Francisco tiene un recuerdo especial para las familias con miembros discapacitados Papa: "Recemos por las familias para que no pierdan la paz en estos momentos y salgan adelante con fortaleza y alegría"
"La gente siente necesidad de salvación. Necesita una guía un pastor. Y se acerca a Jesús porque ve en Él a un pastor. Necesita ser ayudada a caminar en la vida"
"Un padre sabe sufrir en silencio y mirar el tiempo y dejar pasar los momentos duros. Muchas veces la actitud de un padre es hacerse el tonto ante las debilidades de sus hijos"
"El hijo mayor vivía en casa como en un hotel, sin sentir esa paternidad. Tantos huéspedes en la casa de la Iglesia, que se creen dueños”
"El problema: vivir en casa, pero sin sentirse en casa, porque no hay relaciones de paternidad ni de hermandad, sino sólo de compañeros de trabajo"
"El hijo mayor vivía en casa como en un hotel, sin sentir esa paternidad. Tantos huéspedes en la casa de la Iglesia, que se creen dueños”
"El problema: vivir en casa, pero sin sentirse en casa, porque no hay relaciones de paternidad ni de hermandad, sino sólo de compañeros de trabajo"
Es la primera vez en sábado que el Papa celebra públicamente la misa en la Casa Santa Marta. El coronavirus lo ha trastocado todo, pero Francisco no quiere dejar sin esa celebración por streaming, casi íntima y un poco triste, a los fieles. El Santo Padre dedica la misa a las familias "para que no pierdan la paz en esto smomentos difícile sy salgan adelante con fortaleza y alegría". Y especialmente, para las familias con algún miembro discapacitado. En la homilía, glosa la parábola del Hijo pródigo y asegura que el problema de algunos en la Iglesia es que viven en ella, " sin sentirse en casa, porque no hay relaciones de paternidad ni de hermandad, sino sólo de compañeros de trabajo".
Revestido con casulla morada, como hace al tiempo litúrgico, el Papa sale de la sacristía a las 7:00 en punto de la mañana, acompañado solamente por un sacerdote. Con su caminar bamboleante, se inclina ante la Virgen besa el altar y da comienzo a la celebración con una oración especial, que hoy dedica a las familias.
“Seguimos rezando por las personas enfermas por este pandemia. Hoy querría ofrecer esta oración por las familias, que se encuentran con los niños en casa, porque los colegios están cerrados por seguridad y deben gestionar bien una situación difícil. Con paz y con alegría. Pienso en las familias con personas discapacitadas. Los centros de acogida de estas personas están cerrados. Recemos por las familias para que no pierdan la paz en estos momentos y salgan adelante con fortaleza y alegría”.
Las cámaras apenas enfocan a los asistentes, pero se escuchan las voces de unos cuantos presentes, que bien podrían ser los propios sacerdotes que viven en la Casa Santa Marta. En alguna toma salen los tres sacerdotes sentados en la primera fila: Los dos secretarios personales del Papa y el maestro de ceremonias de su capilla privada. Y en el lavatorio de las manos intervienen dos de sus guardaespaldas.
Una monja lee la primera lectura del profeta Miqueas: “Dios tendrá piedad de nosotros...y arrojará todos nuestros pecados al mar”.
Su maestro capilla lee el Evangelio de Lucas: “Se acercaban a él todos los publicanos y pecadores para escucharlos...Los fariseos murmuraban diciendo: acoge a los pecadores y come con ellos. Y él les contó esta parábola”. Y el lector lee con unción la célebre y conocida parábola del hijo pródigo o del Padre misericordioso.
Tras la lectura, el Papa se dirige al ambón, para ofrecer su homilía improvisada:
“Tantas veces hemos escuchado este pasaje del Evangelio. Una parábola que Cristo dice en un contexto especial, cuando los fariseos murmuraban de él y Jesús le responde con esta parábola”
“Los pecadores se acercaban con silencio. Los doctores de la Ley critican y murmuran, intentando cancelar la autoridad que Jesús tenía con la gente. Y le acusan de comer con los pecadores. Es un impuro”
“La gente siente necesidad de salvación. Necesita una guía un pastor. Y se acerca a Jesús porque ve en Él a un pastor. Necesita ser ayudada a caminar en la vida. Los doctores de la Ley se sienten suficientes. Fueron a la Universidad, tienen dos doctorados, conocen todos los casos de la Ley y se sienten suficientes. Y desprecian a la gente y a los pecadores”.
“El hijo le pide la parte de su herencia. El Padre no dice nada. Un padre sabe sufrir en silencio y mirar el tiempo y dejar pasar los momentos duros. Muchas veces la actitud de un padre es hacerse el tonto ante las debilidades de sus hijos. El otro hijo critica al padre: has sido injusto".
"El hijo menor siente la necesidad de comerse el mundo, de irse de la casa, que quizás ve como una prisión. Y siente la suficiencia y la fuerza para pedir al padre su herencia".
“El padre siente dolor, ternura y mucho amor. Y, cuando el hijo vuelve, encuentra al padre que lo espera. Padres que saben esperar el tiempo de los hijos”
“¿Qué siente el hijo mayor? Se indignó, se siente despreciado. Indignarse, muchas veces, es el único modo de sentirse digno".
“Estas son las cosas que se dicen y se sienten en este pasaje. ¿Cuál es el problema? El problema del hijo mayor es que él estaba en casa, pero nunca se dio cuenta de qué significaba vivir en casa. Hacía sus deberes, sus trabajos, pero no mantenía una relación de amor con el padre. Y, por eso, se indignó y no quería entrar. Ésta no es mi casa".
“El Padre le responde: Hijo, tú estás siempre conmigo...Y de esto no se había dado cuenta el Hijo. Vivía en casa como en un hotel, sin sentir esa paternidad. Tantos huéspedes en la casa de la Iglesia, que se creen dueños”
“Interesante que el Padre no le dice nada al hijo que regresa del pecado. Sólo lo abraza, lo besa y hace fiesta. Para entrar en el corazón hay que dejar de tenerlo blindado.
“Un sabio sacerdote anciano, gran confesor, misionero y hablando con un cura joven muy seguro de sí mismo y que creía que tenía valores y derechos en la Iglesia, le dijo: rezo para que el Señor le ponga una cáscara de plátano y lo haga resbalar...Como si dijese, necesita pecar, porque, entonces, necesitará el perdón y encontrará al padre”
“Muchos hoy critican a la gente de Iglesia que se acerca a los necesitados y humildes. Que el Señor nos dé la gracia de comprender cuál es el problema: vivir en casa, pero sin sentirse en casa, porque no hay relaciones de paternidad ni de hermandad, sino sólo de compañeros de trabajo”
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