La reflexión del cardenal, titulada "Fratelli tutti y la llaga de los desplazados", retoma los pasajes clave del documento, pidiendo "una fraternidad abierta, que permita reconocer, apreciar y amar a cada persona más allá de la proximidad física, más allá del lugar del mundo en el que nació o en el que vive".
Derecho a una vida digna
Según el cardenal Czerny, "toda persona tiene derecho a una vida digna y a un desarrollo integral en su país de origen".
"Esto pone en tela de juicio la responsabilidad de todo el mundo, ya que hay que ayudar a los estados más pobres a desarrollarse. La inversión que necesitan", continúa el purpurado, "no es sólo en el desarrollo económico sostenible, sino también y esencialmente en la lucha contra la pobreza, el hambre, las enfermedades, la degradación del medio ambiente y el cambio climático".
Acoger, proteger, promover e integrar
El Subsecretario de la Sección de Migrantes del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral indica entonces la "respuesta moral" adecuada a todos los que se ven obligados a huir: "se puede resumir en cuatro verbos activos: acoger, proteger, promover e integrar". Pero hay numerosos obstáculos que surgen en el camino de los migrantes y refugiados. Obstáculos nacidos de "una mentalidad xenófoba que no es compatible con el cristianismo".