Francisco reitera que "el tentador es un mal pagador" Papa: "Me duele cuando encuentro niños que no saben santiguarse. Enseñadles a santiguarse bien"
"Hay personas capaces de rezar a Dios con sinceridad, capaces de escribir de otra manera el destino del hombre"
"La oración es el terraplén, el refugio del hombre ante la ola de maldad que crece en el mundo"
"La oración cultiva parterres de renacimiento en lugares donde el odio del hombre sólo ha podido ampliar el desierto"
"La oración cultiva parterres de renacimiento en lugares donde el odio del hombre sólo ha podido ampliar el desierto"
Audiencia papal de los miércoles. En su catequesis, el Papa Francisco, aborda el tema de la "oración de los justos", esa cadena que cruza los siglos de gente buena y virtuosa, que "escriben de otra manera el destino del hombre". Por eso, Francisco pide a los podres que enseñen a rezar a los niños y a santiguarse bien, porque "eso siempre permanece en sus corazones". Y recuerda que también hay que rezar para que Dios nos salve de nostros mismos y de nuestras pasiones. Y para que no nos deje caer en la tentación, porque "el tentador es siempre un mal pagador"
Salmo 17: “Oye, oh Jehová, una causa justa; está atento a mi clamor.
Escucha mi oración hecha de labios sin engaño.
De tu presencia proceda mi vindicación;
Vean tus ojos la rectitud.
Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche;
Me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste;
He resuelto que mi boca no haga transgresión”
Catequesis del Papa (traducción propia)
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Dediquemos la catequesis de hoy a la oración de los justos.
El plan de Dios para la humanidad es bueno, pero en nuestra vida diaria experimentamos la presencia del mal. Una experiencia diaria. Los primeros capítulos del libro del Génesis describen la expansión progresiva del pecado en los asuntos humanos. Adán y Eva (cf. Gn 3, 1-7) dudan de las intenciones benévolas de Dios, piensan que se trata de una deidad envidiosa que impide su felicidad. De ahí la rebelión: ya no creen en un Creador generoso que desea su felicidad. Su corazón, cediendo a la tentación del Maligno, se ve asediado por delirios de omnipotencia: "Si comemos el fruto del árbol, nos haremos semejantes a Dios" (cf. v. 5). Ésta es la tentación y la ambición que entra en el corazón. Pero la experiencia va en la dirección opuesta: sus ojos se abren y descubren que están desnudos (v. 7), sin nada. No olviden esto: El tentador es un mal pagador.
El mal se vuelve aún más perturbador con la segunda generación humana: es la historia de Caín y Abel (cf. Génesis 4:1-16). Caín tiene envidia de su hermano; aunque es el primogénito, ve a Abel como un rival, uno que socava su primacía. El mal aparece en su corazón y Caín es incapaz de dominarlo. Comienza el mal a entra en el corazón, mirando mal al otro, con sospechas. Y así la historia de la primera fraternidad termina con un asesinato. Pienso hoy en la fraternidad humana: guerras en todas partes.
En el linaje de Caín se desarrollan los oficios y las artes, pero también la violencia, expresada por el siniestro canto de Lamec, que suena como un himno de venganza: "Maté a un hombre por un rasguño mío y a un muchacho por un moretón mío [...] Siete veces se vengará Caín, pero Lamec setenta y siete" (Gn 4, 23-24). Y así el mal se extiende como un incendio forestal, hasta ocupar todo el cuadro: "El Señor vio que la maldad de los hombres era grande en la tierra y que toda intención íntima de sus corazones no era más que maldad, siempre". (Gen 6,5). Los grandes frescos del diluvio universal (cap. 6-7) y la torre de Babel (cap. 11) revelan que es necesario un nuevo comienzo, como una nueva creación, que tendrá su cumplimiento en Cristo.
Sin embargo, en estas primeras páginas de la Biblia, también se escribe otra historia, menos llamativa, mucho más humilde y devota, que representa la redención de la esperanza. Si incluso casi todos se comportan cruelmente, haciendo del odio y la conquista el gran motor de los asuntos humanos. Abel ofrece a Dios un sacrificio de primogénitos. Después de su muerte, Adán y Eva tuvieron un tercer hijo, Set, de quien nació Enos (que significa "mortal"), y se dice: "En aquel tiempo comenzaron a invocar el nombre del Señor" (4:26). Entonces aparece Enoc, un personaje que "camina con Dios" y es secuestrado al cielo (cf. 5:22.24). Y finalmente está la historia de Noé, un hombre justo que "caminó con Dios" (6:9), ante el cual Dios retiene su propósito de borrar a la humanidad (cf. 6:7-8).
