Francisco asegura su oración "por las vítimas de a tragedia" del monte Meron El Papa pide un avemaría diaria por Myanmar, "para que sus responsables encuentren el camio de la reconciliación y de la paz"
"Que el ejemplo del beato José Gregorio nos ayude a cuidar de todos los que sufren en el cuerpo y en el alma. Un aplauso al nuevo beato"
"El Señor resucitado los colme de luz y de paz y conforte a las comunidades que viven en situaciones especialmente difíciles. Buena Pascua"
"¿En qué sentido Jesús necesita de nosotros? Él necesita de nuestro testimonio...El fruto que, como sarmientos, debemos dar es el testimonio de nuestra vida cristiana"
"Por sus frutos se reconoce el árbol. Una vida verdaderamente cristiana da testimonio de Cristo"
"¿En qué sentido Jesús necesita de nosotros? Él necesita de nuestro testimonio...El fruto que, como sarmientos, debemos dar es el testimonio de nuestra vida cristiana"
"Por sus frutos se reconoce el árbol. Una vida verdaderamente cristiana da testimonio de Cristo"
En los saludos, tras la catequesis del Regina coeli, el Papa Francisco aseguró su oración a las víctimas de la tragedia del monte Merón en Israel, recordó al nuevo beato venezolano José Gregorio y le pidió que "nos ayude a cuidar a todos los que sufren en cuerpo y alma", al tiempo que hacía una petición especial a todos los católicos: un avemaría en su rosario diario dedicada a pedir por Myammar, "para que sus responsables encuentren el camio de la reconciliación y de la paz".
Catequesis del Papa en el Regina Coeli
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el Evangelio de este quinto domingo de Pascua (Jn 15,1-8), el Señor se presenta como la vid verdadera y habla de nosotros como los sarmientos que no pueden vivir sin permanecer unidos a Él: "Yo soy la vid, ustedes los sarmientos" (v. 5). No hay vid sin sarmientos, y viceversa. Los sarmientos no son autosuficientes, sino que dependen totalmente de la vid, que es la fuente de su existencia.
Jesús insiste en el verbo "permanecer". Lo repite siete veces en el pasaje del Evangelio de hoy. Antes de dejar este mundo e ir al Padre, Jesús quiere asegurar a sus discípulos que pueden seguir unidos a él. Dice: "Permanezcan en mí y yo en ustedes". (v. 4). Este permanecer no es una permanencia pasiva, un "adormecerse" en el Señor, dejándose mecer por la vida. No es esto. El “permanecer en Él” que Jesús nos propone es una permanencia activa, y también recíproco.
¿Por qué? Porque sin la vid los sarmientos no pueden hacer nada,necesitan la savia para crecer y dar fruto; pero también la vid necesita los sarmientos, porque los frutos no brotan del tronco del árbol. Es una necesidad recíproca, es una permanencia recíproca para dar fruto.
En primer lugar, lo necesitamos a Él. El Señor quiere decirnos que antes de la observancia de sus mandamientos, antes de las bienaventuranzas, antes de las obras de misericordia, es necesario estar unidos a Él, permanecer en Él. No podemos ser buenos cristianos si no permanecemos en Jesús. Y, en cambio, con Él lo podemos todo (cf. Flp 4,13).
Pero también Jesús, como la vid con los sarmientos, nos necesita. Tal vez este concepto nos parezca audaz, por lo que debemos preguntarnos: ¿en qué sentido Jesús necesita de nosotros? Él necesita de nuestro testimonio. El fruto que, como sarmientos, debemos dar es el testimonio de nuestra vida cristiana. Después de que Jesús subió al Padre, es tarea de los discípulos seguir anunciando al mundo la buena nueva del Reino con palabras y con obras. Y lo hacen dando testimonio de su amor: el fruto que hay que dar es el amor. Unidos a Cristo, recibimos los dones del Espíritu Santo, y así podemos hacer el bien al prójimo y a la sociedad, a la Iglesia. Por sus frutos se reconoce el árbol. Una vida verdaderamente cristiana da testimonio de Cristo.
¿Cómo podemos lograrlo? Jesús nos dice: "Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá" (v. 7). También eso es audaz. La fecundidad de nuestra vida depende de la oración. Podemos pedir que pensemos como Él, actuar como Él, ver el mundo y las cosas con los ojos de Jesús. Y así, amar a nuestros hermanos y hermanas, empezando por los más pobres y sufrientes, como Él lo hizo, y amarlos con Su corazón y dar en el mundo frutos de bondad, de caridad y de paz.
Encomendémonos a la intercesión de la Virgen María. Ella permaneció siempre unida a Jesús y dio mucho fruto. Que Ella nos ayude a permanecer en Cristo, en su amor, en su palabra, para dar testimonio del Señor resucitado en el mundo.
Saludos después del Regina coeli
“El pasado viernes, en Caracas, fue beatificado José Gregorio Hernández Cisneros, un fiel laico. Era un médico lleno de ciencia y de fe, que supo reconocer en los enfermos el rostro de Cristo y, como bien samaritano, los ha socorrido con caridad evangélica. Que su ejemplo nos ayude a cuidar de todos los que sufren en el cuerpo y en el alma. Un aplauso al nuevo beato.
Mis mejores deseos a nuestros hermanos y hermanas de las Iglesias ortodoxas y de las iglesias católicas orientales y latinas que hoy, según el calendario Juliano, celebran la solemnidad de la Pascua. El Señor resucitado los colme de luz y de paz y conforte a las comunidades que viven en situaciones especialmente difíciles. Buena Pascua
Hemos entrado en el mes de mayo, en el que la piedad popular exprese de tantas maneras la devoción a la Virgen María. Este año, una maratón de oración a través de importantes santuarios marianos, para implorar el fin de la pandemia. Ayer por la tarde, tuvo lugar la primera etapa en la Basílica de San Pedro.
En este contexto, una iniciativa muy querida, la de la Iglesia birmana, que invita a rezar por la paz, reservando para Myanmar una avemaría del rosario diario.
Pidamos a la madre del cielo que hable al corazón de todos los responsables del Myanmar para que encuentren la valentía de recorrer el camino del encuentro y de la reconciliación y de la paz.
Con tristeza expreso mi cercanía a la población de Israel, por el accidente del viernes pasado en el monte Meron, que provocó la muerte de 45 personas y numerosos heridos. Aseguro mi recuerdo en la oración por las vítimas de esta tragedia y por sus familiares.
Mi pensamiento va hoy también a la Asociación Meter, a la que animo a seguir en su empeño en favor de los niños víctimas de la violencia y de la explotación”.
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