"El Papa Francisco nos está haciendo hacer ejercicios espirituales en la Iglesia” Jean-Miguel Garrigues op: "La pastoral del 'todo o nada' conduce inevitablemente a una 'Iglesia de puros'”
(Antonio Spadaro, sj. en La Civiltà Cattólica).- ¿Iglesia de puros o red que contiene mezclados buenos y malos peces, como dice san Agustín? Esta es la pregunta que llevo en mi mente mientras llegan mis huéspedes: el cardenal Christoph Schönborn y su hermano dominico Jean-Miguel Garrigues. Los recibo en mi despacho en el cual domina el blanco, color característico de los hijos de santo Domingo.
Los dominicos y los jesuitas han sido a menudo descritos juntos, pero en conflicto. La historia es inclemente. Pero es también verdad que hay entre ellos una profunda afinidad, hasta el punto que más de un miembro de sus dos respectivas órdenes, a cierto punto de su vivencia vocacional, se han encontrado ante la opción de escoger entre el camino de san Ignacio y el de santo Domingo. Entre ellos, el mismo papa Francisco.
Durante nuestra conversación sobre la Iglesia, sobre el momento que vivimos, sobre las dificultades y los retos venideros, prevalece un sentimiento de ánimo y de confianza. El cardenal y el profesor manifiestan en su conversación la agudeza incisiva del intelectual y la pasión de la solicitud pastoral. Los dos, de manera diferente, han vivido plenamente estas dos dimensiones. El primero como arzobispo de Viena, el segundo como fundador, con otros hermanos, de fraternidades monásticas en parroquias de las diócesis de Aix-en-Provence y Lyon. El cardenal Schönborn me presenta a su hermano, amigo y condiscípulo, y después me deja hablar con él.
El nombre del P. Jean-Miguel Garrigues, unido a su italiano perfecto, hace presentir une variedad de raíces culturales y geográficas. Nace en Istanbul en 1944 en una familia de diplomáticos españoles. Entra en los dominicos de Francia en 1963. Estudia en Le Saulchoir donde se licencia en Filosofía Teología. Ordenado sacerdote, pasa un año de estudios en la Facultad de Teología Ortodoxa de Tesalónica, e integra la Facultad de Teología del Instituto Católico de Paris donde defiende una tesis de doctorado sobre san Máximo el Confesor. Profesor de teología, ha ejercido diversos cargos. Entre 1989 y 1992, ha colaborado en calidad de experto con el actualmente cardenal Schönborn en la redacción del Catecismo de la Iglesia Católica.
Del 2000 al 2014, ha participado, bajo la dirección de los cardenales dominicos Cottier y Schönborn, al dialogo entre católicos y un grupo de Judíos Mesiánicos. Actualmente enseña teología patrística y dogmática en el Instituto Superior Tomás de Aquino, en la casa de estudios de los dominicos de Toulouse y en el seminario de Ars. Vive pues al lado de la tumba de santo Tomás y da clases en un lugar prestigioso de estudios tomistas. Ha publicado una veintena de libros de dogmática, de patrística, de ecumenismo y de teología de la política. Numerosos son sus artículos en revistas como La Revue Thomiste, La Nouvelle Revue Théologique, Nova et Vetera, Communio. Desde 2005, es miembro corresponsal de la Academia Pontificia de Teología de Roma.
El P. Garrigues profesa de entrada su simpatía por la tradición de los jesuitas: "Tengo una inmensa deuda hacia el P. Henri de Lubac. Lo conocí en Paris en los años setenta, gracias a su amistad con el dominico que dirigía mi tesis de doctorado, el P. Marie-Joseph Le Guillou. Ha sido para mí una inmensa alegría el haber escrito recientemente una larga introducción al volumen de sus obras completas que recoge su correspondencia con Jacques Maritain. Pude conocer también a este último, en Toulouse, durante el último año de su vida. Para mí, ha sido un maestro intelectual y espiritual".
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