Audiencia del Papa a los miembros del Servicio Misionero Juvenil Francisco: "Necesitamos lugares donde se pueda experimentar la fraternidad"
"Adelante": Francisco se lo dice a los miembros del Servicio Misionero Juvenil, Sermig, presentes en la audiencia en el Vaticano de este sábado 7 de enero
De esta realidad asociativa fundada en Turín en 1964, el Pontífice subraya la actualidad del mensaje vinculado al Arsenal de la Paz, donde los jóvenes pueden experimentar la fraternidad, el diálogo y la acogida que tanto necesita el mundo de hoy
| Adriana Masotti
(Vatican News).- Servicio Misionero a los Jóvenes (Sermig): "Una especie de árbol grande que creció de una semilla pequeña". Así lo definió el Papa al reunirse esta mañana, 7 de enero, con unos 300 de sus miembros en la Sala Clementina, instándoles a proseguir la obra de la paz en un momento de la historia en que "los señores de la guerra obligan a tantos jóvenes a luchar contra sus hermanos".
Al comienzo de la audiencia, el fundador, Ernesto Olivero, dirigió unas palabras de saludo al Papa. Refiriéndose a la pequeña semilla, "así son las realidades del Reino de Dios", dijo Francisco, recordando cómo en los años 60 "surgieron en la Iglesia, a partir del Evangelio, diversas experiencias de servicio y de vida comunitaria" y que muchas de ellas "han crecido tratando de corresponder a los signos de los tiempos".
"Es signo del Evangelio"
De las muchas actividades puestas en marcha por el Sermig, Francisco llamó la atención sobre una que, dice, "en este momento histórico, destaca con extraordinaria fuerza" y con un mensaje "desgraciadamente dramáticamente actual". Es el Arsenal de la Paz, surgido de la transformación del Arsenal Militar de Turín. El Papa advirtió que esta obra "es signo del Evangelio", "fruto del sueño de Dios" y que no son "números los que cuantifican la operación". Y cita las palabras del profeta Isaías:
"Romperán sus espadas y harán de ellas arados, / de sus lanzas harán guadañas; / una nación no alzará más la espada / contra otra nación, / no aprenderán más el arte de la guerra".
"Este es el sueño de Dios: que el Espíritu Santo realiza en la historia a través de su pueblo fiel. Así fue también para ti: gracias a la fe y la buena voluntad de Ernesto, su mujer y el primer grupo del Sermig, se convirtió en el sueño de muchos jóvenes. Un sueño que movió brazos y piernas, animó proyectos, acciones, y se concretó en la conversión de un arsenal de armas en un arsenal de paz", señaló Francisco.
Un lugar para experimentar la fraternidad
El encuentro, el diálogo y la acogida, continuó el papa Francisco, son las armas de la paz que se construyen en el Arsenal que quiere el Sermig, y allí los jóvenes pueden aprender a encontrarse y a dialogar en marcado contraste con lo que se vive en otros lugares.
"La esperanza de la fraternidad"
"Mientras los señores de la guerra obligan a tantos jóvenes a luchar contra sus hermanos y hermanas, necesitamos lugares donde se pueda experimentar la fraternidad. He aquí la palabra: fraternidad. De hecho, el Sermig se llama la 'fraternidad de la esperanza'. Pero también puede decirse lo contrario, es decir, 'la esperanza de la fraternidad'. El sueño que anima los corazones de los amigos del Sermig es la esperanza, la esperanza de un mundo fraterno. Es el 'sueño' que he querido relanzar en la Iglesia y en el mundo a través de la Encíclica Fratelli tutti", incidió el Papa.
Además del Arsenal de la Paz, el Servicio Misionero Juvenil ha creado otros Arsenales en Brasil, en Jordania, en Pecetto Torinese, obras bajo la bandera de la paz, la esperanza, el encuentro y la concordia, realidades todas ellas, observa el Papa, que "sólo puede construir el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios".
Todo hombre y mujer de buena voluntad puede trabajar en los Arsenales de paz, esperanza, encuentro y armonía
"Es Él quien crea la paz, la esperanza, el encuentro, la armonía. Y las obras avanzan si los que trabajan en ellas se dejan trabajar por el Espíritu. Me diréis: ¿y quien no cree y quien no es cristiano? Esto puede parecernos un problema a nosotros, pero desde luego no a Dios. Él, su Espíritu, habla al corazón de quien sabe escuchar. Todo hombre y mujer de buena voluntad puede trabajar en los Arsenales de paz, esperanza, encuentro y armonía", añadió.
El Papa subrayó, sin embargo, que "hace falta alguien cuyo corazón esté firmemente arraigado en el Evangelio", una comunidad que mantenga encendido para todos el fuego traído por Jesús. Por ello, concluye con palabras de agradecimiento por la reunión de hoy y, sobre todo, dice, "por vuestro testimonio y vuestro compromiso". ¡Adelante!".
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