo del alto nivel de formación que ofrece nuestro país. "Vuestro lema "el valor de la excelencia" define muy bien lo que sois y lo que hacéis. ICADE es efectivamente sinónimo de la excelencia, el rigor y el buen hacer que caracteriza a nuestras instituciones universitarias más prestigiosas", afirmó. Don Felipe aprovechó la ocasión para subrayar el papel fundamental que desempeñan las empresas, sus directivos y gestores "en los esfuerzos conjuntos que necesitamos para recuperar pronto el crecimiento y generar el empleo que tanto urge y anhelamos. De ahí el valioso servicio al progreso y bienestar que presta toda universidad que oriente sus metas hacia la formación excelente de nuestros empresarios y a favor de la innovación".
El Ministro llamó la atención en su discurso sobre la capacidad de innovación de ICADE, que fue pionera en impartir simultáneamente estudios de Derecho y de Ciencias Empresariales, y en organizar programas conjuntos con universidades extrajeras. Gabilondo alabó la condición de ICADE y de la universidad como instituciones privadas que han pensado en el bien público y ha reconocido su contribución a la justicia y la cohesión social a través de la enseñanza. Así mismo, afirmó que todas las universidades españolas, sean públicas, privadas o de la Iglesia, forman parte de un proyecto educativo común, que debe fomentar el conocimiento, la ciencia y la investigación con el objetivo de proporcionar "bienestar, equidad y excelencia" para "procurar un mundo más justo y más libre".
En su alocución, el Rector señaló que el objetivo del acto no era otro que recordar y agradecer la aportación de todos los que iniciaron y continuaron el proyecto de ICADE: "La intuición y la inteligencia de quienes la iniciaron, unida a la dedicación y la generosidad de quienes vinieron después, han hecho posible el éxito". El profesor Busto exhortó a los miembros de la comunidad universitaria y a sus antiguos alumnos a mantener las señas de identidad de ICADE y de la universidad en su conjunto: excelencia académica, formación integral, honestidad, lealtad, abnegación, compromiso social y político, conciencia cristiana, cohesión y sentido de pertenencia.
Don Felipe entregó las Medallas del Quincuagésimo Aniversario de ICADE a los jesuitas Antonio Arroyo y José María Díaz Moreno, y a José Ferrandis, históricos profesores y directivos de ICADE, y al Club Empresarial ICADE, un grupo de antiguos alumnos asociado desde hace unos años para apoyar a las nuevas generaciones de ICADE, facilitándoles la inserción en el mundo empresarial. Miguel Ferrandis Torres, hijo del profesor Ferrandis, leyó unas palabras en nombre de los galardonados, quienes aseguraron sentirse honrados por haber participado "en esta aventura que en sólo cincuenta años ha puesto una institución universitaria en lo más alto de la consideración académica y profesional, hasta haber afianzado una auténtica imagen de la marca ICADE, adelantándose a la preocupación por la excelencia que, con buen criterio, se ha convertido en aspiración de la universidad".
La conmemoración se completó con la disertación de Espinosa de los Monteros, quien quiso dejar constancia de la contribución de ICADE al desarrollo y al progreso empresarial del país. Repasó la historia de la institución y de las personas que han formado parte de ella. "ICADE nació con vocación y voluntad de innovación en el mapa universitario español y ha seguido por esta vía acomodándose a las necesidades de cada época", manifestó. Recordó también el conferenciante que el fuerte desarrollo económico de la década de los sesenta requería grandes cantidades de profesionales y directivos formados en las disciplinas económicas, jurídicas y empresariales capaces de liderar la transformación del país, "por eso los pertenecientes a las primeras promociones que terminábamos en la segunda parte de la década de los sesenta tuvimos la fortuna de no tropezar con ninguna dificultad para colocarnos, cosa que ha seguido ocurriendo, casi sin excepción, a los licenciados en las décadas posteriores".