El ex número dos del Vaticano aparece como uno de los responsables del encubrimiento de la pederastia Angelo Sodano, el cardenal caído

El anterior secretario de Estado de la Santa Sede, Angelo Sodano, de 82 años, que fue uno de los hombres más poderosos del Vaticano con Juan Pablo II, pasó a un segundo plano al dejar el cargo en 2006, aunque es decano del colegio de cardenales, pero su nombre reaparece cada vez más y nunca por nada bueno. Con él está emergiendo la parte oscura del pontificado de Wojtyla, del que fue 'número dos' durante 14 años y donde personificaba la Curia más palaciega y maquinadora. En realidad, mirando hacia atrás, más que su hoja de servicios, sorprende la simpatía de Sodano por algunos criminales. De Pinochet a Maciel. Lo cuenta Íñigo domínguez en Diario Vasco.

La principal acusación contra el Vaticano en el escándalo de la pederastia es la de haber encubierto a los culpables en las últimas décadas. A medida que se sabe más, Benedicto XVI, entonces prefecto de Doctrina de la Fe desde 1981, sale mejor parado como alguien que intentó abordar de forma inflexible las denuncias, frente a otro sector de la Curia, más poderoso, que optaba por taparlas.

Como dijo amargado Ratzinger en 1995 al verse frenado para actuar en el escándalo del cardenal de Viena, Hermann Groer, «ha ganado la otra parte». Se lo confesó al ahora cardenal Christopher Schönborn, que lo ha revelado para desmentir la supuesta connivencia de Benedicto XVI en los abusos. Pero Schönborn añadió hace una semana que «la otra parte» era capitaneada por Angelo Sodano, en una pelea interna sin precedentes en el Vaticano, por salir a la luz pública. Da la idea de las profundidades que está removiendo la crisis.

Pero la más grave lacra de Sodano es haber sido el protector del mexicano Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, orden ultraconservadora potenciada por Wojtyla, que sin embargo ahora es considerado por la Santa Sede «un delincuente sin escrúpulos». Tras la investigación ordenada por Benedicto XVI resulta que era un pederasta, tenía dos mujeres, tres hijos, mantenía tres identidades distintas y manejaba fondos millonarios. Había denuncias contra él en el Vaticano, pero gracias a Sodano se empantanaban.

El 'National Catholic Reporter', prestigiosa publicación católica estadounidense, ha publicado una demoledora investigación que denuncia cómo Maciel habría comprado su protección en Roma con donaciones a Sodano y otros pesos pesados de la vieja guardia de Juan Pablo II, como su secretario personal, Estanislao Dziwisz, actual arzobispo de Cracovia, y el español Eduardo Martínez Somalo.

La revista asegura que Maciel pagó a Sodano 10.000 dólares por una charla y le organizó el banquete de 200 cubiertos por su nombramiento como cardenal en 1991. Maciel también contrató a un sobrino de Sodano, Andrea, ingeniero, para la construcción de la fastuosa universidad de la orden en Roma. Otra reputada publicación, 'America', de los jesuitas estadounidenses, reaccionó así: «Hay un cardenal cuya cabeza debe rodar, Sodano».

Es un ocaso inesperado para quien mandaba tanto y, por ejemplo, controlaba una buena bolsa de votos en el último cónclave. Pero además arroja sombras sobre el mandato de Juan Pablo II que, de hecho, ya están frenando su beatificación. Sodano, piamontés de buena familia democristiana con un padre diputado, era uno de tantos italianos avispados de la Curia que medran lentamente en Roma.

Empezó en la carrera diplomática y fue nuncio en Chile durante la dictadura de Pinochet. Tenía con él una amistosa relación y fue uno de los artífices de la polémica visita al país de Juan Pablo II en 1987. En ella tuvo lugar la famosa encerrona a Wojtyla, pues le indicaron una puerta tras una cortina y se asomó de repente al balcón con el dictador, donde le esperaban los fotógrafos.

No obstante, algo del carácter opaco y sinuoso de Sodano debió de gustar a Juan Pablo II, que le nombró secretario de Estado en 1991. En 1999 Sodano todavía se acordaba de su amigo Pinochet e intervino en su defensa «por razones humanitarias» cuando fue detenido en Londres. «La Santa Sede está en primera línea cuando se trata de defender los derechos del hombre en cualquier área», alegó cuando se supo.

En 1994 a Sodano le salió un delincuente más cerca, su propio hermano, Alessandro, condenado por corrupción en 'Manos Limpias', y fue aún más sonado en 2008 lo de su sobrino Andrea, el ingeniero. Era socio de Raffaello Follieri, un ejecutivo y 'playboy' estafador que se hacía pasar por hombre del Vaticano en Estados Unidos. Era joven, millonario, amigo de Bill Clinton y su novia era la actriz Anna Hathaway, hasta que le arrestó el FBI y le cayeron cuatro años. Tuvieron una idea curiosa para hacer dinero: comprar a buen precio las propiedades inmobiliarias de las diócesis estadounidenses en bancarrota por el escándalo de la pederastia.

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