Reforma y continuidad
Sesenta años después de la apertura del Concilio Vaticano II, el Papa recordó el papel que desempeñó Joseph Ratzinger, primero como experto durante los trabajos, y luego como guía de la comunidad eclesial en la realización de aquel acontecimiento fundamental: "Nos ayudó a leer en profundidad los documentos conciliares”, proponiendo una “hermenéutica de la reforma y de la continuidad" y mostrando su función crucial en la "reformulación de la cuestión central de la naturaleza y de la misión de la Iglesia en nuestro tiempo".
Las aportaciones teológicas de Benedicto XVI siguen siendo una referencia actual, "no dirigida al pasado, sino fecunda para el futuro, para la aplicación del Concilio y para el diálogo entre la Iglesia y el mundo de hoy", señaló el Pontífice.
“Estas aportaciones nos ofrecen una sólida base teológica para el camino de la Iglesia: una Iglesia ‘viva’, que él nos enseñó a ver y vivir como comunión, y que está en movimiento –en ‘synodos’– guiada por el Espíritu del Señor, siempre abierta a la misión de anunciar el Evangelio y servir al mundo en el que vive”, añadió.
Pensamiento vivo
Un servicio en los campos más actuales y debatidos: ecología integral, derechos humanos, encuentros entre diferentes culturas. Así lo demuestran los perfiles de las dos personalidades galardonadas con el Premio Ratzinger 2022: el padre Michel Fédou y el profesor Joseph Halevi Horowitz Weiler.
La mirada del primero "no se cierra al pasado". El Obispo de Roma describe al sacerdote como un "maestro de la teología cristiana", un "valiente heredero de la gran teología francesa" que, desde Henri De Lubac hasta las Sources Chrétiennnes, alimentó el Concilio Vaticano II y que, se espera, siga dando frutos.
“El conocimiento de la tradición de la fe alimentó en él un pensamiento vivo, que también supo abordar temas actuales en el ámbito del ecumenismo y las relaciones con otras religiones”, indicó el Papa.
En el signo del diálogo interreligioso
La primera personalidad de religión judía en recibir el Premio Ratzinger, el profesor Weiler, por su parte, investigó, en sintonía con Benedicto XVI, temas que, según el Papa Francisco, son de "importancia sustancial": desde la relación entre la fe y la razón jurídica en el mundo contemporáneo hasta la crisis del positivismo jurídico y los conflictos generados por la extensión ilimitada de los derechos subjetivos; pasando por la "justa comprensión del ejercicio de la libertad religiosa en una cultura que tiende a relegar la religión al ámbito privado".
“El Papa Benedicto siempre ha considerado que estas cuestiones son fundamentales para el diálogo de la fe con la sociedad contemporánea. Y el profesor Weiler no sólo ha realizado estudios en profundidad sobre ellos, sino que también ha adoptado posturas valientes en la búsqueda de consensos sobre los valores fundamentales y la superación de conflictos por el bien común. Que en esto, los creyentes judíos y cristianos puedan encontrarse unidos es un signo de gran esperanza”, manifestó Francisco.
Los dos premiados
Conocido por haber defendido a Italia ante el Tribunal de Justicia de Europa en el caso de los crucifijos en las escuelas, Weiler, nacido en 1951, es doctor honoris causa por la Catholic University of America y enseña Derecho en numerosas universidades e institutos de estudios jurídicos de Estados Unidos, Gran Bretaña y diversas partes del mundo. Ex presidente del Instituto Universitario Europeo de Florencia, ha escrito numerosas obras sobre derecho constitucional, internacional, europeo y de los derechos humanos.
El padre Michel Fédou, jesuita francés, nació en Lyon en 1952. Desde 1987 es profesor de Teología Dogmática y Patrística en el Centro Sèvres de París donde, posteriormente, fue decano de la Facultad de Teología y presidente. Miembro de las juntas directivas de varias asociaciones teológicas y de comisiones para el diálogo ecuménico con luteranos y ortodoxos, es también autor de numerosas obras, especialmente en el campo de la patrística y de la cristología.
26 reconocimientos desde el 2011
El Premio Ratzinger, principal iniciativa de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, instituida en el 2011, se concede anualmente a dos o tres "estudiosos que se hayan distinguido por méritos particulares en la publicación y la investigación científica". Los nombramientos son propuestos al Papa por el Comité Científico de la Fundación, compuesto por cinco miembros de designación pontificia.
Con la edición del 2022, el número total de premiados asciende a 26: las personalidades que han sido reconocidas hasta ahora han sido principalmente estudiosos de Teología Dogmática o Fundamental, de Sagrada Escritura, de Patrología, de Filosofía, y eminentes artistas de la música y de la arquitectura procedentes de 16 países, son sólo católicos, pero también pertenecen a otras confesiones cristianas.
Colaboración
Durante la ceremonia en la Sala Clementina, el papa Francisco alentó la colaboración entre la Fundación Ratzinger y las Fundaciones vaticanas que llevan el nombre del Beato Juan Pablo I y de San Juan Pablo II, para que "la memoria y la vitalidad del mensaje de estos tres Pontífices sean promovidas en unión de propósitos en la comunidad eclesial".