Presidido por el franciscano Enzo Fortunato, dependerá directamente del Papa Francisco instituye el Comité Pontificio para la Jornada Mundial de los Niños
Al nuevo organismo vaticano, dado a conocer hoy con un quirógrafo, Francisco le asignó la tarea de ocuparse de la animación eclesial y de la organización pastoral del evento anual que concierne a los más pequeños
Tendrá la tarea de coordinar y promover las iniciativas de los comités organizadores nacionales y regionales, así como de colaborar con las oficinas pastorales de las Iglesias locales y de las Conferencias Episcopales
El padre Enzo Fortunato ha sido nombrado presidente
El padre Enzo Fortunato ha sido nombrado presidente
(Vatican News).- Hubo un tiempo en la antigüedad en que los niños, al no ser “todavía hombres”, molestaban a los adultos. Así ocurría también en tiempos de Cristo, con los rabinos, que toleraban mal su presencia, que perturbaba su ministerio de expertos en las cosas de Dios. Sin embargo, cuando llega Jesús, muestra “una enorme simpatía hacia ellos” y “no sólo no le molestan, sino que los propone como modelos de discipulado, ya que ‘a los que son como ellos les pertenece de hecho el reino de Dios’”.
Este es el preámbulo del quirógrafo con el que el Papa ha instituido hoy, 20 de noviembre, el Comité Pontificio para la Jornada Mundial de los Niños, un nuevo organismo vaticano que depende directamente del Pontífice, encargado de “la animación eclesial y la organización pastoral de la Jornada Mundial de los Niños”, como especifica el primer artículo del Estatuto. Para presidir el Comité, el Papa ha nombrado al padre franciscano Enzo Fortunato, hasta ahora coordinador de esta Jornada.
Si el "status social del niño, a lo largo de la historia de la humanidad, ha sido objeto de numerosas reelaboraciones teóricas y prácticas", hoy - se afirma en el quirógrafo - "el ser humano ya como niño es sujeto de derechos inalienables, inviolables y universales". La tutela de los derechos del niño, se reafirma, es "grave responsabilidad de los padres, de la comunidad civil y de la Iglesia", que por su parte la contempla como "deber y primera forma de caridad", pronunciándose con su "autoridad" en favor de los "derechos de los 'no garantizados', como son hoy muchos niños", sobre todo "ante la difusión de la violencia y de los peligros que pisotean la vida y la dignidad de la infancia".
Recordando a Juan Pablo II, que escribió en Redemptor hominis que “el hombre no puede vivir sin amor” a pena de seguir siendo “para sí mismo un ser incomprensible”, Francisco reafirma que “los niños necesitan y tienen derecho” a ser “reconocidos, acogidos y comprendidos por la madre, el padre y la familia, a tener confianza", a estar "rodeados de afecto y gozar de seguridad afectiva, vivan o no con sus padres, a descubrir su propia identidad, a tener “un nombre, una familia y una nacionalidad, respeto y buena reputación, para gozar de seguridad y estabilidad afectiva en sus condiciones de vida y de educación”.
Jornada Mundial de la Infancia: los 5 puntos
En la parte central del quirógrafo, el Papa resume en 5 puntos los objetivos que le han llevado a instituir la Jornada Mundial de la Infancia, que pide que se celebre tanto a nivel de “Iglesia universal” como de “Iglesias particulares”.
Primer punto, el de dar voz a los derechos de los más pequeños poniendo “en el centro de la acción pastoral de la Iglesia la misma atención que Jesús tuvo hacia ellos”. A continuación, la necesidad de “promover una experiencia de Iglesia” a todos los niveles para que la Iglesia cristiana “se convierta cada vez más en una comunidad educativa capaz ante todo de ser evangelizada por la voz de los más pequeños”.
Il #Papa istituisce il Pontificio Comitato per la Giornata mondiale dei bambini. Francesco attribuisce il compito di curare l’organizzazione pastorale dell’evento annuale riguardante i più piccoli. @padrenzo Fortunato nominato presidentehttps://t.co/B2GFGPKFah#VaticanNewsIT
— Vatican News (@vaticannews_it) November 20, 2024
Tercer punto, permitir a la Iglesia universal “revestirse de los sentimientos de los pequeños”, de modo que “se despoje de los 'signos de poder y se ponga el poder de los signos' para convertirse en una casa acogedora y habitable para todos, empezando por los niños”. En cuarto lugar, hacer que los niños conozcan y amen ‘siempre mejor’ a Jesús”, según la herencia de fe y las tradiciones de la Iglesia, y, por último, “poner de relieve, tanto en la preparación catequética como en la celebración, a la Iglesia como madre”.
Una misión a todos los niveles de la Iglesia
El quirógrafo concluye recordando que la constitución del Comité Pontificio para la Jornada Mundial de los Niños tendrá la tarea de coordinar y promover las iniciativas de los comités organizadores nacionales y regionales, así como de colaborar con las oficinas pastorales de las Iglesias locales y de las Conferencias Episcopales "para que la Jornada Mundial de los Niños no se quede en un evento aislado y para que la pastoral para los niños se convierta cada vez más en una prioridad cualificada en términos evangélicos y pedagógicos".