El obispo auxiliar de Roma, clave para la apertura de la Puerta Santa en la cárcel Ambarus: "Queremos hacer de Rebibbia un fermento de acción pastoral"
"Estas personas (los presos) comprenden que hay una conciencia de la Iglesia y del Papa ante todo y es una invitación a toda la Iglesia a encender la luz y salir a su encuentro. Y así se sienten vistos"
"Don Ben", auxiliar de Roma, a quien Francisco quiso a su lado para la apertura de la Puerta Santa de la Iglesia del Padre Nuestro en el Centro penitenciario romano, comenta con emoción la celebración jubila
| Salvatore Cernuzio
(Vatican News).- Don Ben" sonríe, como siempre han llamado todos a monseñor Benoni Ambarus, obispo "rumano-romano", bromea, auxiliar de la diócesis de Roma. Sonríe porque el momento vivido esta mañana en Rebibbia, el Nuevo Complejo penitenciario, donde el Papa abrió la Puerta Santa este 26 de diciembre – la segunda después de la de San Pedro – para el Jubileo de 2025, es "un sueño hecho realidad". El sueño de algunos presos que le confiaron a él, secretario de la Comisión de Migraciones de la CEI y delegado del sector caritativo: "Sí, está bien, está el Jubileo, pero ¿Qué significa para nosotros? ¿Qué cambia para nosotros? ¿Qué tiene de especial para nosotros?”.
Preguntas, peticiones, deseos que Ambarus presentó al Papa, quien decidió hacer un gesto sin precedentes en la historia, abriendo la Puerta Santa en una prisión antes que en las tres Basílicas papales. Rebibbia, por tanto, está a la altura de una Basílica: "catedral del dolor y de la esperanza", la definió el Pontífice en el Ángelus. Y esta mañana, antes de abrir las puertas de bronce de la Iglesia del Padre Nuestro, llamó a monseñor Ambarus para que esté junto a él: "Le pido a Don Ben que venga conmigo para abrir la puerta".
Don Ben, el Papa lo ha querido a su lado para abrir la Puerta Santa
Sí (risas) fue una gran sorpresa y una gran emoción. Damos gracias a Dios... La Iglesia de Roma, todos esperamos ahora tener una atención cada vez mayor para nuestros hermanos detenidos.
¿Cuál es su comentario sobre esta celebración del Papa, esta invitación a aferrarse a la esperanza como ancla, una esperanza que nunca decepciona?
Desde hoy queremos hacer de la Puerta Santa aquí en Rebibbia un fermento de animación pastoral, un fermento de atención, un fermento donde también nuestras comunidades cristianas sepan que pueden renovar y revitalizar la esperanza de nuestros hermanos y hermanas detenidos. Más aún, nosotros también debemos tomar el ejemplo para hacer lo mismo.
¿Qué es lo que más le llamó la atención de la celebración?
El Papa dijo dos cosas muy simples y directas al corazón, de ahí la pragmaticidad del Santo Padre al decir: sólo hace falta lo esencial.
El gesto del Papa de abrir la Puerta Santa en Rebibbia nació de un sueño y de las peticiones de los propios presos que pidieron un signo especial también para ellos en el Jubileo. Entonces un sueño hecho realidad. ¿Qué significa este momento vivido hoy?
Estas personas comprenden que hay una conciencia de la Iglesia y del Papa ante todo y es una invitación a toda la Iglesia a encender la luz y salir a su encuentro. Y así se sienten vistos.
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