Las reuniones se clasifican por la duración de la audiencia Francisco recibe mañana al presidente argentino Alberto Fernández
La despenalización del aborto que el jefe de Estado pretende que sea efectiva durante 2020 será uno de los temas que enfrentará a ambos, ya que la Iglesia se opone con dureza
Habrá sintonía en el resto de temas sociales y con total seguridad se hablará sobre la situación económica del país y quizá del posible viaje del pontífice a su país
Habrá que esperar al comunicado para saber más detalles. Las únicas pistas del ambiente de la reunión se pueden deducir del tiempo que dure esta
Habrá que esperar al comunicado para saber más detalles. Las únicas pistas del ambiente de la reunión se pueden deducir del tiempo que dure esta
| Cristina Cabrejas
(Cristina Cabrejas. EFE).- Poco se conoce del contenido efectivo de las reuniones del papa Francisco con los Jefes de Estado y de Gobierno, por lo que existen unidades de medidas para interpretar, al menos, si la audiencia ha sido productiva y cordial: los minutos y las sonrisas entre los interlocutores.
Y estos serán los parámetros para analizar la primera audiencia que el viernes concederá el papa Francisco a su compatriota el presidente argentino, Alberto Fernández, y la que será inevitablemente posterior comparación con las reuniones con Mauricio Macri y Cristina Fernández.
El mandatario, que asumió el poder en diciembre pasado tras vencer en las urnas a Macri en plena crisis económica, será recibido por el pontífice a las 11.00 hora local (10.00 GMT) en el palacio apostólico como se hace habitualmente en todas las audiencias oficiales.
Serán los pocos minutos durante la reunión a los que tienen acceso los periodistas, los que servirán a tomar el pulso de la audiencia.
Las reuniones con los anteriores presidentes
En estos días se recuerda que la primera reunión que mantuvieron Francisco y Macri en febrero de 2016 se resolvió en 22 escasos minutos y se destacó la frialdad entre ambos y una cierta tensión. Pocas sonrisas.
La reunión fue tan fría, según los observadores, que pocos meses después, el 15 de octubre del mismo año, Macri regresó al Vaticano y esta vez la conversación privada duró una hora y después durante la presentación de las delegaciones y el intercambio de regalos se notó mayor cordialidad sobre todo por la presencia de toda la familia presidencial.
Pues en esta ocasión estuvo acompañado por su esposa Juliana Awada y la hija de ambos, Antonia, de 5 años, así como por Agustina, de 33, fruto de su primer matrimonio, y de Valentina, primogénita de la esposa del mandatario de una anterior unión.
Aunque siempre muy lejos de la cordialidad que se manifestó en las reuniones que mantuvo con Cristina Fernández.
Con la expresidenta, el que fuera arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio y enfrentado históricamente con Néstor Kirchner, se reunió hasta en cinco ocasiones, dos de ellas en los viajes del pontífice a Latinoamérica.
La primera reunión fue en el Vaticano, el 17 de marzo de 2014, duró más de tres horas e incluso se detuvieron a almorzar; la última, el 7 de junio de 2015, unos meses antes de las elecciones, fue de más de una hora y media.
Y es que las reuniones de Francisco se clasifican por los minutos que pasa con sus interlocutores desde los 57 minutos otorgados a Emmanuel Macron, los 50 minutos pasados con Barack Obama, Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan, a la media hora con Donald Trump.
Pero también se destacaron los 55 minutos con el presidente de Cuba, Raúl Castro, o los 53 con los entonces reyes de España, Juan Carlos y Sofía, y en este caso sin la necesidad de un traductor.
El rígido y rutinario protocolo
El protocolo para este tipo de audiencias es siempre el mismo, el presidente llegará en su vehículo hasta el patio de San Dámaso, donde será recibido por el prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo alemán, Georg Gänswein, y después toda la delegación subirá a la segunda logia del palacio apostólico acompañada por los llamados "gentiluomini", laicos, miembros de familias nobles y que en el pasado recibían este título como premio por servir al pontífice, y serán saludados a su paso por soldados de la Guardia Suiza.
La delegación argentina estará compuesta por la primera dama Fabiola Yáñez, que ya pudo conocer a Francisco hace unos meses en un acto benéfico; el canciller Felipe Solá, la ministra de Justicia, Marcela Losardo, el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, y el portavoz presidencial Juan Pablo Biondi.
Fernández entrará en solitario a la Sala del Tronetto, donde el papa le saldrá a recibir ante un reducido número de periodistas y gráficos.
Ambos pasarán después a la Biblioteca, donde los medios de comunicación verán ya sentados a ambos ante un escritorio y tras algunos segundos la prensa será invitada a salir, se cerrarán las puertas y comenzará la reunión privada. Se pone en marcha el cronómetro.
El sonido de un timbre indicará a los medios de comunicación que ha concluido la reunión y así se podrá calcular el tiempo que ha durado la audiencia.
La prensa podrá volver a acceder a la biblioteca para presenciar la presentación de las delegaciones y el intercambio de regalos. Ambos se acercarán a una pequeña mesa donde se han dispuesto los regalos que intercambiarán e irán explicando de qué se trata.
Este es el momento más distendido, cuando suelen producirse algunas anécdotas y se puede interpretar cómo ha ido la reunión.
Francisco suele entregar a los Jefes de Estado y Gobierno las copias de sus tres escritos principales: las encíclicas Evangelii Gaudium y Laudato Si y la exhortación Amoris Laetitia.
También les regala un medallón de bronce con alguna imagen bíblica que puede hacer referencia a la paz o la lucha contra la pobreza. Otro gesto que suele esconder un mensaje.
Los temas
Sobre el contenido de la reunión, el Vaticano suele publicar poco después un escueto comunicado en el que se destaca siempre el "clima cordial" y a grandes rasgos los argumentos tocados.
Hasta este momento aún no ha sido nombrado el nuevo embajador ante la Santa Sede, que suele formar parte de la delegación, y cuya designación ya ha sido objeto de polémica después de que la prensa argentina difundiera que el posible candidato Luis Bellando había sido rechazado por la Santa Sede.
A lo que el Vaticano respondió en declaraciones a EFE que ni siquiera había comenzado a estudiar la candidatura de Bellando para embajador.
La despenalización del aborto que el jefe de Estado pretende que sea efectiva durante 2020 será uno de los temas que enfrentará a ambos, ya que la Iglesia se opone con dureza.
Mientras que habrá sintonía en el resto de temas sociales y con total seguridad se hablará sobre la situación económica del país y quizá del posible viaje del pontífice a su país.
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