Leyendo estas historias, uno tiene la impresión de que la oración es el terraplén, el refugio del hombre ante la ola de maldad que crece en el mundo. Al examinarlo más de cerca, también rezamos para ser salvados por nosotros mismos. Señor, por favor, sálvame de mi mismo, de mis ambiciones y pasiones. Las oraciones de las primeras páginas de la Biblia son hombres que trabajan por la paz: de hecho, la oración, cuando es auténtica, está libre de los instintos de violencia y es una mirada dirigida a Dios, para que vuelva a ocuparse del corazón del hombre. Se lee en el Catecismo: "Esta cualidad de la oración es vivida por una multitud de justos en todas las religiones" (CCC, 2569). La oración cultiva parterres de renacimiento en lugares donde el odio del hombre sólo ha podido ampliar el desierto. Es potente, porque atrae el poder de Dios, que siempre da vida y hace renacer.
Por eso el señorío de Dios pasa por la cadena de estos hombres y mujeres, a menudo incomprendidos o marginados en el mundo. Pero el mundo vive y crece en gracia al poder de Dios que estos siervos de Dios atraen con sus oraciones. Son una cadena nada ruidosa, que rara vez salta a los titulares, y sin embargo es tan importante para restaurar la confianza en el mundo!Recuerdo la historia de un hombre, un jefe de Gobierno importante de hace tiempo. Ateo y no tenía sentido religioso. Pero, de niño, oyó a la abuela que rezaba y le quedó en el corazón. Y en un momento difícil de su vida ese recuerdo le volvió y volvió a rezar con lo que decía la abuela y allí encontró a Jesús...La oración siembra vida. Por eso es tan importante enseñar a los niños a rezar. Me duele cuando encuentro niños que no saben santiguarse. Enseñadles a santiguarse bien. Después, pueden olvidarse, pero eso permanece en el corazón, porque es una semilla de vida.
El camino de Dios en la historia de Dios ha pasado por ellos: ha pasado por un "remanente" de la humanidad que no se conformó con la ley del más fuerte, sino que pidió a Dios que hiciera sus milagros, y sobre todo que transformara nuestro corazón de piedra en un corazón de carne (cf. Ez 36,26). Y eso ayuda a la oración. No hace falta tanta humanidad. Y con la humanidad se reza bien.
Saludo del Papa en español
Queridos hermanos y hermanas: Dedicamos la catequesis de hoy a la oración de los justos. En los primeros capítulos del libro de Génesis, observamos cómo el plan de Dios para la humanidad era bueno; no obstante, la presencia del mal se expandía sin remedio. Adán y Eva dudaron de las buenas intenciones de Dios y cedieron ante el maligno. Ese mal pasó a la segunda generación: Caín sintió envidia de su hermano Abel y lo mató; y así, el mal se fue extendiendo como un incendio que arrasa todo. De ahí, los relatos del diluvio universal y de la torre de Babel en los que se revela una humanidad corrompida y la necesidad de una nueva creación.
Sin embargo, en esas mismas páginas de la Biblia, se escribe otra historia, que es menos notoria, pero que representa la redención de la esperanza a través de personas que se opusieron al mal y rezaban a Dios, siendo capaces de escribir el destino de la humanidad de modo diferente. Vemos, por ejemplo, a Abel que ofreció a Dios un sacrificio de primicias; también, a Noé, un hombre justo que “caminó con Dios” y ante quien Dios cambió su intención de arrasar todo el género humano.
De estos relatos, se constata cómo la oración es vivida por una multitud de justos y el poder de Dios pasa por estos hombres y mujeres que, a menudo, son incomprendidos o marginados por sus contemporáneos. Pero, gracias a la oración de ellos, Dios muestra su misericordia y su bondad al mundo. Su oración trasforma el desierto del odio en un oasis de vida y paz.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española que siguen esta catequesis a través de los medios de comunicación social. Los animo a leer las primeras páginas del libro del Génesis para redescubrir la fuerza que tiene la oración de los “amigos de Dios”, y para hacer nosotros lo mismo.
Invoquemos su Nombre con confianza y elevemos nuestra oración conjunta para que el Señor sane a este mundo de todas sus dolencias, y a nosotros nos haga experimentar la alegría de la salvación.
Que Dios los bendiga.
Saludo en italiano
Saludo a los fieles de habla italiana. Pasado mañana celebraremos la memoria litúrgica del Papa San Pablo VI. El ejemplo de este obispo de Roma, que ha alcanzado las alturas de la santidad, anima a todos a abrazar generosamente los ideales del Evangelio.